El PSOE ve a Díaz desesperada por "sacar cabeza" con su viaje a Gaza y sus críticas al Gobierno

Al PP no se le ocurrió nada mejor que contar sus contactos secretos con Junts en mitad de la campaña gallega, y a cinco días de las elecciones, la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, ha pensado que era el momento de provocar un conflicto con la Moncloa con el anuncio de un viaje a Palestina.

Igual Díaz, a quien los sondeos no conceden representación pese a ser una lideresa nacional y tratarse de su propia tierra, ha querido diferenciarse del PSOE estos últimos días por su propio interés electoral. Pero la lectura que hacen en el bloque socialista no es esa. Distintas fuentes consultadas apuntan a un problema más de fondo, a que no encuentra su sitio en el Ejecutivo y busca foco a toda costa.

El debate sobre cómo debe ser la relación con Pedro Sánchez está abierto en canal en Sumar y los partidos que conforman la plataforma presionan para que no se muestre "blanda", se diferencie del presidente e impida que él ocupe todos los espacios. Lo que sucede es que el momento y el tema escogidos son muy controvertidos.

La vicepresidenta avanzó este miércoles una próxima visita a Palestina tras la invitación hace 15 días del ministro de Trabajo, Nasri Abu Jaish, de la que se ha informado a Exteriores. Un viaje, aseguran en el equipo de Díaz, que ya estaba planificado, pero que se truncó por la convocatoria anticipada de las elecciones generales. "Avisamos" al Ministerio, explican, y "estos días previos no ponían problemas". José Manuel Albares, prosiguen las mismas fuentes, "no nos dijo que no". Por eso no entienden que el jefe de la diplomacia española afirmara hoy que su departamento "no está preparando ningún viaje de la vicepresidenta segunda".

La sensación en el bloque socialista del Ejecutivo es que Díaz "no sabe cómo sacar cabeza" porque, tras contar con todo el apoyo del PSOE en la anterior legislatura en su guerra con Podemos, ahora ha quedado relegada. Sánchez impidió que Sumar tuviera su ansiado Ministerio de Vivienda y les quitó también el de Igualdad. A cambio, cedió Sanidad.

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A este desconcierto atribuyen su idea de viajar a Gaza, que además se ha anunciado justo el día que España ha recrudecido su postura contra Israel. Sánchez, junto al primer ministro irlandés, ha pedido a la Comisión Europea que revise si Israel incumple el acuerdo de asociación con la UE, en el que el respeto de los derechos humanos es un elemento esencial. Para que la vicepresidenta segunda se desplace a la Franja de Gaza, un territorio asediado en estos momentos por el ejército de Israel, hay que mantener contactos previos con el Gobierno de Benjamín Netanyahu.

Que la iniciativa de esta visita ha molestado a Exteriores lo han dejado claro tanto las declaraciones del ministro de que no hay nada organizado como su apunte de que ya ha ido el presidente "a Palestina e Israel". "Y yo mismo", añadió Albares, "he viajado y voy a seguir haciéndolo por toda la región". El responsable de Exteriores también resaltó el paso dado en el seno de la UE, después de que Díaz lo minimizara y mantuviera que "España tiene capacidad para hacer más" ante el conflicto en Gaza.

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El problema con Díaz es que llueve sobre mojado. Ya esta semana, tras aprobar el Consejo de Ministros la línea de avales del ICO para ayudar con la entrada en la compra de una vivienda a jóvenes y familias con menores a cargo, la vicepresidenta discrepó públicamente y sostuvo que este incentivo encarecerá los precios.

El inicio de la legislatura ha estado ya jalonado de choques. Desde los reproches en privado de la parte socialista del Ejecutivo por no haber sido capaz de entenderse con Podemos y evitar su marcha al grupo mixto, hasta las críticas de que fuera precisamente su real decreto-ley, sobre medidas laborales, el que no fuera convalidado, pese a la negociación agónica con Junts, justo por no dialogar en profundidad con los morados. Y estos días, la susceptibilidad está aún más a flor de piel porque en Ferraz creen que si la ruptura con los de Ione Belarra se hubiera producido tras las gallegas, existirían más opciones de arrebatarle el Gobierno al PP.

También enfadó su llamada a Borja Sémper para sondear el respaldo del PP, de manera paralela a los contactos de Félix Bolaños, cuando la decisión política de la Moncloa era no pastelear con Génova. El buen rollo de Díaz con el bloque del PSOE en el Gobierno es ahora un espejismo. En una perenne y mutua competición con Podemos, pese a que el tiempo juega a favor solo de Sumar, la vicepresidenta segunda busca su sitio.