El PSOE cede y apoya ahora la comparecencia de Ábalos en el Congreso tras excluirlo de su lista

El pacto de no agresión entre la dirección del PSOE y el exministro de Transportes y exsecretario de Organización José Luis Ábalos sigue en vigor. No hay voluntad de hacerse más daño, a pesar de que Ferraz le forzó a dejar el acta de diputado por su responsabilidad política en el caso Koldo y de que él se atrincheró en el Grupo Mixto para conservar el aforamiento ante el Tribunal Supremo.

La lista de comparecientes propuesta por los socialistas para desfilar ante la comisión de investigación, que ellos mismos han impulsado sobre este asunto, no incluyó inicialmente a Ábalos. Aunque figure en el plan de trabajo que se ha aprobado este martes porque el PSOE, que no tiene mayoría, ha cedido ante el resto de partidos.

Hace unos días en Ferraz daban por seguro que estaría en su propio listado. Si realmente el PSOE tiene algún interés en esclarecer el operativo de la trama de comisiones por adjudicaciones de material sanitario durante la pandemia, era impepinable que se le citara. Su hombre de confianza, Koldo García, fue la puerta de entrada a las empresas implicadas y quien trató también de que lograran contratos en otras administraciones, según la investigación judicial.

Pero lo dejaron fuera. Según ha podido saber este diario, quisieron tener un "gesto" hacia Ábalos. Una consideración hacia su ex número tres, un hombre que conoce muchos de los secretos del PSOE; cuyo voto, aunque sea desde el mixto, es fundamental para el Gobierno, y que, además, es una persona querida y respetada en la organización, pese a este abrupto final de su carrera política.

La dirección era consciente de que eso no significa que el exministro se fuera a librar de comparecer, pero, al menos, el partido en el que ha militado toda la vida tenía a bien no correr para convocarle. Ferraz sabía que lo haría el resto y se ha querido quitar de en medio. El PSOE carece de mayoría en la comisión y está obligado a pactar la lista con Sumar, su socio de coalición, y con el resto de formaciones que forman parte de su mayoría parlamentaria. Eso es lo que ha sucedido hoy. Se han reunido para aprobar el listado de comparecencias definitivo y los socialistas han transigido con incluir a Ábalos, después de que lo haya solicitado Sumar, ERC, Junts, EH Bildu y PNV.

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Lo lógico habría sido que los socialistas lo hubieran hecho de entrada, pero quisieron tener así una deferencia con su exsecretario de Organización. Una decisión coherente con el estado actual de la relación, en la que no median críticas mutuas y que enlaza con la postura fijada inmediatamente después de su defenestración.

Apenas unos días después de la detención de su asesor, tras unas primeras horas en las que parecía que la cúpula le daba apoyo, comenzaron a producirse las primeras declaraciones públicas en las que se instaba a Ábalos a abandonar el grupo parlamentario de manera voluntaria. Como eso no dio resultado e incluso él pidió a su partido, en una entrevista en televisión, que le hablara claro, la ejecutiva se reunió y aprobó una resolución en la que le daba 48 horas para entregar el acta por su "responsabilidad política" en el caso Koldo. Fue entonces cuando Ábalos optó por migrar al Grupo Mixto. Un anuncio que realizó en una incendiaria rueda de prensa.

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Pero el fuego se apagó rápido con la contribución de las dos partes. En los días siguientes, en los que el exdirigente prosiguió con su gira mediática, Ferraz no le hizo más reproches y él dejó claro que siempre votaría con el PSOE. La convivencia ha sido pacífica durante todo este tiempo. Salvo por un hecho: el recurso contra su expediente de expulsión en el que denunciaba al actual responsable de Organización, Santos Cerdán, por infringir la Ley de Protección de Datos, al distribuir erróneamente, por unos minutos, su dirección y número de DNI.

A excepción de esto, Ábalos no ha dado ni un solo problema al PSOE. A falta ahora de comprobar ahora qué actitud adoptan los socialistas en el interrogatorio en la comisión de investigación y el propio tono de sus respuestas.