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"¿Gibraltar español? ¡Mira a un lado de la frontera y al otro!": la 'queen' ha muerto, viva el 'king'
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"¿Gibraltar español? ¡Mira a un lado de la frontera y al otro!": la 'queen' ha muerto, viva el 'king'

La colonia británica proclama hoy domingo a Carlos III como nuevo Rey con el luto a Isabel II presente incluso en el lado español

Foto: Ciudadanos de Gibraltar muestran sus condolencias por la muerte de Isabel II. (EFE/Carrasco Ragel)
Ciudadanos de Gibraltar muestran sus condolencias por la muerte de Isabel II. (EFE/Carrasco Ragel)

Miguel, de 42 años, cruza la verja hacia el lado español a primera hora de la mañana. Residente en San Roque —municipio fundado por los españoles exiliados del Peñón—, vuelve a casa tras barrer las calles de Gibraltar durante el turno de noche. "¿Ves eso? ¡Eso es una falta de respeto!", exclama, señalando a la bandera española. "Debería estar a media asta, por respeto a la reina. Ellos tuvieron gestos en nuestras tragedias, por ejemplo en los atentados del 11-M".

El luto por la muerte de Isabel II atraviesa la colonia británica y está presente en el lado español, también institucionalmente. El Gobierno de la Junta decretó un día de luto oficial en toda Andalucía, una medida criticada por excesiva a izquierda y derecha, pero aceptada e incluso aplaudida en el entorno del Peñón.

placeholder Una mujer firma en el libro de condolencias por Isabel II. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Una mujer firma en el libro de condolencias por Isabel II. (Reuters/Marcelo del Pozo)

"Pues claro que está bien, por respeto a ellos —los gibraltareños—. Aunque es verdad que ellos no lo hubieran hecho…", opina Josefa, residente en La Línea de la Concepción, camino de su trabajo en un hotel flotante —montado en un barco atracado, otra forma de ganar terreno donde no lo hay—. Aplaude la labor de la reina y acompaña en el sentimiento a los vecinos de Gibraltar, donde su padre trabajó durante más de 40 años y a los que, dice, les debe mucho: "Yo no hubiera conseguido un trabajo a los 62 años si no fuera por Gibraltar".

Es sábado, jornada festiva en la colonia británica por el Día de la Fiesta Nacional, y el tránsito en la frontera es mínimo. Por aquí pasan cada día unos 11.000 trabajadores transfronterizos que atraviesan la valla desde territorio español. Hoy solo se ven empleados de fin de semana: operarios, camareros o limpiadoras, algunos de los trabajos más habituales para los españoles.

Son puestos precarios en la escala salarial del país, pero se sienten privilegiados. La Línea, último municipio español antes de pasar la barrera, registra un paro por encima del 32% que contrasta con el pleno empleo registrado cincuenta metros más allá. Gibraltar es el tercer territorio del mundo con mayor renta per cápita y genera el 15% del PIB de la comarca, mientras la influencia del narcotráfico, las dificultades en los barrios desfavorecidos y la pobreza marcan el día a día de La Línea.

Foto: Unas vecinas esperan para firmar el libro de condolencias en Gibraltar tras la muerte de la reina Isabel II. (Reuters/Marcelo del Pozo)

La comparación a un lado y otro de la valla hace inviable que Vox, que evitó mensajes de pésame, cargase contra el PP por decretar un día de luto y reivindicase que la proclama de Gibraltar español sea tomada en serio entre los trabajadores que cruzan la frontera. "Si Gibraltar pasara a ser español, en La Línea habría mucha gente que lo rechazaría", dice María, trabajadora de un hotel. "No hay más que mirar lo que hay en un lado de la frontera y en otro", añade Sara, de 22 años, camarera linense que complementa su sueldo limpiando casas gibraltareñas. "Esto", dice, señalando al Peñón, "es lo que nos mantiene".

24 horas de transición

Ya en el lado británico, Gibraltar vive a medio gas el día en el que se conmemora la celebración del primer referéndum de soberanía. Se han suspendido todas las celebraciones oficiales tras el fallecimiento de la reina y en Casemates Square, una de las plazas más concurridas, una gran pantalla retransmite la proclamación de Carlos III como Rey del Reino Unido. También los 21 cañonazos de pólvora en honor al nuevo monarca, recibidos con aplausos.

