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El pinchazo de Vox en Andalucía abre la primera crisis interna desde su irrupción
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El pinchazo de Vox en Andalucía abre la primera crisis interna desde su irrupción

La histórica mayoría de Moreno evapora las expectativas de Abascal, que se estanca y no logra entrar en la Junta tras el experimento fallido de la candidatura de Olona

Foto: La candidata a la presidencia de la Junta por Vox. (EFE/Raúl Caro)
La candidata a la presidencia de la Junta por Vox. (EFE/Raúl Caro)

Vox ha experimentado este domingo su primer disgusto electoral desde 2018. El músculo de Juanma Moreno ha dejado al partido liderado por Santiago Abascal por primera vez fuera de la ecuación, y las urnas han demostrado que la apuesta por Macarena Olona fue un error. Andalucía ha frenado el crecimiento de la formación justo en la comunidad autónoma donde logró su primera irrupción en un Parlamento autonómico, y Vox tan solo mejora en dos diputados la marca que logró hace cuatro años. El aterrizaje de la diputada alicantina no movilizó a los suyos ni tampoco abrió fisuras en el voto de un PP pletórico, que logra su primera mayoría absoluta en el histórico feudo socialista y, además, consigue neutralizar a Vox.

El partido se fijó el reto de conquistar el Palacio de San Telmo confiado en sus posibilidades. "A Juanma Moreno se le está quedando cara de vicepresidente, y lo va a hacer muy bien", repitió Macarena Olona durante la campaña. Pero la realidad ha dado un mazazo a Vox. El avance del escrutinio ya adelantaba que los de Abascal se iban a dar de bruces con sus propias expectativas, mientras que el PP firmaba un resultado histórico con el que no tendrá necesidad de mirar a su derecha. Moreno pulveriza todos los récords en Andalucía e inaugurará el nuevo ciclo con nada menos que 58 escaños. En Vox, sin embargo, toca autocrítica. Para ellos, la noche finalizó con el 13,4% de los votos y 14 diputados, un resultado insuficiente que desdibuja el protagonismo de la marca y precipita la primera crisis en el seno del partido.

Foto: EC.

Vox llegó al 19-J mecido por el éxito que había logrado en Castilla y León, donde creció de uno a 13 escaños y logró su primera cuota de poder en un Ejecutivo autonómico. En tan solo cuatro meses, el PP ha logrado dar la vuelta a la tortilla y pinchar de forma contundente la burbuja en la que avanzaba Vox, que había puesto en Andalucía la pista de despegue para su expansión nacional. Pero nada más lejos de la realidad. Las urnas han situado a los de Abascal en un escenario que no habían imaginado y su exiguo resultado abre un punto de inflexión en un partido que, hasta la fecha, no había encontrado obstáculos en su crecimiento.

Los 14 escaños que ha logrado arrastrar Macarena Olona resultan insuficientes y se quedan muy lejos del optimista máximo de 26 en que se había situado el propio Santiago Abascal. El diagnóstico de las urnas pone en entredicho la estrategia nacional dictada por la cúpula del partido y evidencia el errático desarrollo de una campaña electoral plagada de altibajos y polémicas, en la que la candidata, tutelada casi en todo momento por el líder nacional, ha tirado de tópicos y estereotipos para despegarse de las críticas sobre su escasa vinculación con el territorio, y ha enarbolado un discurso identitario que ha desplazado a la economía, la agricultura o el paro, cuestiones de las que el PP sí ha hecho bandera electoral.

Santiago Abascal quiso apostar fuerte en Andalucía, aun a riesgo de abrir un agujero en su grupo parlamentario y en la propia estructura del partido, sin la garantía de acceder al que se habría convertido en su segundo Gobierno autonómico. La decisión de enviar o no a Macarena Olona a la carrera andaluza fue objeto de debate durante meses en el seno de una formación, que siempre ha priorizado la marca como estímulo en las urnas por encima de los perfiles políticos. De hecho, el aterrizaje de una de las primeras espadas se observaba con recelo en importantes sectores de la cúpula. El tiempo ha demostrado que esas voces no se equivocaban. No ha habido 'efecto Olona' y el partido crece levemente respecto de la marca que cosechó en las autonómicas de 2018, a las que concurrió con un diputado desconocido.

