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Escudero: "Los socialistas debemos tomar en serio la batalla del pensamiento"
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Escudero: "Los socialistas debemos tomar en serio la batalla del pensamiento"

El economista Manuel Escudero está al frente del 'think tank' Avanza, con el que Sánchez pretende afianzar ideológicamente a su partido y "combatir la ola reaccionaria nacional e internacional"

Foto: Manuel Escudero. (Europa Press/Germán Lama)
Manuel Escudero. (Europa Press/Germán Lama)
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La mañana siguiente a su regreso de Davos, donde pronunció un discurso contundente, Pedro Sánchez se reunió con el think tank Avanza. En el Foro Económico Mundial, dejó claro que el mundo estaba en proceso de recomposición y que la socialdemocracia tenía que jugar un papel principal: eran tiempos de batalla ideológica.

Manuel Escudero, actual embajador de España ante la OCDE, fue el elegido para dirigir Avanza, lo que no es casual: es una de las personas que más ha teorizado en el PSOE acerca de las bases intelectuales sobre las que el partido debe asentarse. Escudero presentó el think tank, constituido como Fundación, en la convención del pasado fin de semana en A Coruña, donde hizo hincapié en la necesidad de reforzar las ideas progresistas para plantar cara a las derechas que vienen.

PREGUNTA. Ha señalado en diversas ocasiones que han de construirse las bases de una socialdemocracia para el siglo XXI. ¿Esa será la función última de Avanza, construir la nueva socialdemocracia?

RESPUESTA. Estamos en un tiempo en el que la realidad es en muchos casos confusa, porque contiene elementos novedosos, y desentrañarla requiere de una tarea intelectual continua. Hay que dedicar mucha atención y efectivos a esos análisis, que van a ser necesarios para dar la batalla contra la ola reaccionaria, internacional y nacional, que está produciéndose en todos los terrenos y niveles. Hay que tomar en serio la batalla del pensamiento y, sobre esa base, empezar a construir decidida y sistemáticamente el pensamiento socialdemócrata del siglo XXI.

Foto: Pedro Sánchez saluda a Ángel Víctor Torres en presencia de Santos Cerdán, Pilar Alegría y María Jesús Montero, en el Senado. (EFE/J. J. Guillén)

P. ¿Por qué una nueva Fundación del PSOE? ¿En qué medida su tarea difiere de otras instituciones ligadas al partido?

R. En momentos como este, una red potente de ideas es muy necesaria. Y una red de ideas obliga a que existan acuerdos de colaboración con fundaciones que ya están operando, como la Pablo Iglesias —que tiene un papel importante en cuanto a la conservación del patrimonio histórico—, Alternativas o Sistema, entre otras. La intención es generar memorandos de entendimiento con ellas para colaborar y para fortalecer la producción de pensamiento social. Las sinergias las exploraremos con todo el mundo. La Fundación será muy incluyente, porque vamos a intentar colaborar con intelectuales, pensadores y científicos socialistas, pero iremos mucho más allá: todo progresista y demócrata tendrá cabida, venga de donde venga. Abarcaremos un espectro amplio.

"La Fundación será muy incluyente, porque vamos a intentar colaborar con intelectuales y científicos socialistas, pero iremos más allá"

P. ¿Hay, pues, una intención de reforzamiento ideológico? Porque se están planteando nuevos problemas. Por ejemplo, la conflictividad social más palpable en Europa proviene de los agricultores, que son autónomos o pequeños empresarios, más que de trabajadores de las industrias tradicionales. Es una señal más de que el mundo ha cambiado.

R. Hay manifestaciones políticas nuevas que se sitúan claramente en la polarización, en las posiciones de debilitamiento de la democracia y en posiciones antisistema, en la sustitución de los datos de la realidad por bulos. La causa de este fenómeno es la situación de malestar por parte de segmentos de la población que se sienten abandonados en sus condiciones materiales, producto del estancamiento de las clases medias, de la deslocalización y de lo que ha supuesto una globalización excesiva en la que se suponía que no habría perdedores. Todos estos elementos están relacionados con la crisis del humanismo, con el miedo al futuro y con la incertidumbre que provocan las transiciones verde y digital. Todos estos asuntos generan preguntas que hay que responder con análisis empíricos y basados en datos. Hay que analizar lo que está ocurriendo para entenderlo y darle respuesta desde la socialdemocracia.

