España registra récord de inmigrantes en una década: uno de cada cinco son colombianos

Las poblaciones crecen o disminuyen dependiendo de dos tipos de movimientos: el natural y el migratorio. Respecto al primero, en España, hace ya años que mueren más personas de las que nacen, y hasta en 13 provincias las defunciones superan por más del doble a los nacimientos. Así, el crecimiento de la población del país en los últimos años se explica únicamente por los movimientos migratorios desde el exterior: llegan más personas de las que se van a otros países.

A finales del año que acaba de terminar, el Instituto Nacional de Estadística publicó los datos de la Estadística de Migraciones y Cambios de Residencia. En 2022, último año con cifras disponibles, el saldo migratorio exterior (la diferencia entre inmigraciones y emigraciones) fue el más alto de la década: España ganó 727.005 habitantes, la mayor parte de nacionalidad extranjera. Precisamente, el mayor incremento de población a cierre de 2022 se vio entre la población de nacionalidad distinta a la española, que creció un 10% respecto al año anterior.

De este saldo positivo, uno de cada cinco son colombianos, la nacionalidad que ha registrado un volumen más alto de llegadas a nuestro país. Le siguen Ucrania, Venezuela y Marruecos, países desde los que llegaron 70.000 personas más de las que se fueron. Solo hay cuatro países desde los que se registraron más salidas que llegadas en 2022 y, por tanto, con saldo exterior negativo: Bulgaria, España, Reino Unido y Rumanía. Más allá de las diferencias entre salidas y llegadas, a España llegaron en 2022 1,2 millones de personas desde el extranjero. De estos, cerca del 13% eran de nacionalidad colombiana, de nuevo, el grupo más amplio.

En este año de récord, solo dos regiones han registrado más salidas que llegadas, contando tanto las migraciones con el extranjero como las interiores. En total, por estos movimientos, Jaén y Ceuta han expulsado a más población de la que han recibido. Por el contrario, Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga, por ese orden, cuentan con los saldos migratorios más altos.

Pero, si miramos el peso de estos movimientos sobre la población, las provincias que tienen un saldo mayor en términos relativos o, dicho de otra forma, que tienen una mayor tasa de crecimiento por migraciones, son Alicante, Guadalajara, Castellón, Tarragona y Girona.

Todas las regiones tienen más llegadas desde el extranjero que salidas, aunque donde más se ha notado la inmigración exterior es en Alicante, Girona y Baleares. Sin embargo, hasta 22 zonas cuentan un saldo migratorio negativo si solo se tienen en cuenta los cambios de residencia dentro del propio país.

Así, Barcelona y Madrid son las provincias que más población expulsan. En concreto, de la primera salieron más de 237.000 personas, y de la segunda, 250.000, aunque el saldo final de Barcelona es más negativo. Y, por el contrario, Toledo y Málaga presentan las cifras más altas después de restar a los nuevos vecinos los que se han ido a otro punto de España.

Los datos del INE permiten incluso conocer las cifras para cada uno de los 8.132 municipios del país. Por eso, podemos saber que a Peralveche, una localidad de la provincia de Guadalajara que contaba con 41 habitantes a cierre de 2021, llegaron de otros pueblos otras 40 personas y solo se registraron siete salidas, por lo que el municipio habría crecido prácticamente un 85% teniendo en cuenta solo las migraciones. Los datos del Censo confirman que en 2023 ese pueblo ya contaba con 85 habitantes, algo más del doble que tan solo dos años atrás.

El mapa municipal muestra un país en que la mayor parte de los pueblos gana población gracias a los movimientos migratorios. Pero, si miramos solo los saldos interiores, esto es, de ganancia o pérdida de población por cambios de residencia dentro del propio país, llama la atención el hecho de que grandes capitales como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla pierden habitantes.

Esta pérdida de vecinos que se mudan a otro lugar dentro de las fronteras va incluso más allá de las grandes urbes y se expande a sus áreas metropolitanas. Así, el saldo migratorio interior es también negativo en Móstoles, Alcobendas, L’Hospitalet de Llobregat o Badalona, entre otras ciudades a poca distancia de las capitales. A cambio, hubo más llegadas que salidas en municipios del segundo cinturón, como Vilanova i la Geltrú en Barcelona o buena parte de los pueblos más cercanos a Madrid de las provincias de Toledo y Guadalajara.

Pero, en casi todos los casos donde el saldo interior es negativo, esa expulsión de vecinos se ve ampliamente compensada por las llegadas desde el extranjero, que impulsan el crecimiento de la población en prácticamente todo el territorio.

Solo en la isla de Formentera (Baleares) y en el municipio cordobés de Iznájar el saldo exterior es negativo por más de 100 personas. En otras cerca de 800 localidades, se fueron más personas al extranjero de las que llegaron, pero con saldos inferiores al centenar (en su mayoría, pueblos pequeños). En el resto del territorio, la diferencia fue positiva o se quedó a cero.

Las capitales que retienen menos a los jóvenes

El grupo de población de entre 25 y 34 años es el más propenso a mudarse al extranjero, según los datos del INE. Pero, en cada lugar, la proporción de personas que toman esta decisión y que pueden permitírselo es diferente.

Barcelona destaca como la capital que envía en mayor proporción a sus jóvenes fuera del país: un 5,7% de los que tenía entre 25 y 34 años se fue. Le siguen Madrid, con un 3,5%, y Tarragona, con una proporción similar. Pero, si, además, miramos qué ciudades expulsan a más población joven a otros puntos del país, las tornas cambian.

En proporción, Segovia, Toledo, Salamanca, León, Zamora, Granada, Ciudad Real y Soria son las capitales de provincia de las que más jóvenes se fueron en 2022: más de uno de cada 10 habitantes en ese grupo de edad. En estas provincias, la falta de oportunidades laborales hace que las migraciones sean el principal factor que determina la dinámica demográfica, reduciendo el número de habitantes y elevando el peso de la población mayor.