La Semana Santa en Andalucía: cómo vivir un año para siete días
Un pequeño recorrido para conocer los preparativos para la celebración de esta semana en tierras andaluzas y el impacto que tiene a todos los niveles en la región
Andalucía, como muchas otras comunidades, es una tierra de costumbres. La tradición está muy arraigada en la sociedad y se vive de diferentes maneras, porque aunque vayan pasando las generaciones, sus mayores van inculcando las vivencias de aquellos acontecimientos especiales y maneras de hacer las cosas, y si bien la vida va cambiando, va evolucionando y modificando las formas, el hábito persiste. Un ejemplo son las diferentes ferias que hay en cada rincón de esta tierra, así como los carnavales, las cruces de mayo o, con especial énfasis, la Semana Santa. Y es que aunque en cada lugar todos estos eventos se celebren de manera distinta, con su propia idiosincrasia y costumbres, son fechas que se esperan y se preparan con la misma ilusión durante mucho tiempo independientemente del sitio.
Uno de esos momentos, la Semana Santa, regresa a las calles después de un parón de dos años. Para unos es un periodo de descanso, unos días en los que desconectar, estar con la familia, pasar tiempo con los amigos o realizar alguna escapada. Para otros es una época en la que cobra sentido todo lo realizado durante el año. El culmen a una espera que da la vuelta al calendario y que este 2022 se convierte en un desquite tras el largo impasse de la pandemia. Y es que a lo largo y ancho de la geografía española, hay un gran número de personas que viven estos siete días de manera especial, aunque no todo se resume en procesiones, actos religiosos y fe. La Semana Santa engloba muchas más cosas, sobre todo en algunos sitios concretos, como es Andalucía.
La visión que se puede tener de una simple manifestación católica en la calle, en los templos o en la interioridad de las casas de los creyentes es una mirada bastante limitada para lo que realmente significan estos “siete días” a todos los niveles. Y sí, son siete días entre comillas, porque realmente esa semana tiene eco mucho más allá en el tiempo. Aquellos llamados cofrades pueden llegar a entender estas palabras directamente, pero es que para mucha más gente la Semana Santa se vive y espera todo el año.
Impacto socio-económico
Centrándonos puramente en esa semana, quien se diera una vuelta por cualquier calle de la ciudad o pueblo andaluz que quiera, podría observar como no solo se ven personas con instrumentos, túnicas, costales o medallas al cuello, sino que se ve gente abarrotando bares, cafeterías y pubs. Compartiendo momentos festivos, consumiendo en locales y paseando, por lo que se puede intuir cómo afecta a nivel social y económico, fomentando la interacción, aumentando el consumo, llenando los hoteles de turistas y dando una oportunidad que es muy esperada no solo por quien disfruta de los días de descanso, sino también por aquellos que en estos tienen que trabajar. La Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía precisaba este viernes que la previsión que maneja el sector son cifras de ocupación "cercanas a 2019".
En Linares (Jaén), entramos en un local en el que se respira ese ambiente. La decoración de Burladero Linares está repleta de tradición andaluza. Además de las típicas botellas, vasos y demás productos que se encuentran en cualquier pub, vemos vitrinas con cornetas y mantolines de bandas de música, trajes y artículos procesionales, pero también flamencos, como pulseras, pendientes y productos típicos de feria. Jorge Armijo y Encarnación Gámez están tras la barra, donde a sus espaldas se puede ver un busto tallado del cristo de San Gonzalo de Sevilla. Se respira ambiente cofrade, huele a incienso y se escuchan ecos de las conversaciones de los presentes que hablan con ilusión y analizan los momentos que se acercan y que tanto se han esperado durante estos dos últimos años.
Jorge y Encarni explican que esta época es una de las más importantes para su negocio, junto con la Navidad y la feria, por ejemplo. Hay días que el local “se pone a reventar”, como es el caso del Jueves Santo o el Domingo de Resurrección. Es por ello que los dos últimos años, en los que la pandemia ha privado de la celebración de la Semana Santa en la calle, lo han notado especialmente. No obstante, explican que, en general, se están recuperando bien y perciben que esta semana “será muy buena” y merecerá la pena la larga espera.
Pero la Semana Santa no solo afecta a la hostelería. Otros sectores también la viven de manera especial, como una oportunidad para sus negocios que puede arreglar la previsión anual y que supone una gran parte de sus ingresos. Cererías, floristerías, escultores, bordadores y un largo etcétera tienen estas fechas, directa o indirectamente, como una parte fundamental de sus balances económicos.
