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Una capea-tapadera y 'chivatos' en la calle: la intrahistoria de la batalla de ultras en un partido del fútbol modesto
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20 DETENIDOS EN cuatro CIUDADES

Una capea-tapadera y 'chivatos' en la calle: la intrahistoria de la batalla de ultras en un partido del fútbol modesto

Aficionados radicales de Real Zaragoza, CD Leganés y CD Numancia se unieron en Soria y desataron una batalla campal contra los seguidores de la UE Cornellà. Un hombre que no tenía nada que ver con ellos acabó en coma

Foto: Uno de los detenidos en la operación contra los ultras tras la batalla de Soria. (Policía Nacional)
Uno de los detenidos en la operación contra los ultras tras la batalla de Soria. (Policía Nacional)

Nada fue casual el 27 de mayo. Era el último partido de la temporada en Soria y allí, Numancia y Cornellà, dos equipos modestos de la tercera categoría del fútbol español (Primera RFEF), se jugaban la permanencia. El ambiente era el típico de una jornada deportiva en una ciudad pequeña: aficionados y peñistas se congregaban con sus bufandas y camisetas en los bares cercanos al campo, donde corrían las cervezas, los cánticos y las quinielas. Pero, de repente, los violentos se apoderaron de las calles. Gritos, objetos volando, encapuchados, violencia, niños llorando y un hombre tendido en el suelo, inconsciente, víctima del encontronazo.

Era Ion Aranburu, un donostiarra de 44 años que nada tenía que ver con los radicales y que había decidido acercarse ese sábado a Soria para encontrarse con unos amigos, que eran simpatizantes del Cornellà. La ciudad castellana era el punto intermedio perfecto para el reencuentro, pero una batalla campal entre ultras acabó con este hombre en el hospital, donde llegó a estar varias semanas en coma.

Los sucesos de aquella tarde se cocinaron a fuego lento y tuvieron en una capea el preludio. "Eso fue una tapadera". Así de contundentes se muestran las fuentes policiales consultadas, que subrayan que la jornada estaba marcada en rojo en el calendario de los ultras. Los radicales de tres equipos distintos, Orgullo Numantino (CD Numancia), Ligallo (Real Zaragoza) y Ghetto 28 (CD Leganés) se aliaron para dar hostigar a los Coornehools (UE Cornellà). Ultraderecha contra ultraizquierda.

Los investigadores sospechan que los ultras sorianos del Orgullo, una peña muy pequeña, habrían requerido la ayuda de las otras dos formaciones, que acudieron al llamamiento. En enfrentamientos de este tipo, las organizaciones intentan amedrentar a sus rivales mostrando músculo. Tratan de congregar al mayor número posible de efectivos para asustar a los adversarios e imponer su fuerza.

Foto: Uno de los 20 detenidos en la operación contra los ultras en el fútbol. (Policía Nacional)

Antes del encuentro, hasta 60 radicales de estos tres colectivos compartieron capea, mesa y mantel, en un recinto de las afueras de Soria. La excusa era el aniversario de una de las entidades. Sin embargo, según exponen las fuentes consultadas, el festejo taurino solo fue el salvoconducto para pasar bajo el radar e intentar no levantar sospechas.

Días antes del partido ya tenían claro que intentarían embestir a los radicales del Cornellà y en la capea calentaron motores. De hecho, según exponen fuentes policiales a El Confidencial, contaban incluso con miembros dispuestos en los aledaños del estadio que les dieron el chivatazo al resto de sus compañeros cuando llegaron los ultras catalanes a la zona. En ese momento, abandonaron la capea, se subieron a un autobús y se plantaron en las mismas calles donde, rápidamente, fueron a buscar a los Coornehools y se desató la batalla.

Foto: Concentración en memoria del hincha del deportivo Jimmy.

Las relaciones entre Orgullo y Ligallo vienen de lejos, debido a la cercanía y los numerosos vínculos que existen entre las ciudades de Soria y Zaragoza. De hecho, las aficiones de ambos clubes están hermanadas. Sorprende algo más la presencia de ultras del Ghetto 28, organización con nexos en Ultra Sur y que también se sumó a la entente. Según fuentes policiales, esta mezcla de radicales es habitual, puesto que los miembros de estas organizaciones son "multimilitantes".

Al margen de enrolarse en peñas deportivas, coinciden en otras entidades de cariz más político -aunque igualmente ultras- y también es habitual que frecuenten los mismos ambientes. Ahí se traban las relaciones que, en días como aquel 27 de mayo, se traducen en que tres peñas de ultraderecha de tres equipos distintos se citen para hacer frente común contra otro grupo de ideología opuesta.

"Contaban con miembros dispuestos en los aledaños del estadio que les dieron el chivatazo cuando llegaron los ultras del Cornellà"

La investigación, que ha sido coordinada por la Comisaría General de Información desde Madrid, y en la que han participado equipos de Soria, Madrid, Zaragoza y La Rioja, se ha alargado durante varios meses debido a la dificultad para identificar a los culpables. En una ciudad pequeña como Soria no existe el mismo volumen de cámaras de seguridad que puede haber en Madrid o Barcelona. Las declaraciones de testigos y los escasos vídeos del momento han resultado fundamentales.

A lo largo de esta semana, las pesquisas finalizaron y la Policía procedió a detener a 20 ultras de tres equipos distintos: nueve en Leganés, siete en Soria, tres en Zaragoza y uno en Logroño. Los arrestados, que fueron puestos en libertad después de prestar declaración judicial, son muy jóvenes. La mayoría, según ha podido saber este diario, tienen entre 20 y 35 años. Como medida cautelar, y a falta de que haya condena, se les ha prohibido el acceso a recintos deportivos. Se les atribuyen, presuntamente, delitos de desórdenes públicos, lesiones y daños, odio y pertenencia a grupo criminal.

Preocupa en el Cuerpo que, tras la salida de la pandemia, se estén detectando episodios de violencia ultra, pero no en los campos de divisiones superiores, sino en los del futbol más modesto. Como detallan fuentes policiales, los dispositivos de seguridad en Primera o Segunda División son muy fuertes y los ultras aprovechan el fútbol de categorías inferiores para desatar su odio.

Aquel 27 de mayo, el equipo local perdió y descendió. Unos meses después, y cuando muchos ya habían olvidado los incidentes, los ultras constataron que sus actos fuera del campo no quedaron impunes. Ayer, el Numancia echó al Orgullo de su listado de peñas oficiales y los radicales están a la espera de una sentencia judicial.

Nada fue casual el 27 de mayo. Era el último partido de la temporada en Soria y allí, Numancia y Cornellà, dos equipos modestos de la tercera categoría del fútbol español (Primera RFEF), se jugaban la permanencia. El ambiente era el típico de una jornada deportiva en una ciudad pequeña: aficionados y peñistas se congregaban con sus bufandas y camisetas en los bares cercanos al campo, donde corrían las cervezas, los cánticos y las quinielas. Pero, de repente, los violentos se apoderaron de las calles. Gritos, objetos volando, encapuchados, violencia, niños llorando y un hombre tendido en el suelo, inconsciente, víctima del encontronazo.

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