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¡Macarena, guapa! Los piropos a las vírgenes que dividen a Sevilla
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Fenómeno popular desde el siglo XIX

¡Macarena, guapa! Los piropos a las vírgenes que dividen a Sevilla

Los vítores dedicados a la Virgen de los Dolores del Cerro profundizan en una polémica con tintes de homofobia, ya que suelen ser personas LGTBI quienes los lanzan

Foto: La Virgen de los Dolores del Cerro en las calles de su barrio. (EFE/Raúl Caro)
La Virgen de los Dolores del Cerro en las calles de su barrio. (EFE/Raúl Caro)
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"Esta virgen se pasa por la entrepierna a todas las vírgenes de Sevilla". La frase tiene más de 100 años y se refiere a la Esperanza Macarena. Según el escritor madrileño Eugenio Noel, al improperio le siguió una ovación de los vecinos del barrio de la Macarena. El pasado sábado, los piropos que un grupo de jóvenes le dedicaron a la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila fueron absolutamente respetuosos, pero uno de los costaleros que llevaba el paso, al salir de debajo, les lanzó una reprimenda. "A venir a llamar la atención, no", les espetó. Y con esa frase encendió una polémica que tiene más de un siglo, pero que adquiere nuevos tintes en pleno 2022.

Ya hay incluso nombre para esos grupos de jóvenes, habituales en las salidas procesionales y muchos de ellos del colectivo LGTB. Esto ha generado un debate sobre si en la reacción negativa a estos vítores, amplificada por Twitter e Instagram, es producto de la homofobia. Los llaman 'chillaores' y ya hay publicaciones en redes sociales que instan a los cofrades a terminar con un fenómeno que hunde sus raíces a finales del siglo XIX y que ha tenido varios momentos álgidos a lo largo de las últimas décadas.

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Jesús Romanov, profesor de Historia y escritor sevillano, cita al libro de Eugenio Noel, de 1916, como una de las pruebas documentales de la existencia de este fenómeno. En 1908, Vicente Blasco Ibáñez recoge imágenes similares, también sobre la Esperanza Macarena, aunque hay textos del mismo corte sobre la Esperanza de Triana. A principios del siglo XX tanto Triana como la Macarena eran barrios populares que en Semana Santa casi peregrinaban a la Catedral con sus imágenes "para darles en la cara a la aristocracia del centro". "Sus vírgenes eran las más enjoyadas, la Macarena era la única que tenía una corona de oro entonces", relata Romanov.

Un siglo después, Triana y la Macarena son barrios gentrificados y muchos de los viejos habitantes salieron de los corrales de vecinos camino del extrarradio. Acabaron en barrios como el Polígono de San Pablo, Pino Montano o el Cerro del Águila, donde hoy, defiende Romanov, reverdecen de forma natural las mismas costumbres. En esas tres zonas periféricas de Sevilla hay hoy hermandades de marcado popular que vertebran al barrio, como ocurría en Triana y la Macarena a principios del siglo XX.

placeholder Una colgadura con una fotografía de la Esperanza Macarena en Sevilla. (EFE)
Una colgadura con una fotografía de la Esperanza Macarena en Sevilla. (EFE)

El principal reproche que se les hace ahora a los 'chillaores' es que su fervor es impostado, casi ensayado, y que busca acaparar la atención. Romanov sitúa el inicio del rechazo en los 90 y habla de un cierto "folclore de negro" entre los defensores de un modelo más recatado de la Semana Santa de la capital andaluza. "¿No es igual de impostado gritarle a la virgen que esa apuesta por la sobriedad?", se pregunta este historiador, que recuerda cómo las salidas procesionales se ensayan durante meses y el andar de los pasos se coordina con la música de las bandas en movimientos aplaudidos y que también llaman la atención.

"Si vamos a empezar a poner límites, hay que ponerle límites a todo", apunta Jesús Romanov. Esta idea también ha llegado al debate de las redes sociales, donde se critica el lucimiento de las cuadrillas que llevan los pasos o la imagen habitual de un grupo de costaleros bebiendo en un bar entre relevo y relevo. "La catedral no se cierra, las tabernas tampoco, y la vida de los prostíbulos es más activa que nunca", recogió Eugenio Noel en su crónica sobre la Madrugá de 1916, que demuestra que la Semana Santa y el jolgorio no están reñidos. Aunque el Ayuntamiento de Sevilla haya prohibido la venta de alcohol en la noche del Jueves al Viernes Santo para evitar disturbios como los que se produjeron en el año 2000 o 2017.

Semana Santa y colectivo LGTB

A este debate hay que sumar el que ve en las críticas a los 'chillaores' un ejemplo de homofobia. "Hace 30 o 40 años, si a un homosexual se le mandaba a callar por gritarle a una virgen, se callaba. Ahora no. Esa es la diferencia", explica Jesús Romanov. En el vídeo del costalero del Cerro se ve cómo una de las personas que recibe la reprimenda le responde que sus gritos no son distintos de los de otras señoras. Es su forma de decir que su crítica tiene más que ver con la identidad de quien vitorea que con los vítores en sí.

