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Armengol, la presidenta plurilingüe que dejó atrás la solemnidad de Batet, pero no la polémica
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Cuatro discursos en seis meses

Armengol, la presidenta plurilingüe que dejó atrás la solemnidad de Batet, pero no la polémica

La exmandataria balear se ha estrenado como tercera autoridad del Estado con varios discursos que han encendido a la oposición, que la acusa exceso de parcialidad por fichar a un letrado mayor con pasado en el Gobierno

Foto: La presidenta del Congreso, Francina Armengol. (EFE/Mariscal)
La presidenta del Congreso, Francina Armengol. (EFE/Mariscal)
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Es habitual ver a Francina Armengol sonreír en la tribuna del Congreso, pero a finales de septiembre hubo una votación que le cambió el rictus. La expresidenta balear se estrenaba en una sesión de investidura, la de Alberto Núñez Feijóo, y un diputado de Junts erró en el voto. Se desató una discusión en la Mesa de la Cámara sobre cómo contabilizar el voto de Eduard Pujol, que acabó con la decisión de Armengol de asumir la corrección y un compromiso para revisar la fórmula que se usa para las votaciones por llamamiento. Los miembros del PP en el órgano que rige el funcionamiento de la Cámara criticaron el proceder de la dirigente socialista y la señalaron por haber actuado de parte, para evitar suspicacias en la formación independentista, que entonces se estrenaba como socio del PSOE.

Esa anécdota es muy útil para resumir los primeros meses de Francina Armengol (Inca, 1971) al frente de la Presidencia del Congreso de los Diputados. Farmacéutica de formación, llegó al puesto con la vitola de encarnar el alma más federalista del PSOE en un movimiento pergeñado por Pedro Sánchez para acercarse a sus aliados independentistas y nacionalistas. El estreno de la expresidenta balear respondió a esas alianzas y le sirvió para marcar ese perfil. Como consecuencia del pacto con ERC y Junts que sirvió para blindar su elección, se comprometió a permitir el uso de las lenguas oficiales en el hemiciclo de forma casi inmediata, para enfado mayúsculo de Vox y PP.

La normalización del uso del catalán, el euskera y el gallego en el hemiciclo es una de las señas del mandato de Armengol, marcado por el estilo más relajado de la expresidenta balear, permisiva con los tiempos en la tribuna y alejada del modelo más solemne de su antecesora, la también socialista Meritxell Batet. Pero a pesar de este cambio de estilo, Armengol no se ha deshecho de la polémica asociada al cargo. Batet ostentó el cargo en momentos inéditos, como la pandemia de covid que provocó el cierre de la actividad en el Congreso, reprochada después por el Tribunal Constitucional, que la consideró irregular tras una denuncia de Vox.

Esa decisión —y la expulsión del exdiputado de Podemos Alberto Rodríguez, después de una sentencia del Supremo por patear a un policía— fueron los momentos de mayor tensión para la exdirigente del PSC y, ni de lejos, se acercan a los niveles de crispación que acumula el mandato de Armengol. La acusación de PP y Vox sobre su parcialidad en la votación de investidura de Feijóo se ha trasladado, sobre todo, a los discursos que ha ofrecido la presidenta del Congreso desde que tomó posesión, a mediados de agosto. En este breve periodo ha afrontado el discurso de la sesión inaugural, el 17 de agosto; la jura de la Constitución de la princesa Leonor al cumplir la mayoría de edad, el 31 de octubre; la apertura solemne de la XV Legislatura, el 21 de noviembre; y el 45 aniversario de la Constitución, el 6 de diciembre.

Foto: Francina Armengol junto a Pedro Rollán, presidente del Senado. (EFE/Sergio Pérez)

La polémica por el uso de las lenguas oficiales centró las críticas de ese primer pleno, cuando todavía no había sistemas de traducción con auriculares en el Congreso. Ya en la segunda intervención, ante la heredera al trono, fue cuando Vox inauguró la práctica de no aplaudir a la presidenta del Congreso por su intervención. Armengol coló en su discurso la "convivencia" que da nombre a la ley de amnistía a los implicados en el procés, para enfado de los de Santiago Abascal. Pero unas semanas después, en la apertura solemne de las Cortes, el PP se sumó también al silencio. Alberto Núñez Feijóo llegó a calificar la intervención de "lamentable" y la definió como "el peor discurso de un presidente del Congreso que he escuchado".

