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Algo pasa con la DOC Rioja: el año de crisis de los vinos con más pedigrí de España
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EL TINTO CAE, PERO EL BLANCO SUBE

Algo pasa con la DOC Rioja: el año de crisis de los vinos con más pedigrí de España

La pandemia, el Brexit, la inflación y los problemas internos en la Denominación han generado la tormenta perfecta. Las ventas no remontan y el Consejo Regulador ha solicitado que no se autoricen nuevos viñedos

Foto: Vendimia en los viñedos de la Rioja Alavesa. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)
Vendimia en los viñedos de la Rioja Alavesa. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)

En la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, recuerdan con especial orgullo el pasado 2017. Fue el año del récord de ventas, de los 284,17 millones de litros despachados. Desde entonces, la comercialización de caldos ha caído. En 2022, fueron 251,26 millones de litros y las alarmas se han encendido. Esta semana, la DOC solicitó formalmente al Ministerio de Agricultura que no autorice nuevas plantaciones de viñedos en los próximos tres años. Es una forma de contener la producción y garantizar que en los siguientes ejercicios no haya exceso de producto, como ha sucedido. Son tiempos de incertidumbre en la Denominación más antigua de España, agravados por la inflación y la inestabilidad internacional, los cambios en los hábitos de consumo —el blanco está de moda— y las crisis internas (la Asociación de Bodegas Familiares abandonó el Consejo Regulador de la entidad el pasado mes de septiembre y todavía no se ha resuelto el conflicto abierto con la parte vasca partidaria de tener una DOC propia).

"Hay un cierto desequilibrio", concede José Luis Lapuente, director general de DOC Rioja, que niega, sin embargo, un exceso de producción. Los últimos años han sido una montaña rusa para los bodegueros y los productores. La pandemia y el cierre del sector de la hostelería les propinó un golpe fortísimo. Cuando la normalidad comenzó a recuperarse, llegaron los problemas de suministro de vidrio, luego estalló la Guerra de Ucrania, la inflación se disparó, se terminó de consumar el Brexit (un tercio de las exportaciones son a Reino Unido) y ahora despunta un nuevo conflicto, el de Israel-Palestina, para avivar la tormenta perfecta.

"En 2022 repetimos cifras de 2021 y este 2023 el cierre no va a ser positivo, no habrá una caída significativa, pero mientras la comercialización mantenga ese tono apático, hay que implementar medidas de protección para ganar tiempo", resume el director general. Lapuente señala que la decisión de congelar las nuevas plantaciones está en consonancia con la línea que lleva defendiendo la DOC Rioja desde 2018. Desde entonces, año tras año, la solicitud al Ministerio de Agricultura ha sido la misma, pero nunca hasta ahora se había hecho de golpe para tres ejercicios, explica Igor Fonseca, secretario general de Asaja en La Rioja.

Fonseca tampoco recuerda que la Denominación se hubiese acogido antes a las ayudas para destilar, como se ha hecho este año. Es una herramienta excepcional que permite a los bodegueros deshacerse del excedente, y aunque es habitual en las "zonas productoras de vino a granel", no en Rioja. "La DOC no ha necesitado ayudas públicas. Hemos sido capaces de autorregularnos y autogestionarnos, pero la suma de tantos elementos negativos nos ha llevado a esta situación", precisa el representante de Asaja. El sindicato es uno de los miembros de la mesa del Consejo Regulador y junto a ellos se sientan el Grupo Rioja (la entidad con mayor peso), asociaciones de bodegas, cooperativas y otros sindicatos agrarios. Son un total de 16 vocales con 100 votos.

La clave es conjugar calidad y equilibrio, coinciden todas las voces consultadas, porque si la producción no se ajusta a la comercialización, el precio de la uva o el del vino se resiente durante varias campañas, precisa Fonseca. "Solo el tiempo dirá" —apunta Néstor Alcolea, secretario técnico de UPA— "si las medidas adoptadas son suficientes". El representante de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos sostiene que "Rioja siempre ha funcionado con un modelo de ventas de dientes de sierra, con subidas y bajadas dentro de una horquilla", pero llama la atención sobre un factor clave: "El comportamiento del vino tinto no está siendo el del blanco. Este último está subiendo y está registrando un importante repunte de ventas". El gran temor es que acabe pasando lo que ha sucedido en Burdeos: el viñedo francés ha optado por arrancar viñas y reducir superficie de producción (en 10%) para paliar la crisis del vino tinto.

