Marruecos rechaza recibir ayuda desde Ceuta y Melilla para las víctimas del terremoto

Cuatro semanas de conversaciones y contactos con las autoridades de Tetuán y Nador, las provincias marroquíes colindantes con Ceuta y Melilla, no han servido de nada. Al cumplirse, este domingo 8 de octubre, un mes del terremoto que golpeó a Marruecos, las ONG y los voluntarios de las dos ciudades autónomas no han logrado hacer llegar al país vecino la ayuda humanitaria que recaudaron.

Los gobiernos civiles de ambas ciudades no les han dado un "no" rotundo a su petición, pero sí les han dicho que tuvieran paciencia, que su solicitud se seguiría estudiando, que estaban a la espera de la respuesta del Ministerio del Interior en Rabat.

"En un local ubicado junto al Hospital Universitario, tenemos almacenados 4.500 kilogramos de ayuda"

Si esto se demora unos días más, vamos a renunciar a la expedición y toda esa ayuda se va a distribuir entre familias necesitadas de nuestra ciudad, que son muchas", afirma Amin Azmani, diputado local de Somos Melilla, un pequeño partido político de la ciudad. Tarik Abdeslam, que en Ceuta encabeza 317 Viviendas, una asociación de vecinos residentes en la Loma de Colmenar, se expresa en los mismos términos.

Ambos han protagonizado —junto con alguna otra asociación local— la recogida de ropa, calzado, tiendas de campaña, mantas, alimentos no perecederos y algunos medicamentos básicos, con la intención de hacerlos llegar a las víctimas del seísmo que el 8 de septiembre causó casi 3.000 muertos y unos 3.000 heridos. "En un local ubicado junto al Hospital Universitario, tenemos almacenados 4.500 kilogramos de ayuda", explica orgulloso al teléfono Tarik Abdeslam. "La gente ha sido generosa", añade.

En realidad, el problema es que las autoridades marroquíes se niegan a que pueda pasar ninguna mercancía nueva a través de esas dos fronteras terrestres. Solo cruzan personas y los vehículos que las transportan, tras superar unos fastidiosos controles burocráticos. No quieren que se abran aduanas porque podría ser interpretado como un paso hacia el reconocimiento, por parte de Marruecos, de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla, opinan fuentes diplomáticas no oficiales.

Aduanas inexistentes

A esta explicación, Juan Luis Aróstegui, exsecretario general de CCOO en Ceuta, añadía otra en un artículo publicado en septiembre en el diario El Faro de Ceuta: "Marruecos no ha invertido miles de millones de euros en desarrollar la zona colindante con Ceuta para, ahora, abrir una 'vía de escape' de flujos económicos por un territorio que llama 'ocupado', que no reconoce, y al que asfixia sin pudor alguno como medio de presión al servicio de sus tesis anexionistas".

El presidente Pedro Sánchez anunció el 7 de abril de 2022, al término de su cena de Ramadán con el rey Mohamed VI, que se inauguraría una aduana en Ceuta y se reabriría la de Melilla, que Marruecos cerró —sin comunicárselo a las autoridades españolas— el 1 de agosto de 2018. Llevaba siglo y medio funcionando. El Gobierno español no protestó.

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EFE

Aunque desde enero se han hecho tres pruebas piloto puntuales de envío de mercancías a través de las fronteras terrestres, esas aduanas siguen sin existir. Las autoridades marroquíes ni siquiera aplican en las fronteras el llamado régimen de viajeros recogido en su reglamento aduanero. Este permitiría a una persona que entra en Marruecos desde Ceuta o Melilla llevar consigo unas pequeñas compras por valor de menos de 200 euros. Los ceutíes y melillenses no pueden transportar consigo pequeños regalos, ni siquiera una caja de dulces, a sus familiares residentes en Marruecos y los turistas tampoco pueden llevarse un souvenir.

Aun así, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, afirmó el 22 de septiembre en Nueva York —en un encuentro con la prensa al margen de la Asamblea General de la ONU— que la hoja de ruta anunciada en abril de 2022 por el presidente Sánchez "se está cumpliendo". Un año antes, también en Nueva York, Albares se expresó en esos mismos términos.

El Ministerio del Interior marroquí solo aceptó, el 10 de septiembre, la ayuda oficial para mitigar las consecuencias del terremoto por parte de cuatro países: España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Entonces sí permitió que voluntarios españoles y de otros lugares llevasen a Marruecos los productos que se trasladaron a bordo de furgonetas y en ferry de Algeciras a Tánger.

La asociación 317 Viviendas se planteó también enviar su ayuda desde Ceuta a Algeciras y de ahí a Tánger, pero finalmente desistió por los elevados costes del flete. Eso fue exactamente lo que tuvo que hacer, en octubre de 2006, el Ministerio del Interior que entonces dirigía Alfredo Pérez Rubalcaba. Quiso donar 72 vehículos todoterreno a Marruecos para que mejorase su lucha contra la inmigración y los trasladó a Ceuta para entregarlos por tierra. Pero Rabat se negó a recibirlos. España tuvo que enviarlos por mar a Algeciras, y de ahí a Tánger. Las autoridades marroquíes tampoco aceptan en sus puertos a barcos procedentes de las ciudades autónomas.

La situación es ahora peor que en febrero 2004, cuando Marruecos fue golpeado por otro terremoto que causó 629 muertos. Tardó entonces unas 48 horas, pero finalmente dejó que los bomberos de Melilla, y la ayuda que transportaban, viajasen a través de la frontera terrestre hasta el corazón del Rif, la zona del seísmo. El presidente del Gobierno era entonces José María Aznar.

Al margen de la ayuda de los particulares, que no llegará a su destino, los gobiernos de Ceuta y Melilla, ambos en manos del Partido Popular, han donado cada uno 50.000 euros a Marruecos. Esas partidas no se envían directamente a las autoridades marroquíes, sino que se han tramitado a través del Ministerio de Asuntos Exteriores español.