P. En su discurso en la convención del PSOE del pasado fin de semana, citó la autonomía estratégica europea como uno de los pilares que debían asentarse.

R. Estamos en un mundo en el cual el multilateralismo empieza a ceder, producto de la fragmentación geopolítica y de la multipolarización generada por actores ajenos al multilateralismo tal y como lo habíamos entendido hasta ahora. En ese escenario, se puede partir de la hipótesis de que Europa podría ser un nuevo polo que restaure el multilateralismo. Pero, para ese objetivo, habría que plantearse muy en serio qué significa la autonomía estratégica europea y con qué condiciones debemos contar desde el punto de vista económico, del tecnológico, del mercado abierto, de la seguridad y de las alianzas internacionales. Esto es importantísimo plantearlo, porque estoy convencido de que Europa puede ser un gran actor a nivel global, pero es algo que no se ha formulado satisfactoriamente y que tampoco ha prendido en los sectores intelectuales y políticos que debe prender. Esa es otra gran frontera que cruzar.

Foto: Sánchez junto a Besteiro, en la convención del PSOE en A Coruña. (Europa Press/Gustavo de la Paz)

P. ¿También Europa debe ser autónoma a la hora de establecer alianzas con terceros países, desde EEUU hasta China?

R. Una de las grandes preguntas que hay que hacerse es si Europa puede constituirse como una gran potencia tecnológica frente a EEUU y China. Europa se ha dedicado más a regular que a estructurarse como potencia tecnológica. Y, desde el punto de vista de las alianzas, hay que mirar con una visión diferente los vínculos tanto con América Latina como con África. Hay que apoyarse en un estilo de trabajo basado en la relación entre iguales, en lugar de en la subrogación tipo neocolonial del pasado. Son grandes temas que hay que abordar.

P. Aunque falta mucho para las elecciones, la llegada de Trump a la Casa Blanca se da como muy probable. Hasta el punto de que Europa está ya preparándose para un posible giro estadounidense.

R. No es solo la llegada de Trump, también está la ley (Inflation Reduction Act) que ha puesto encima de la mesa EEUU, con 400.000 millones de ayudas para la transición verde, que es un subsidio gigantesco. En ese contexto, Europa tiene que asegurar a nivel global elementos estratégicos, como sus cadenas de valor, y definir bien la frontera entre ese propósito y el libre comercio basado en reglas y abierto que hemos tenido hasta ahora. Sin este, no vamos a progresar, de manera que tenemos que encontrar un nuevo equilibrio.

Foto: Trump, en Bruselas, durante su etapa como presidente de EEUU. (Reuters/Eric Vidal)

P. Uno de los elementos que más tensiones está generando es la transición verde. Por una parte, países como el nuestro pueden beneficiarse, ya que no poseemos grandes fuentes de energía, pero también está generando costes que son percibidos negativamente por parte de la población.

R. Estamos frente a varias transiciones importantes: la ecológica y energética, la digital y la demográfica. Pero respecto de la primera, hay mucho que desbrozar, y la economía política —es decir, las condiciones de que disponemos para transformar las cosas y las resistencias que vamos a encontrar— va a ser muy importante. Por ejemplo, la descarbonización de la base económica es algo que en los países desarrollados no va a aportar gran valor añadido, de modo que los incentivos del mercado para avanzar en esa renovación no son grandes. Eso hace que tengamos que plantearnos el papel que debe jugar el Estado para avanzar en esa dirección.

Un segundo aspecto es que, para la descarbonización de la economía en muchos países del sur global, las inversiones van a tener que ser ingentes, se cuentan por billones, de modo que hay que preguntarse cómo canalizar inversiones en esa dirección. La respuesta es obviamente que haya fondos públicos que actúen como catalizadores de grandes inversiones privadas. Hasta el momento, esto no deja de ser un buen deseo. Otro elemento más es la polución de los plásticos, porque ahora pensamos en el fin de la energía de combustible fósil, pero también tendremos que pensar qué hacer con la producción de plásticos y cómo vamos a dar esa batalla.

"Estamos frente a varias grandes transiciones: la ecológica y energética, la digital y la demográfica"

P. La socialdemocracia ha tenido como seña de identidad la protección social, y este es un momento en el que partes importantes de las poblaciones occidentales sienten la presión económica de un modo palpable. Llegar a fin de mes o conseguir que quede un pequeño extra es cada vez más complicado. Por otra parte, los trabajos están cambiando y el elemento tecnológico es visto cada vez más como un problema en lugar de como una solución. ¿Vamos a ver grandes transformaciones en el terreno de la protección social?