Nuevos hábitos de consumo

Uno de los retos a los que se debe enfrentar la DOC Rioja es a los cambios de hábitos del consumidor. Las altas temperaturas cada vez más frecuentes "no son el mejor amigo de los tintos; lo que hacen es incrementar el consumo de cerveza y de blancos", expone Luis Carlos Pérez, de la bodega familiar Vallemayor (Fuenmayor, La Rioja). Además, los jóvenes consumen más blanco, y aunque las cifras de venta de estas variedades son una de las alegrías de la Denominación, no se puede obviar que la subida de la comercialización (un 8% del total) es en detrimento del tinto, el buque insignia.

Pérez apunta a otros factores, además del Brexit o la pandemia, que poco a poco van haciendo mella y que no parece que vayan a cambiar en un futuro próximo: "En el mercado nacional cada vez hay más vinos de calidad y son una competencia real para nuestras ventas. También hay una potenciación de los productos de kilómetro cero, regionales". El pequeño bodeguero lamenta la rigidez del Consejo Regulador para hacer frente a los nuevos hábitos de consumo. Por ejemplo, el vino Rioja solo se puede comercializar en botella de vidrio, pero quizás "otros diseños también muy atractivos, como las latas", podrían captar al público más joven. Además, es partidario de impulsar otro tipo de productos, como el "roble, vinos que no llegan a un año de crianza, que se adaptan mejor al paladar de la gente más joven". Esta, explica Pérez, es una de las apuestas por las que ha optado Ribera del Duero.

Vallemayor es miembro de la Asociación Bodegas Familiares de Rioja-PROVIR, la entidad que decidió abandonar la mesa del Consejo Regulador el pasado septiembre y provocó un terremoto en el seno de la Denominación. Tomaron la determinación tras sentir que la estrategia de la DOC estaba diseñada para beneficiar a las grandes firmas y no a las medianas y pequeñas. La Asociación representa a más de 216 bodegas, más de la mitad, pero su participación era del 8%.

Las crisis internas

La noticia sacudió a la Denominación. Era la segunda gran crisis interna en poco menos de un año. PROVIR se ha levantado del Consejo Regulador, pero sus bodegas no han sopesado abandonar la Denominación, como sí se plantean las vascas, partidarias de tener un sello propio ―la DOC se reparte entre tres comunidades: La Rioja, País Vasco y Navarra―. Viñedos de Álava o Arabako Mahastiak, en euskera, es el nombre de la nueva marca, respaldada por el Gobierno de Euskadi para su comercialización dentro de España. El sello no cuenta con el visto bueno del Ministerio de Agricultura y está a la espera de que la Comisión Europea emita su dictamen definitivo.

Foto: Un temporero, trabajando en la vendimia en La Rioja alavesa. (EFE/David Aguilar)

De momento, no se pueden comercializar vinos bajo el sello vasco. El Consejo Regulador recurrió la autorización del Ejecutivo de Iñigo Urkullu y el TSJPV anuló la concesión. El Tribunal consideró que el uso de Viñedos de Álava podría causar "prejuicios irreparables o de muy difícil reparación" a la DOC Rioja. El conflicto, a la espera de que termine de resolverse, sigue latiendo en el seno de la Denominación y es otra muesca más en un año gris para los vinos con más pedigrí de España.

No obstante, Lapuente revitaliza las previsiones agoreras y asume que el sector debe ser consciente de que "no todo puede ser bonanza, la incertidumbre es la tónica", y ese va a ser el escenario para los bodegueros y productores. "Si Rioja fuera una empresa, tendría unos ingresos al año más que pingües", expone el director general, y pone como ejemplo los 200 millones captados a través del etnoturismo, los 1.500 millones de facturación totales o las decenas de miles de euros que cuesta una hectárea de viñedo dentro de la Denominación. "Somos un proyecto de éxito, simplemente hay que esperar", zanja.

En la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, recuerdan con especial orgullo el pasado 2017. Fue el año del récord de ventas, de los 284,17 millones de litros despachados. Desde entonces, la comercialización de caldos ha caído. En 2022, fueron 251,26 millones de litros y las alarmas se han encendido. Esta semana, la DOC solicitó formalmente al Ministerio de Agricultura que no autorice nuevas plantaciones de viñedos en los próximos tres años. Es una forma de contener la producción y garantizar que en los siguientes ejercicios no haya exceso de producto, como ha sucedido. Son tiempos de incertidumbre en la Denominación más antigua de España, agravados por la inflación y la inestabilidad internacional, los cambios en los hábitos de consumo —el blanco está de moda— y las crisis internas (la Asociación de Bodegas Familiares abandonó el Consejo Regulador de la entidad el pasado mes de septiembre y todavía no se ha resuelto el conflicto abierto con la parte vasca partidaria de tener una DOC propia).

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