Otro de los problemas de la campaña de Santiago Abascal y Macarena Olona ha estado en la gestión de las expectativas. Desde el primer minuto, henchidos por el aparente tirón de su diputada más mediática, el partido apuntó que estaba en condiciones de replicar los 26 escaños que logró Juanma Moreno en 2018. En las filas de la formación verde agitaban incluso la tesis de que estaban en condiciones de alumbrar un triple empate electoral entre ellos, el PP y la izquierda. Y combatieron hasta el final las malas previsiones de la demoscopia que, finalmente, acertó en el pronóstico de que el llamado 'efecto Olona' no despegaba y el partido pincharía este domingo.

Foto: Cartel electoral de Vox. (Reuters/Marcelo del Pozo)

El triunfalismo de Vox les llevó a endurecer día a día el órdago contra el PP: hasta el último día de la campaña, advirtieron de que si Juanma Moreno precisaba un solo voto suyo, pedirían entrar en el Gobierno aun a costa de arriesgarse a una repetición electoral. Los de Abascal querían cobrarse con intereses su apuesta por el aterrizaje de una Macarena Olona que, finalmente, se quedará en Andalucía como diputada rasa. En las filas populares advertían de que la estrategia del todo o nada les beneficiaría, y no fallaron. A su juicio, la amenaza de Olona alimentaba la tesis del voto útil, y al PP le valió para movilizar a posibles abstencionistas para evitar un Ejecutivo condicionado por Vox.

La errática gestión de las elecciones andaluzas ha finalizado con el 'sacrificio' de uno de sus principales activos electorales a cambio de nada, una situación que amenaza con abrir fisuras en un partido que hasta ahora había permanecido compacto. La diputada alicantina prometió que dejaría su acta en el Congreso, y cumplirá. A partir de ahora, ocupará un asiento como presidenta de Vox en el Parlamento andaluz y su papel de oposición a Juanma Moreno quedará desdibujado ante un PP al que las urnas han dado la potestad de hacer y deshacer a su antojo en los próximos cuatro años. "No hay mayor dignidad que mantenerse en pie cuando has tenido que luchar duramente para defender tus ideas", pronunciaba Macarena Olona este domingo ante un Abascal silente, que escuchaba a Olona con la mirada perdida.

Vox se desinfla en sus nichos frente al PP

El partido liderado por Santiago Abascal deberá ahora buscar respuestas a la pregunta de por qué la marca no ha logrado despegar ni siquiera en sus nichos electorales dentro de la región. El discurso moderado de Juanma Moreno —que ha desplegado una campaña personalista y sin presencia de barones, tampoco de Isabel Díaz Ayuso— ha arrinconado la fuerza de Vox en las cuatro provincias donde el partido logró quedar por delante del PP en las últimas elecciones generales: Almería, Huelva, Cádiz y Sevilla.

En la provincia almeriense, la marca popular ha aglutinado más del 45% de los votos, un hito dentro de una circunscripción en la que el peso de Vox se preveía fundamental. De hecho, la formación verde resiste, suma un nuevo parlamentario y se queda a apenas 3.000 apoyos de arrebatar al PSOE la segunda posición. El éxito del PP ha tenido su réplica en Cádiz, donde Moreno ha logrado ocho diputados frente a los dos que ha arañado la formación liderada por Macarena Olona. Mientras los populares se disparan, Vox logra los mismos dos escaños que logró en 2018 tanto en Sevilla como en Huelva.

Un ejemplo práctico de la tendencia que ha marcado este 19-J se ha vivido en El Ejido, el primer gran feudo de Vox en que el partido clavó su bandera en 2018. Esta vez, los populares han arrebatado a los de Abascal la primera plaza. Mientras el partido verde baja algo menos de dos puntos en cuatro años, la papeleta de Moreno ha pasado del 26,9% al 47,5%, con lo que difumina la presencia de su rival en la derecha en una plaza simbólica para la formación.

Vox ha experimentado este domingo su primer disgusto electoral desde 2018. El músculo de Juanma Moreno ha dejado al partido liderado por Santiago Abascal por primera vez fuera de la ecuación, y las urnas han demostrado que la apuesta por Macarena Olona fue un error. Andalucía ha frenado el crecimiento de la formación justo en la comunidad autónoma donde logró su primera irrupción en un Parlamento autonómico, y Vox tan solo mejora en dos diputados la marca que logró hace cuatro años. El aterrizaje de la diputada alicantina no movilizó a los suyos ni tampoco abrió fisuras en el voto de un PP pletórico, que logra su primera mayoría absoluta en el histórico feudo socialista y, además, consigue neutralizar a Vox.

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