“Me dedico al diseño cofrade y al bordado en oro, por lo tanto, digamos que me dedico prácticamente en un 100% al arte sacro. Este arte lo están manteniendo las cofradías, por lo que, sin ninguna duda, si no existieran, todo esto hubiera desencadenado en otra cosa y no podríamos trabajar en esto, tendríamos que trabajar en otra cosa”, explica Pedro Palenciano, artista, diseñador y bordador que tiene su taller en Andújar (Jaén).Se siente con el privilegio de ser “una de las personas que tiene una suerte impresionante en la vida, porque me dedico a lo que es mi mayor afición”.
Con este impacto tan grande en su volumen de negocio, Palenciano cuenta que la pandemia ha afectado a su trabajo desde el principio, aunque más bien por los retrasos que han ido acumulando por contagios en el taller y la parada casi completa de la actividad durante el confinamiento, lo que les ha ocasionado problemas para “terminar trabajos, cobrarlos y poder seguir funcionando”. Asegura que, por suerte, en su caso particular ha tenido hasta más encargos. Si bien, explica que “hay compañeros que lo han pasado mal, que han dejado de trabajar o que no han podido entregar las cosas que tenían previstas para estas dos Semanas Santas suspendidas”.
Vivir todo un año para una semana
Si los negocios esperan con ahínco estas fechas, estén o no ambientados o enfocados en su actividad a ellas, ni cabe mencionar cómo lo sienten los meros aficionados, los cofrades. “Lo que ha significado el mundo cofrade en mi vida es el sentimiento de pertenencia a un colectivo desde muy temprana edad. La vida cofrade ha formado parte de mí y de mi familia. Empecé de muy pequeño perteneciendo a las cofradías, saliendo de nazareno y luego con mi banda. Vivir todo un año para una semana, es el sentimiento de pertenencia a tus raíces, a lo que has vivido desde pequeño, a lo que has visto de tus mayores. No es solo el día de la salida procesional, sino que es durante todo el año”, explica Esteban Torres, componente de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Linares (Jaén).
Esa misma idea remarca Antonio Ángel Núñez de Castro, presidente de la Agrupación de Cofradías de Archidona (Málaga): “La Semana Santa, para los que somos cofrades de forma intensa, es una forma de vida. Entonces el resto del año no se para. Estás trabajando un año entero para salir en procesión, para tener lo que es el culto interno y el culto externo, pero luego durante todo el año estás haciendo la vida de hermandad, buscando formas para conseguir ingresos, como pueden ser las casetas en ferias, barras y distintas acciones que se hacen, etcétera. Al final, una cofradía no deja de ser un club social, salvando las distancias y siempre con un trasfondo religioso que es el que nos une a todos”.
Núñez de Castro explica cómo en Archidona, “un pueblo de 8.200 habitantes, pero con muchos tesoros y, sobre todo, una Semana Santa de más de cinco siglos”, las cofradías no solamente se dedican a sus hermanos y sus titulares, sino que llevan a cabo acciones que van “desde destinar una partida del presupuesto a caridad a organizar barras y carreras urbanas benéficas, y, en definitiva, a todo tipo de cosas que, en función de las circunstancias, sugiera una acción extraordinaria dentro del funcionamiento normal de la cofradía. El resto de las actividades no se ciñen solamente a cultos. También hacemos actividades culturales, convivencias, etcétera, porque intentamos afianzar los lazos que nos unen a todos”.
Pero no solo las hermandades y cofradías hacen este tipo de actos, otras formaciones también están implicadas en acciones de ayuda. Antonio Miguel García, director musical de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella de Dos Hermanas (Sevilla), detalla cómo su banda, al igual que muchas otras, también lo hace: “Además de conciertos y salidas procesionales, a nivel social o de caridad, colaboramos, por ejemplo, con el ‘Proyecto Potito’, de nuestra Hermandad de la Estrella, que recauda alimentos y cosas necesarias para los niños más necesitados. Hay varios puntos de recogida dispuestos en el pueblo y uno de ellos es en nuestra banda, donde se pueden llevar todo tipo de productos”.
Incertidumbre por la pandemia
La pandemia del coronavirus ha causado grandes estragos a todos los niveles y la suspensión de los actos en Semana Santa también ha supuesto un gran perjuicio para las ciudades. 'Análisis del impacto económico de la actividad cofrade de la ciudad de Málaga', un estudio realizado por la Cátedra de Estudios Cofrades de la Universidad de Málaga (UMA), que basado en los datos recopilados entre 2017 y 2019, extrae que en una ciudad como la malagueña se llegan a perder cerca de 130 millones de euros con la cancelación de esta festividad religiosa.
