Sánchez irá "todo lo que pueda" a Cataluña ante el riesgo de que el independentismo sume

Con el cerrojo casi echado a las elecciones vascas, la Moncloa ya piensa solo en las catalanas. El 12 de mayo es el gran día del supertrimestre electoral. La esperada prueba para conocer si Cataluña pasa página realmente al procés y si la concesión de la amnistía a cambio de la investidura tiene rédito para el PSC. Ahora, después de este paso conclusivo, no vale quedarse a las puertas, no sirve con ganar. El objetivo de Pedro Sánchez es que Salvador Illa sea presidente de la Generalitat.

Y se volcará en conseguirlo. Fuentes socialistas ratifican que irá "todo lo que pueda" en las próximas semanas. El PSC ya ha adelantado que estará con Illa en el arranque de la campaña en Sabadell, en el cierre en Barcelona y en otro mitin más. Al menos tres, pero con muchas posibilidades de que sean más. Este mismo viernes viajó a la Ciudad Condal a la firma del acuerdo entre el grupo chino Chery y la empresa Ebro-EV Motors para fabricar coches en las instalaciones que la japonesa Nissan abandonó en 2021.

Alberto Núñez Feijóo ha tomado la delantera y en un mes ha visitado Cataluña en cinco ocasiones. Pero en Ferraz recuerdan que el presidente "tiene que gobernar". La agenda nacional e internacional, en un momento de bastante inestabilidad, y con una gira abierta para impulsar el reconocimiento del Estado de Palestina, no ha permitido por ahora a Moncloa confirmar más días, aunque la voluntad es tener la máxima presencia. Por encima, incluso, de otras citas electorales.

Cataluña ha sido una apuesta fundamental en su mandato. Hasta el punto de que antes de ser presidente y necesitar el apoyo de ERC y Junts pensaba que sería capaz de resolver el conflicto. Y el 12-M Sánchez se enfrenta a un examen crucial: conseguir que no sumen los partidos independentistas.

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Esta posibilidad, que hace unos meses parecía conjurada, se ha hecho carne de nuevo. Junts se ha revitalizado con la candidatura de Carles Puigdemont y Pere Aragonés podría perder el segundo puesto, que inicialmente le concedían las encuestas. Nada está escrito. Pero el independentismo está ahora más fuerte y más movilizado. Roza los 68 escaños de la mayoría absoluta, según algunos cálculos, y aleja la fórmula anhelada por la Moncloa de un gobierno de Illa apoyado por ERC y por los comunes, si también fueran necesarios. Luego habría que ver si Esquerra lo respaldaría. De entrada es que no, según señalan en este partido. Aunque, como publicó El Confidencial, hay un sector de la formación que trabajaría para que saliera adelante.

Esta ecuación es hoy por hoy una entelequia, tanto en términos electorales como políticos. Porque el principal reto de los socialistas es evitar la suma independentista. Eso supondría la demostración de que la sociedad catalana abre un nuevo ciclo político, tras la aprobación de la amnistía. "Lo peor para nosotros es que gobernara Puigdemont porque entonces todo esto no habría servido de nada", apuntaba hace meses un dirigente socialista.

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Por eso Sánchez se dejará la piel y José Luis Rodríguez Zapatero volverá a ayudar en lo que pueda. El expresidente también participará en la campaña. Las fechas no han sido aún confirmadas, pero "de momento estará el 27 de abril en Tarragona", señalan en el PSC. Zapatero se ha convertido desde el 23-J en un agente movilizador del voto socialista. Y especialmente en Cataluña "tira mucho". También Sánchez.

Moncloa desea un Gobierno de Illa, aunque esto suponga una amenaza para la gobernabilidad. El partido que se quede fuera de un posible acuerdo con el PSC, podría ser tanto ERC como Junts, estaría tentado de retirar su respaldo a Sánchez. Fuentes independentistas incluso bromean con ello. "Lo mejor que le puede suceder al presidente es que sumemos", en referencia a que así no se plantearía este escenario.

En el Gobierno, en cambio, no creen que el riesgo de ruptura sea tan alto. Consideran que a los dos les interesa continuar vinculados al PSOE. Porque la aplicación definitiva de la amnistía tardará varios años en el caso de Puigdemont y de Oriol Junqueras, y por la necesidad de seguir contando que mantienen una negociación con el Estado para lograr con el tiempo la independencia.

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En cualquier caso, que ERC, Junts y la CUP alcanzaran la mayoría absoluta sería un varapalo para el Ejecutivo, que ha vendido un nuevo retrato político de Cataluña. Y, en términos de política autonómica, un enigma. Ya hay una intensa especulación sobre la opción de repetición electoral, incluso si hay suma de PSC y ERC. Pero las apuestas se disparan si se trata de una nueva convivencia de los independentistas. Ni Puigdemont está por la labor de que Aragonés siga de president, ni el actual inquilino del Palau de favorecer el regreso de su competidor. Y luego queda la CUP que, como hizo con Artur Mas, puede mandar a los dos a la "papelera" de la historia.