R. El análisis empírico de la economía familiar es algo que está pendiente de hacer. Y también hay otros elementos con una dimensión social muy importante. Según el último informe del FMI, el 60% de los trabajos se verán afectados por la inteligencia artificial. Hablamos del upskilling y del reskilling, de la formación profesional y la formación continua, pero esto todavía no es una práctica normalizada en la sociedad, y tenemos que ver cómo organizar estas necesidades. Otro aspecto relevante es el de las condiciones de trabajo. Las encuestas del CIS recogen que los empleados en España tienen la sensación de ser explotados, y es un elemento que no se puede pasar por alto: a menudo, la transformación de la economía productiva conduce a procesos que no son los mejores para la realización y para la vida personal de muchos trabajadores. Una revisión concienzuda de los derechos de los trabajadores del siglo XXI en la época de la tecnología debe hacerse.

Además, todavía no hemos demostrado que las generaciones que vienen vayan a tener las oportunidades de promoción social de las que gozamos generaciones anteriores, lo que nos lleva a la cuestión no resuelta de la emancipación de la juventud, de la Z y de los millennials.

Son problemas que están en la política diaria, ya que el Gobierno actual es consciente de este tema, pero sobre los que también deben aportarse nuevos esquemas de resolución. Son cuestiones que no están totalmente exploradas de cara a la formulación de políticas nuevas. Y hay muchas otras cosas, como la creación de una nueva masculinidad, que es una auténtica revolución cultural que debe hacerse. En todo caso, he de subrayar que el programa de trabajo de la Fundación será determinado por el patronato y por el comité científico, que establecerá qué asuntos abordar. No depende de mí.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Davos. (EFE/Gian Ehrenzeller)

P. En Davos, Pedro Sánchez mostró una voluntad firme de convertirse en una referencia internacional para la socialdemocracia. ¿Avanza va a ayudar en ese propósito?

R. No solo en referencia europea, sino internacional. Es el presidente de la Internacional Socialista. Vamos a intentar converger con el pensamiento socialdemócrata a escala europea, con el FEPS, pero también convertirnos en referencia internacional. Hay que tener en cuenta que la batalla ideológica tendrá lugar tanto en el plano nacional como en el internacional, porque son dos dimensiones que van de la mano. Por eso, la intención es que las publicaciones de la Fundación se hagan en varios idiomas, para que sean inmediatamente conocidas en otras latitudes.

P. Avanza también formará cuadros y realizará tareas de consultoría. ¿Cuál es el propósito? ¿Por qué se quiere salir del ámbito estricto de la producción de ideas?

R. Una organización tiene que formar a los futuros líderes, y es una tarea fundamental si no quieres que la tarea del Gobierno se deslice hacia la tecnocracia. El conocimiento es fundamental, pero también lo son los valores y la convicción, y ese es el mix que hay que poner en práctica. Lo haremos en España, pero también lo intentaremos en otras latitudes. Van a ser necesarias muchas conversaciones fraternales en América Latina, África o el sudeste asiático. He presidido el Centro de desarrollo de la OCDE y soy consciente de que tenemos mucho de qué hablar con ellos en pie de igualdad.

"La función de esta Fundación no es entrometerse en la política, para eso están los compañeros fajándose en la lucha diaria"

P. En junio serán las elecciones europeas, que se prevén muy importantes para el futuro político del continente. ¿Cuál va a ser el papel de Avanza en esas elecciones?

R. La función de esta Fundación no es entrometerse en la política, para eso están los compañeros fajándose en la lucha diaria, a todos los niveles, municipal, autonómico y nacional. Nuestra tarea es la de apoyar y facilitar, la de producir pensamiento que pueda ser un sustrato útil para aquello que se plantea en la política cotidiana. Es posible que, de cara a las europeas, lancemos algún informe y organicemos algún debate. Todo depende de la premura con que nos podamos organizar, pero si fuera posible, nos gustaría hacerlo.

La mañana siguiente a su regreso de Davos, donde pronunció un discurso contundente, Pedro Sánchez se reunió con el think tank Avanza. En el Foro Económico Mundial, dejó claro que el mundo estaba en proceso de recomposición y que la socialdemocracia tenía que jugar un papel principal: eran tiempos de batalla ideológica.

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