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Puigdemont quiere una llamada de Sánchez como colofón al pacto de investidura
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"de presidente a presidente"

Puigdemont quiere una llamada de Sánchez como colofón al pacto de investidura

Estaría dispuesto a matizar exigencias como el mediador internacional y el referéndum, pero a cambio pedirá que se le legitime con una conversación "de presidente a presidente"

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/Pablo Garrigós)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/Pablo Garrigós)
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La próxima semana, la negociación con Carles Puigdemont para la investidura de Pedro Sánchez entra en su fase final. El lunes 23 expira el plazo para que el denominado Consejo de la República vote a favor o en contra de apoyar que el socialista siga en la Moncloa. Los afiliados de este órgano, creado por el prófugo como un "Parlamento paralelo" en Bruselas, responderán a la pregunta: "¿El Consejo de la República debe promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas catalanes?". La votación terminará a las 18:00 y la publicación de los resultados provisionales tendrá lugar al día siguiente, dado que habrá hasta el 27 para presentar reclamaciones. El 2 de noviembre se hará la proclamación de los definitivos.

Pese a que el resultado no es vinculante, sí ha marcado el calendario. La previsión es que se avale la negociación. Puigdemont controla este órgano, pese a que hay una corriente crítica que denuncia el "autoritarismo" del expresidente de la Generalitat y su mano derecha Toni Comín. Con el sí en la mano, el prófugo tendrá que "rebajar", reconocen desde su entorno, sus posiciones de máximos ante el PSOE, pero también exigirá un "gesto" a cambio: una conversación telefónica con Sánchez. Puigdemont no renunciará, advierten las mismas fuentes, a que de alguna forma se le valide oficialmente como interlocutor. "Quiere que el acuerdo se cierre de presidente a presidente", argumentan.

Foto: Jaume Asens, Carles Puigdemont, Yolanda Diaz y Antoni Comin en su reunión en Bruselas. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

Sánchez dejó abierta esta puerta al ser preguntado en los corrillos con los periodistas en el Palacio Real el pasado 12 de octubre. Ambigüedad calculada para no entorpecer la negociación. La Moncloa asume que también les tocará ceder. En estos momentos, Junts sigue enrocado en su petición de un "mediador internacional" que valide los acuerdos a los que se llegue y en el referéndum. Ambos son "inadmisibles" para los socialistas, que confían en que acabe aceptando "alternativas".

Los emisarios del catalán han mostrado su buena disposición trasladando a los socialistas que Puigdemont no tiene intención de presentarse a presidir la Generalitat en las próximas elecciones. "No busca montar lío", sostienen para tranquilizar a la Moncloa, que no puede permitirse amnistiarle y que luego el desafío soberanista se intensifique. El fugado quiere concurrir a las europeas y usará como coartada el no reconocimiento a la autonomía dentro del Estado español. El trasfondo es que las encuestas no garantizan una victoria a Junts en su pugna con ERC, y con el PSC de Salvador Illa al alza. A Puigdemont solo le sirve un relato ganador y con solo 300.000 votos podrá volver a ser eurodiputado.

En el caso del verificador, una de las opciones es que el PNV esté en la ecuación con un papel de figura neutral. El prófugo necesita una garantía de que los socialistas "cumplirán". Nunca ha escondido su desconfianza hacia Sánchez y tampoco olvida que prometió traerle a España para ser juzgado. Los nacionalistas vascos han sido claves para reconstruir los puentes entre Junts y el PSOE, como se visualizó con la visita a Waterloo de Andoni Ortuzar el pasado mes de septiembre.

Se medirán las expresiones para que no comprometan a nada, pero que tanto el Gobierno como Puigdemont puedan 'vender' como victoria

Sobre el referéndum, se está intentando llevar a Puigdemont al marco de la mesa de negociación que se constituyó en 2020 con ERC y reflejar "con alguna fórmula" que los catalanes acabarán votando su futuro. Aquí, como en el redactado de la exposición de motivos de la amnistía, se medirán las expresiones para que no comprometan a nada, pero que tanto el Gobierno en funciones como Puigdemont puedan vender como una victoria.

Los socialistas presionan a Junts con la necesidad de ser muy escrupulosos para que el Tribunal Constitucional pueda validar la futura ley de amnistía. El PP ya ha anunciado que la recurrirá y previsiblemente el Supremo también planteará una cuestión de inconstitucionalidad que podría demorar los plazos para que los afectados se beneficien de la medida de gracia.

"Puigdemont tiene que percibir que Sánchez da todo lo que está en sus manos", explican desde su círculo de confianza, en el que, con todas las cautelas, ven factible que haya fumata blanca sin llegar a apurar los plazos para la repetición electoral. Habrá mensajes, como la fotografía del secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, con el expresidente, que dan por hecha en ambos lados. Cerdán es el que lleva de primera mano los contactos con Jordi Turull, pero el último fleco, en este minuto de las conversaciones, pasará por que Sánchez descuelgue el teléfono.

La próxima semana, la negociación con Carles Puigdemont para la investidura de Pedro Sánchez entra en su fase final. El lunes 23 expira el plazo para que el denominado Consejo de la República vote a favor o en contra de apoyar que el socialista siga en la Moncloa. Los afiliados de este órgano, creado por el prófugo como un "Parlamento paralelo" en Bruselas, responderán a la pregunta: "¿El Consejo de la República debe promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas catalanes?". La votación terminará a las 18:00 y la publicación de los resultados provisionales tendrá lugar al día siguiente, dado que habrá hasta el 27 para presentar reclamaciones. El 2 de noviembre se hará la proclamación de los definitivos.

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