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Un sector de ERC plantea un pacto con Illa si dan los números: "Habrá que revisar los apoyos"
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Elecciones en Cataluña

Un sector de ERC plantea un pacto con Illa si dan los números: "Habrá que revisar los apoyos"

Los republicanos, de salida, se niegan a pactar con el PSC. Pero sectores posibilistas del partido prefieren dar apoyo al PSC antes que ir con Junts si el resultado final de los comicios respalda a los socialistas

Foto: Aragonès e Illa, en el Palau de la Generalitat. (EFE/Andreu Dalmau)
Aragonès e Illa, en el Palau de la Generalitat. (EFE/Andreu Dalmau)
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No lo asumirán públicamente, porque es tanto como un suicidio electoral, pero algo se mueve dentro de ERC. Oficialmente, la dirección nacional y su candidato a la Presidencia del Govern, Pere Aragonès, rechazan de plano cualquier opción de un acuerdo con el PSC tras las elecciones del 12 de mayo. Sin embargo, sectores de la formación empiezan a plantear tímidamente en privado la necesidad de revisar su estrategia de pactos para evitar el bloqueo infinito en Cataluña. "Incluso nosotros tendremos que revisar los apoyos", señalan voces de los republicanos, aun siendo conscientes de que su peso es minoritario y, más aún, que todo lo que no sea concertar con Carles Puigdemont puede llevarles de vuelta al purgatorio independentista.

El escenario electoral catalán es diabólico para todos, desde luego también para Pedro Sánchez, porque se juega la estabilidad de su Gobierno en el reparto de cartas en Cataluña. Los de Aragonès intentan mantener su posición de partido de gobierno y proseguir su camino hacia el pragmatismo político tras el fiasco del procès, con su propuesta de fiscalidad "singular" y un referéndum de vía constitucional pero tienen las encuestas de espaldas. Mientras tanto, Puigdemont pide paso para su "restitución" como líder supremo del independentismo y ha lanzado un aviso serio a Sánchez de que le hará caer si el PSC no se abstiene para que gobierne él. Por fin, Salvador Illa es el favorito en todas las casas de apuestas, aunque sin mayoría suficiente ni socio posible a la vista. ERC y Junts descartan pactar con el PSC, pero exhiben su enorme dificultad para volver a gobernar juntos otra vez. La amenaza de repetición electoral está muy presente.

En ERC se apresuran a descartar la reedición de un tripartito, que en 2010 les supuso un gran castigo en las urnas: bajaron de 21 escaños a 10. Y rebajan cualquier expectativa de llevar a la Generalitat el acuerdo entre socialistas y republicanos como el que se perfila en la ciudad de Barcelona, para evitar fugas de voto a Puigdemont. De hecho, el president ahondó ayer en el abismo que les separa del PSC, aunque hace apenas un mes llegaran a un acuerdo sobre el proyecto frustrado de Presupuestos catalanes. En un acto político en Barcelona para conmemorar la República, Aragonès acusó a Illa, al que ningunea, de estar "al dictado de la Moncloa", mentir sobre una mejor financiación a Cataluña y no defender el catalán lo suficiente. "El proyecto de Salvador Illa es España. El proyecto de Carles Puigdemont es Carles Puigdemont. Y el de ERC es Cataluña", concluyó.

Desde Ferraz, destacan que ERC "está en la senda del pragmatismo" desde hace años y confían en que culmine el proceso habilitando un gobierno socialista. "ERC está en la vía de la financiación, es verdad que con una propuesta de máximos", señalan sobre la propuesta de Aragonès de un cupo vasco para Cataluña que reconozca su "singularidad" frente al resto de CCAA. "Pero hasta cuando te habla de referéndum, te habla de hacer dentro de la Constitución, mediante el artículo 92", destacan con altas dosis de fe en su rehabilitación a la política práctica.

Pero lo cierto es que nada hace presagiar un giro estratégico en la formación de Oriol Junqueras y Marta Rovira, más allá de las tenues voces que piden volcarse en la agenda social y romper las cadenas con Puigdemont. Como refieren los socialistas, la gran pregunta es si ERC sabrá manejar la presión de sus bases a la hora de explorar alternativas de gobierno más allá de Junts. Un portavoz republicano, que descarta "elucubrar" sobre posibles pactos, lo expresa así. "Si ganamos nosotros, Junts hará lo que pueda para no investir president a Aragonès porque el sistema mediático catalán no le penaliza. Pero si Puigdemont queda primero y no le entregamos el Govern, entonces nos tendríamos que exiliar a Teruel".