"Mis tías también le gritan a la Macarena", apunta el escritor sevillano, que asegura que las hermandades siempre han sido "un espacio seguro" para el colectivo LGTB. Sobre las luces y sombras de esta relación abundaron dos jóvenes cineastas en un documental que logró el premio Panorama Andaluz en el Festival Europeo de Cine de Sevilla. Jesús Pascual, director, y Antonio Bonilla, productor, le pusieron '¡Dolores guapa!' a su película, precisamente en referencia a los vítores que, en el Martes Santo de 2019, un grupo de jóvenes lanzó a la virgen del Cerro.

El hilo conductor de la película es el relato de Antonio, un "mariquita" que recuerda su juventud, sus relaciones y culmina con su recuerdo sobre cómo, durante el franquismo, le cantó una saeta a la Macarena en la calle Feria. La historia de Antonio, fallecido recientemente, les sirve a Pascual y Bonilla para ilustrar cómo el colectivo LGTB ha formado parte esencial de la vida de las hermandades, no sin algunos rechazos que todavía sobreviven. Pero también cómo fue su lugar de socialización cuando la aceptación social no era la misma que hay hoy. Solo hay que recordar que Juan Manuel Rodríguez Ojeda, el responsable de renovar la imagen y el estilo de la Semana Santa sevillana a principios del siglo XX, era homosexual.

Foto: Belial Naranjo, Carlos Carvento y José A. Barrera. (Fernando Ruso)

"Cuando se murió Joselito [el Gallo, torero sevillano] no se puso de luto la Giralda, sino la Macarena. La Macarena totaliza la cultura de Sevilla. ¿Qué puede hacer un maricón, sino sumarse?", se pregunta el investigador y escritor Juan Gallego Benot. La tesis de este sevillano es que los miembros del colectivo LGTB que participan de la Semana Santa reciben esa cultura, pero luego "la devuelven de una manera diferente porque no tienen otras herramientas". "No se trata de una apropiación", insiste Gallego Benot, que entiende las reacciones contrarias a estas expresiones de fervor como una reacción de "quienes se consideran dueños de esa cultura, que se han sentido agredidos".

Para este investigador, la "apropiación" de parte de la ciudad de la identidad de la Semana Santa es "peligrosa". "Si la cultura es algo mío y solo mío y de mi grupo, puedo restringir el acceso a los demás", ejemplifica Gallego Benot. Por su parte, Jesús Romanov también detecta riesgos ante la escalada y admite que no sabe cuál puede ser la solución. El historiador recuerda que, en la pasada Cuaresma, la hermandad de la Esperanza de Triana emitió un comunicado para pedir "respeto" después de que la virgen recibiera un piropo malsonante en un traslado. Pero Romanov aleja este fenómeno de los vítores que han generado esta polémica en el Cerro y reclama una mayor "naturalidad" para una expresión popular que demuestra que la Semana Santa sevillana es un fenómeno "vivo" y en constante evolución.

'Vogue' dedicó un reportaje a la forma de vestir de la Esperanza de Triana y Dior se inspiró en los bordados de las vírgenes en su colección de 2022

Esa realidad en movimiento ha provocado, por ejemplo, que algunas hermandades registren a sus imágenes sagradas para evitar su uso sin su permiso. Romanov asegura que el objetivo no es lucrativo, sino un intento por evitar usos irrespetuosos. Eso no es obstáculo para que estas imágenes sean motivo de inspiración en distintos ámbitos artísticos sin que eso sea un problema. En 2020, la revista 'Vogue' dedicó un completo reportaje a la forma de vestir a la Esperanza de Triana y, hace solo unos meses, la casa Dior presentó su última colección crucero en la Plaza de España de Sevilla. Su directora creativa, Maria Grazia Chiuri, contó con artesanos andaluces dedicados a la Semana Santa y visitó a la Macarena, la Esperanza de Triana y la Virgen de las Angustias, de la Hermandad de los Gitanos, para inspirarse.

Eso no ha evitado polémicas por la inclusión de las imágenes marianas en 'collages', prendas de ropa o carteles de partidos políticos. Y sin entrar en una virgen en particular, son reseñables las críticas que recibió Uma Thurman cuando la vistieron de virgen en el Garlochí, un pintoresco bar cofrade de la capital sevillana. Hace unos días, a raíz de la polémica de los 'chillaores', una tuitera recordó que "se copiaban y se siguen copiando los drapeados de las grandes divas para las vestimentas de las vírgenes. "¿Cómo no se va a tratar a la virgen como a una folclórica si es a lo que nos han enseñado?", zanjó.

"Esta virgen se pasa por la entrepierna a todas las vírgenes de Sevilla". La frase tiene más de 100 años y se refiere a la Esperanza Macarena. Según el escritor madrileño Eugenio Noel, al improperio le siguió una ovación de los vecinos del barrio de la Macarena. El pasado sábado, los piropos que un grupo de jóvenes le dedicaron a la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila fueron absolutamente respetuosos, pero uno de los costaleros que llevaba el paso, al salir de debajo, les lanzó una reprimenda. "A venir a llamar la atención, no", les espetó. Y con esa frase encendió una polémica que tiene más de un siglo, pero que adquiere nuevos tintes en pleno 2022.

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