Centenares de gibraltareños salen a la calle con los colores rojo y blanco, como es tradición cada National Day. Hace un tiempo espléndido, hay un puente festivo por delante y se vive un ambiente de alegría contenida por el luto. El Gobierno de Gibraltar, que parece poner orden al lamento de sus 33.000 habitantes, ha anunciado que las banderas, recogidas a media asta desde el fallecimiento de la reina, finalmente ondearán a toda asta hasta el domingo, cuando Gibraltar proclamará a Carlos III como nuevo rey. El lunes se acabará la excepción y las señales de luto se mantendrán toda la semana, en consonancia con lo planteado por Londres.

Isabel II era un símbolo, quizás el mayor de todos, de un pueblo que vive en la continua necesidad de reafirmar sus lazos con Gran Bretaña. La visita de la reina a la colonia, un hito que marcó un antes y un después para los habitantes del lugar, es recordada por los más viejos del lugar. "En nine hundred fifty-four (1954)", concreta June, que recuerda todo de aquel día a sus 86 años, hoy vestida de negro en señal de luto.

placeholder Banderas a media asta en Gibraltar. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Banderas a media asta en Gibraltar. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Entonces tenía 19 años y, salvo contados momentos como la evacuación en la II Guerra Mundial, ha vivido en la colonia toda su vida. La visita de la reina reafirmó el carácter británico de la colonia y le unió para siempre a la monarquía. En los años siguientes se consolidó el autogobierno y las tensiones con el régimen de Franco derivaron en el cierre de la verja, la época más dura para el Peñón y para los municipios que le rodean.

"Los que tenían familia al otro lado tenían que gritarles desde la verja", recuerda June, que intercala el inglés y el gaditano en la peculiar variedad lingüística de la zona, el llanito. A la hora de explicar la importancia de la reina para este lugar, compara continuamente la vida al otro lado de la verja. "El fact", dice, es que "tenemos trabajo para todos y vivimos muy bien". "Es distinto a España" y "si no pudiéramos salir por la frontera no pasaría nada, aquí estamos muy bien". Sus hijos tienen buenos trabajos —inspector de policía, taxista…— gracias, entre otras cosas, a que la reina "les ha dado mucha libertad".

El lamento militante

"Es difícil trabajar de forma tan ejemplar durante 'seventy' años", valora Lillian, pensionista gibraltareña de 70 años, que no conoce a nadie que haya renegado de la figura de Isabel II y asegura, como casi todos, sentirse "triste". Todo el mundo expresa un pésame racional, un lamento que tiene más de militancia que de lágrimas. Reivindicar la figura de la reina supone reivindicar el Gibraltar británico, la identidad de un pueblo multicultural y con un estatus propio al margen del otro lado de la valla. El mismo que vota en referéndum por aplastante mayoría el seguir siendo la última colonia en territorio europeo.

La coronación de Carlos III llega en condiciones muy distintas a las de Isabel II: la dictadura de Franco ha sido sustituida por un sistema democrático consolidado, el Brexit es contrario a los intereses de la colonia —que votó mayoritariamente pertenecer en la Unión Europea— y la popularidad del nuevo monarca, marcada por la sombra de Lady Di, queda muy lejos de la que alcanzó su madre.

Foto: El nuevo rey de Inglaterra, Carlos III. (Reuters/Henry Nicholls)

Sin embargo, ni un atisbo de duda. "Lo hará bien", concluyen todos los vecinos, muchos de los cuales asistirán este domingo a los actos de proclamación del nuevo monarca. Habrá un desfile en la puerta de The Convent, sede del Gobernador, y se procederá a la lectura de la proclamación desde el balcón.

Nigel, inglés que trabaja en Gibraltar pero vive en España desde hace unos años, se muestra sorprendido por lo "pasionales" que son los gibraltareños, que "sienten la nacionalidad" más que en muchas partes de Reino Unido. Mientras atraviesa la frontera, asegura entender a quienes reivindican el Peñón como territorio español y reflexiona sobre el conflicto con mucho más interés que los españoles que cruzan junto a él. "Si digo Gibraltar español es para hacer broma, no en serio", añade María, de La Línea, camino del trabajo. Las cosas del comer. La 'queen' ha muerto, viva el 'king'.

Miguel, de 42 años, cruza la verja hacia el lado español a primera hora de la mañana. Residente en San Roque —municipio fundado por los españoles exiliados del Peñón—, vuelve a casa tras barrer las calles de Gibraltar durante el turno de noche. "¿Ves eso? ¡Eso es una falta de respeto!", exclama, señalando a la bandera española. "Debería estar a media asta, por respeto a la reina. Ellos tuvieron gestos en nuestras tragedias, por ejemplo en los atentados del 11-M".

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