Los populares pusieron el grito en el cielo porque, en el recorrido de leyes y avances alcanzados en las últimas décadas, solo incluyó uno rubricado por un presidente del PP, la eliminación del servicio militar obligatorio que aprobó el Gobierno de José María Aznar. "Cree que el Congreso es su cortijo", dijo la portavoz de Vox, Pepa Rodríguez de Millán. Pero más fuertes fueron las críticas por otra de las decisiones controvertidas tomadas por la expresidenta balear, la elección de un nuevo letrado mayor tras la jubilación de Carlos Gutiérrez Vicén.

El fichaje del letrado

El anterior secretario general de la Cámara estaba a punto de dejar el cargo cuando se celebraron las elecciones generales del 23 de julio, pero la propia Armengol le pidió que retrasara la fecha para poder aclimatarse al puesto de tercera autoridad del Estado. Una vez que cumplió el plazo que Gutiérrez Vicén dio, la Mesa del Congreso eligió a Fernando Galindo, pero con el voto en contra del PP. El motivo de los populares era el pasado del letrado de la Cámara, que había sido director general de Cooperación Autonómica y Local en el Ministerio de Política Territorial desde 2021. En el departamento que entonces dirigía la ministra Isabel Rodríguez, ahora en Vivienda, ascendió a subsecretario antes de volver a la Cámara, donde forma parte del cuerpo de letrados desde hace 13 años.

No es la única polémica relacionada con los letrados, ya que Manuel Fernández Fontecha, hasta ahora responsable de la Comisión Constitucional, fue cesado y adscrito a la Comisión de Justicia. El propio Fernández Fontecha justificó el movimiento en sus posicionamientos sobre la ley de amnistía que, según él, infringe la Carta Magna, pero finalmente será el responsable de la comisión que asuma la tramitación de la ley, ya que ha recaído en Justicia y no en la Constitucional.

La Comisión de Justicia fue precisamente la primera que ha tenido una sesión ordinaria en esta legislatura, y en ella volvió la bronca por el uso de las lenguas oficiales, ya que el diputado de Junts Josep Manuel Cervera quiso intervenir en catalán cuando todavía no hay sistemas de traducción simultánea en estos organismos. PP y Vox amagaron con recurrir la decisión de la mesa de la comisión por permitir hablar en catalán al diputado neoconvergente. Fue el pasado 21 de diciembre, casi cinco meses después de las elecciones y entre acusaciones del PP por mantener el Congreso "cerrado" a la espera de la investidura de Pedro Sánchez. Feijóo incluso llegó a confrontar con Armengol sobre el tiempo que la presidenta del Congreso le dio para armar su investidura y también el que le dio al ahora presidente del Gobierno para hacer lo propio.

Foto: Cuca Gamarra junto a los diputados del PP, frente al Congreso. (EFE/Gandul)

Armengol seguirá compaginando el liderazgo del PSOE balear con la Presidencia del Congreso, algo en lo que también difiere de su antecesora, ya que el cargo orgánico de Batet no tenía tanta relevancia, como vicesecretaria primera del PSC. Tras pasar por todas las etapas posibles, es la líder del PSOE en las islas desde 2012, y allí ha tenido que enfrentarse a la polémica por los supuestos abusos a menores tuteladas por la Administración regional, que llevó a la Fiscalía a abrir una investigación en 2020 y que incluso dio pie a una visita de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo para indagar sobre este caso, que llevó a pensar en la existencia de una red de prostitución que podía afectar a más de una treintena de menores.

Allí también dejó ver su postura abierta respecto a una consulta sobre el modelo de Estado, que da cuenta de ese perfil plurinacional del PSOE que Armengol encarna en cuando ejerce el plurilingüismo. Habla catalán, como deja ver perfectamente en la tribuna, ya que se dirige en ese idioma a los diputados que también lo hablan. Esa y su apuesta por el feminismo son las dos señas de identidad de la presidenta del Congreso, que tiene que comandar el hemiciclo más polarizado de la historia.

Es habitual ver a Francina Armengol sonreír en la tribuna del Congreso, pero a finales de septiembre hubo una votación que le cambió el rictus. La expresidenta balear se estrenaba en una sesión de investidura, la de Alberto Núñez Feijóo, y un diputado de Junts erró en el voto. Se desató una discusión en la Mesa de la Cámara sobre cómo contabilizar el voto de Eduard Pujol, que acabó con la decisión de Armengol de asumir la corrección y un compromiso para revisar la fórmula que se usa para las votaciones por llamamiento. Los miembros del PP en el órgano que rige el funcionamiento de la Cámara criticaron el proceder de la dirigente socialista y la señalaron por haber actuado de parte, para evitar suspicacias en la formación independentista, que entonces se estrenaba como socio del PSOE.

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