El CGPJ espera la designación inminente por Bruselas del mediador para la renovación

Que los tiempos de Madrid no son los tiempos de Bruselas es algo que ha quedado más claro que nunca en la última semana. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la judicatura en general esperan un anuncio inminente por parte de la Comisión Europea aceptando la mediación que exigía Alberto Núñez Feijóo para sentarse con la Moncloa a pactar la renovación del órgano de gobierno de los jueces. El anuncio debería producirse "en breve", aseguran varias fuentes jurídicas. "El problema es saber qué significa en breve en Bruselas", bromea una de ellas.

La certeza en el Consejo es prácticamente absoluta desde hace días, pero, no obstante, el anuncio no ha llegado a producirse aún, aunque en Bruselas también se da por hecho que habrá una decisión pronto, y se espera que sea positiva. La operación es delicada y hay que medir muy bien qué se hace, cómo y hasta dónde se llega. Didier Reynders, comisario de Justicia, parece el claro favorito para encargarse del asunto, pero el belga es el candidato del Gobierno de Bélgica para la secretaría general del Consejo de Europa, una institución que no es de la Unión Europea y por la que Didier Reynders tendrá que pedir una excedencia a partir del mes de marzo. Esta última limitación lleva, no obstante, a algunos a pensar que no sería el adecuado.

Su candidatura da un espacio de tiempo limitado para llegar a un acuerdo, aunque precisamente eso es visto por algunos en la capital comunitaria como un incentivo para cerrar el asunto rápidamente. Las experiencias anteriores han enseñado que, en lo que atañe al CGPJ, o los avances se alcanzan rápido o quedan condenados al fracaso. El marco de exigencias de ambos partidos está ya claro desde hace mucho y la clave se encuentra en alcanzar un punto medio de acercamiento que ninguno pueda rechazar.

El belga es cercano al Partido Popular, que lo prefiere como mediador, es el que lleva de cerca los asuntos de justicia y el que ha monitoreado la situación del Consejo General del Poder Judicial, y de hecho en el pasado ya se había ofrecido como posible mediador entre populares y socialistas, cuando literalmente se ofreció a acercar posturas de ambos partidos. El belga ha seguido de cerca todo el proceso desde que asumió el puesto de comisario de Justicia en 2019, y ha estado muy implicado. Ha viajado a España en numerosas ocasiones y el asunto del CGPJ ha dominado casi todas sus interacciones con actores españoles. Pero sabe que España es difícil de tratar. Su intervención en la cuestión de la ley de amnistía le costó un roce público y notorio con el Gobierno, y ahora, en su camino hacia la secretaría general del Consejo de Europa, tiene que tener cuidado con cada paso que da.

La opción Jourová

Su intento en 2022 de presentarse como un facilitador del diálogo, algo que de hecho fue muy bienvenido en algunos sectores en Madrid, irritó a Vera Jourová, vicepresidenta de la Comisión Europea, que supervisa toda el área de Justicia y Estado de derecho, y que sería la otra opción para la mediación. La checa es vista como un actor mucho más previsible, menos política y que se acoge más a la letra de lo que debe hacer: que se cumpla la recomendación del informe de Estado de derecho sobre España, que establece que primero debe renovarse el CGPJ y automáticamente después comenzar el proceso para reformar el método de elección de los vocales.

Para la Comisión Europea, es una operación incómoda. En la casa, saben que el ambiente en la política nacional es muy tóxico y que no es fácil manejar una negociación entre los dos partidos. Como explicaba a principios de mes Eric Mamer, portavoz del Ejecutivo comunitario, la institución no está acostumbrada a tener que hacer el papel de mediador en cuestiones internas de un Estado miembro. Al mismo tiempo, Mamer rechazó que se pusiera presión sobre la Comisión Europea después de que el CGPJ lleve cinco años bloqueado. “Es un problema que persiste desde hace mucho tiempo y no es razonable esperar que la Comisión, a la que se le pide justo antes de Navidad que medie en esto, lo que, seamos claros, normalmente no es su responsabilidad, dé ya una respuesta. Por favor, dadnos un poco de tiempo”, explicó el portavoz.

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Tampoco es cómodo para el PP que la escenificación del pacto se produzca en este momento. Desde que se produjo el anuncio antes de las Navidades hasta ahora, el panorama político ha ido tensándose cada vez más hasta alcanzar el punto de ebullición a consecuencia de la introducción de nuevos cambios en la ley de amnistía dirigidos a reforzar el blindaje de Carles Puigdemont. Precisamente el martes 30 se espera que el pleno del Congreso apruebe el texto definitivo y la foto de un acercamiento no conviene nada a los populares.

El trabajo ya está en parte hecho. El punto de fricción continúa siendo el sistema de elección de los vocales del turno judicial, que el PP quiere dejar en manos de los jueces y el PSOE quiere mantener bajo control, al menos parcial, de las cámaras legislativas. Uno de los elementos que determinarán cómo de rápido se decide Bruselas es el nivel de compromiso que la Comisión Europea vea en ambos lados.