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El Congreso tendrá por primera vez más asesores que funcionarios
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PERSONAL EVENTUAL

El Congreso tendrá por primera vez más asesores que funcionarios

El aumento imparable de los asistentes que contratan los grupos parlamentarios llega esta legislatura a su cota más alta y se consolida como una plantilla opaca

Foto: Un técnico coloca los auriculares de traducción en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Un técnico coloca los auriculares de traducción en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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El incremento progresivo de los contratos de personal eventual en los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados ha alcanzado esta legislatura su cota más alta y supera por primera vez el número de funcionarios. Hay ya más trabajadores externos, de los que se desconoce su currículo o el sueldo, que empleados públicos, después de que las formaciones políticas pactaran elevar a 355 el número de asesores (también denominados asistentes) a repartir.

Hasta ahora no se había alcanzado la ratio de un asesor por diputado (350), y es este aumento lo que engorda como nunca esta plantilla paralela. Con el acuerdo alcanzado, el PP puede tener hasta 137 asistentes; el PSOE, 121; Vox, 33; Sumar, 31; ERC, 7, Junts, siete, Bildu, seis; el PNV, cinco, y el grupo mixto, tres. A los que se añade la prima adicional de un coordinador, en el caso de los grupos parlamentarios de menos de 10 parlamentarios, que hace que la cifra se eleve hasta 355.

Foto: Sesión constitutiva de las Cortes Generales de la XV Legislatura. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

A este grueso de empleados se debe sumar, además, el personal de confianza de la presidencia del Congreso, siete personas. También los tres adscritos a cada uno de los miembros de la Mesa (24 en total) y el asistente con el que cuenta cada presidente de comisión. En esta legislatura aún no se han constituido, pero en la anterior hubo 21 comisiones no legislativas, lo que supone 21 asesores más. El cómputo final son 407 entre asistentes, asesores o asistentes técnicos (existen distintas modalidades de contratos y, por tanto, de salarios) que se nombrarán a lo largo de estos primeros meses y que rebasa el número de funcionarios adscritos al Congreso, Fuentes del Parlamento apuntan que muchos de esos puestos (los 407) se destinan a asistentes en labores administrativas.

El personal de la Cámara Baja (letrados, archiveros bibliotecarios, asesores, redactores taquígrafos y estenotipistas, técnico-administrativo, administrativo y ujieres) lo componen en estos momentos 391 funcionarios. Pero, frente a la transparencia en la relación de trabajadores públicos, no existe ninguna información sobre los contratos de asesores y asistentes. Se publica el nombre y el cargo en el Boletín Oficial del Congreso, pero nada más. Son contratos opacos. Ni se conoce la formación académica o la trayectoria laboral ni el sueldo. De hecho, una resolución de la Mesa de 2016 constata que "no se exigen unos requisitos profesionales específicos o una determinada experiencia" y que es el grupo parlamentario quien decide "la distribución y las funciones a desempeñar por este personal eventual".

A pesar de que sus salarios se pagan con dinero procedente del presupuesto del Parlamento, destinado precisamente a estos gastos de personal, que se añaden a las subvenciones que recibe cada grupo, la posición del Congreso es que estos sueldos no se pueden hacer públicos porque es "un dato de carácter personal" amparado por la ley de protección de datos. Esto deja al arbitrio de cada formación el dinero que paga a su plantilla.

Sueldo totalmente opaco

Tras repartir el número de asesores entre cada grupo, se les otorga también unos puntos. Esos puntos son los que determinan el sueldo. Según distintas fuentes consultadas, un punto equivale aproximadamente a 2.000 euros brutos. Sí está establecido que el salario debe fijarse en una horquilla de entre uno y dos puntos. Pero es una decisión exclusiva de cada grupo parlamentario, que juegan con los decimales (1, 1,25, 1,5, 1,75 o 2) para distinguir a sus empleados eventuales, cuyo contrato termina siempre con el final de la legislatura.

Foto: Vista general del hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE/Fernando Villar)

El sistema es tan discrecional que un asesor o un asistente puede cobrar más o menos, según el partido para el que trabaje, aunque su salario procede de dinero público. Quienes más dinero ganan (no es posible saber cuánto) son los asesores, el que menos es el asistente y en medio de ambos, el asistente técnico. Aunque los grupos pueden no nombrar a todo el personal eventual que se les haya asignado en el reparto, pierden esta asignación financiera si no la usan para estos fines. Pero ahora se ha encontrado la fórmula para darle un uso alternativo a este recurso.

Como informó El Confidencial, a propuesta del PSOE se ha aprobado que se puedan ceder puntos entre grupos, lo que supone que un partido puede facilitar a otro la contratación de asesores, renunciando a parte de su cupo, en beneficio de otro partido. Una medida a la que el PP se opuso y que internamente en el Congreso se interpreta como un mecanismo más para favorecer a los independentistas tras ayudarles a tener grupo propio (y con ello las subvenciones que eso supone) y aprobar el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara.

El incremento progresivo de los contratos de personal eventual en los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados ha alcanzado esta legislatura su cota más alta y supera por primera vez el número de funcionarios. Hay ya más trabajadores externos, de los que se desconoce su currículo o el sueldo, que empleados públicos, después de que las formaciones políticas pactaran elevar a 355 el número de asesores (también denominados asistentes) a repartir.

Francina Armengol Congreso de los Diputados
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