“Muchas bandas han sufrido mucho, las hermandades con el tema de cuotas han bajado, pero esto es como todo, hay bandas, cuadrillas de costaleros, hermandades, etc. que se hacen fuertes, porque sus hermanos tienen esas ganas de volver. Pero es verdad que en otras más frágiles, sus hermanos se han despegado”, considera Esteban Torres. Y es que, aun siendo un entorno en el que la mayoría de componentes de bandas procesionales están ahí por pura afición o devoción y no reciben remuneración por su actividad, al igual que en las hermandades, las formaciones en su conjunto sí las perciben para poder hacer frente a los gastos que tienen y que el colectivo pueda sobrevivir año tras año.
El director musical de la Estrella de Dos Hermanas relata la manera en la que su banda ha podido seguir durante estos dos años y las consecuencias del parón: “A nivel económico, nuestras hermandades han colaborado con nosotros aportando un porcentaje de los contratos, lo que nos ha ayudado a subsistir. Porque en estos dos años hemos tenido que seguir haciendo trajes, arreglar instrumentos... Aunque ahora hemos retomado nuestra actividad prácticamente normal en este 2021-2022, hemos arrastrado las dos últimas Semanas Santas sin salir, que son los mayores ingresos que se recaudan y no han estado, lo que ha paralizado algunos proyectos que había pendientes”.
Como relataba Torres, también las hermandades se han visto afectadas en este aspecto por la marcha de hermanos y no poder llevar a cabo algunas actividades recaudatorias. Sin embargo, en Archidona, tal y como explica el presidente de su Agrupación de Cofradías, no han salido demasiado mal paradas. “Hemos dejado de percibir ingresos, pero también hemos dejado de hacer gasto, entonces, más o menos, se ha compensado un poco. Las cofradías han continuado con proyectos, haciendo estrenos, se ha enriquecido el patrimonio y han seguido para adelante”.
“Una vez que esta Semana Santa sea una realidad, espero que esa gente vuelva”
Pero no solo en lo monetario ha habido perjuicio, sino que en muchas formaciones este impasse ha hecho que muchas personas hayan perdido la rutina cofrade, acostumbrándose a una vida sin ella hasta llegar a dejarlo. “Han vivido otras cosas que no son la Semana Santa. Estar en casa, no ir a ensayar, y eso ha hecho que mucha gente se enfríe”, afirma Esteban, el cual tiene la esperanza de que “una vez que esta Semana Santa sea una realidad, esa gente vuelva”. Y es que desde su banda, la Pasión de Linares, encara este regreso “de una forma muy especial. Con muchos nervios y algunas inseguridades por estos dos años en los que no hemos podido hacer la actividad por la que trabajamos todo el año. Y también muy especialmente por todas esas personas que, por desgracia, no podrán vivir su cofradía en la calle”.
Llegados a este punto, y habiendo recorrido por encima el mundo cofrade, su impacto e importancia en Andalucía, el periodista que escribe no puede evitar incluir unas cuantas frases a nivel personal. Más de media vida ligado a la música procesional hace que sea inevitable contarles cómo este 'mundillo' ha forjado relaciones que van más allá de la pura afición compartida. La Semana Santa engloba mucho más, porque aunque usted, querido lector, pueda no ser creyente o no tener fe religiosa, seguro que sí la tiene en otros aspectos. Fe en la amistad, en la familia, incluso en el amor, y todo ello, para los cofrades, casi en un 100%, termina encontrándose aquí. Así que no importa el tipo de devoción que tenga, porque si está dotado de ella, podrá acercarse a entender lo que significa la Semana Santa para los que la sienten así, para aquellos que viven un año para siete días.
Andalucía, como muchas otras comunidades, es una tierra de costumbres. La tradición está muy arraigada en la sociedad y se vive de diferentes maneras, porque aunque vayan pasando las generaciones, sus mayores van inculcando las vivencias de aquellos acontecimientos especiales y maneras de hacer las cosas, y si bien la vida va cambiando, va evolucionando y modificando las formas, el hábito persiste. Un ejemplo son las diferentes ferias que hay en cada rincón de esta tierra, así como los carnavales, las cruces de mayo o, con especial énfasis, la Semana Santa. Y es que aunque en cada lugar todos estos eventos se celebren de manera distinta, con su propia idiosincrasia y costumbres, son fechas que se esperan y se preparan con la misma ilusión durante mucho tiempo independientemente del sitio.