Foto: El líder del PSC y candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa. (EFE/ Alejandro García) Opinión

El runrún del adelanto electoral sobrevuela en los posicionamientos de los socios de Sánchez. El PNV ha debatido en sus órganos de dirección la posibilidad seria de que la legislatura colapse en otoño por el incierto escenario político en Cataluña. Y eso también preocupa en ERC, que no descarta que Junts pueda ir de la mano del PP para "reventarlo" todo. "Si a España le va mal, a Cataluña le va mal", señalan los republicanos sobre la convicción de que un final abrupto de la legislatura traerá un Gobierno del PP, tal vez con Vox.

En Madrid, ERC se ha demostrado un socio mucho más serio y estable para la Moncloa que JxCAT. Como dijo Puigdemont en Elna, cuando presentó su candidatura, "nosotros no nos hemos casado con las izquierdas españolas. No tenemos un idilio con el PSOE". Los de Míriam Nogueras ya han amenazado en diversas ocasiones con tumbar los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Junts necesita ir al choque con el Gobierno para justificar su existencia.

Aunque estratégicamente ERC volcará sus armas contra Illa para hacerse con el voto fronterizo que mantienen con el PSC, los republicanos miden con prudencia su participación en la comisión de investigación en el Senado sobre la compra de material sanitario durante el covid, donde comparecerá el 24 de abril, a dos días de que arranque la campaña. No tienen claro que el caso Koldo pueda dañar electoralmente al exministro. Le describen como "el último peón de Sánchez" e insisten en que no les interesa generar más inestabilidad al Gobierno en el Congreso.

Minoría de bloqueo

La amenaza de una repetición electoral en Cataluña no se le escapa a Ferraz. "No se pueden estar repitiendo elecciones hasta que salga lo que a Puigdemont le gusta", explican los socialistas, convencidos de que la gran mayoría de los catalanes quiere estabilidad y que el próximo Gobierno se dedique a la gestión de las cosas del comer, y no a sueños soberanistas. "La gente ha tomado nota y está cansada de escuchar lo imposible". "Ya ganamos las anteriores elecciones con Illa, hemos ganado las generales y con toda seguridad vamos a ganar estas", resuelven en la dirección federal.

Sin embargo, en Junts fantasean con la idea de una minoría de bloqueo. Por ejemplo, Puigdemont ha evitado comprometerse en público a negarse a aceptar los votos de la ultraderechista independentista Aliança Catalana, algo que sí ha hecho ERC, especulando sobre si los de Sílvia Orriols obtendrán representación. Si JxCAT consigue una minoría de bloqueo podrían intentar jugar a forzar una repetición electoral en Cataluña para el mes de octubre. Y, según fuentes de esta formación, no descartan poder arrastrar a los republicanos hacia sus posiciones maximalistas.

En ERC, en cambio, tiene mayor preponderancia la agenda social del partido. Y eso también pesará en su futura relación con Salvador Illa. Una opción podría ser no repetir el tripartito, sino jugar a dar apoyo externo desde fuera en función de acuerdos objetivos, en recíproco retorno a la política desplegada por el socialismo catalán hacia el Ejecutivo de Aragonès durante la pasada legislatura.

No lo asumirán públicamente, porque es tanto como un suicidio electoral, pero algo se mueve dentro de ERC. Oficialmente, la dirección nacional y su candidato a la Presidencia del Govern, Pere Aragonès, rechazan de plano cualquier opción de un acuerdo con el PSC tras las elecciones del 12 de mayo. Sin embargo, sectores de la formación empiezan a plantear tímidamente en privado la necesidad de revisar su estrategia de pactos para evitar el bloqueo infinito en Cataluña. "Incluso nosotros tendremos que revisar los apoyos", señalan voces de los republicanos, aun siendo conscientes de que su peso es minoritario y, más aún, que todo lo que no sea concertar con Carles Puigdemont puede llevarles de vuelta al purgatorio independentista.

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