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Rubiales y su padre presionaron a una jefa de prensa de la RFEF para obtener una prueba falsa
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el área de compliance investiga los hechos

Rubiales y su padre presionaron a una jefa de prensa de la RFEF para obtener una prueba falsa

El ya expresidente interrogó a una empleada del área de Comunicación, Patricia Pérez, para que ratificara por escrito que Jenni Hermoso autorizó la difusión de las declaraciones que lo exculpaban

Foto: Rubiales, el pasado viernes, antes de declarar en la Audiencia Nacional. (Reuters/Susana Vera)
Rubiales, el pasado viernes, antes de declarar en la Audiencia Nacional. (Reuters/Susana Vera)
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Luis Rubiales presionó a una empleada del área de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que testificara que Jenni Hermoso dio su consentimiento a la difusión de unas declaraciones que lo exculpaban. El testimonio de esta trabajadora también fue usado por la Dirección de Integridad de la RFEF para cerrar el expediente sobre el escándalo del beso con un dictamen favorable para el ya expresidente del organismo, según han confirmado a El Confidencial fuentes próximas a este episodio. El área de Compliance investiga estas presuntas nuevas coacciones.

Los hechos tuvieron lugar en las horas posteriores a la celebración de la victoria en el Mundial. La jefa de prensa del combinado femenino, Patricia Pérez, alias Poki, recibió una llamada del área de Integridad pidiéndole que se presentara urgentemente en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Nada más llegar a la sede de la RFEF, fue invitada a entrar en el despacho de Rubiales.

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Allí, la jefa de prensa se encontró al propio Rubiales; al padre de este, el expolítico del PSOE Luis Manuel Rubiales, sin cargo conocido en la Federación; a su superior, Pablo García Cuervo, máximo responsable del área de Comunicación; al director de Integridad de la RFEF, Miguel García Caba, y a su compañero de prensa Enrique Yunta, además de otras personas de la confianza del entonces presidente que entraron y salieron de la habitación, explican varias fuentes consultadas por este diario.

Rubiales y el resto de altos cargos explicaron a Pérez que la habían citado porque Integridad necesitaba su testimonio para evaluar las posibles responsabilidades que se derivaban del beso a Hermoso. Su versión era clave, en concreto, para reconstruir cómo se había gestado el envío a EFE y Europa Press de unas supuestas declaraciones de la jugadora que restaban importancia al incidente y exculpaban a Rubiales.

Según el comunicado de la Federación, Hermoso había manifestado durante el vuelo de regreso a España que el beso había sido "un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial". "El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de 10 y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad y gratitud, hemos ganado un Mundial y no vamos a desviarnos de lo importante", pronunció supuestamente la jugadora, según la nota de la RFEF.

Sin embargo, en las horas siguientes, Hermoso emitió un comunicado en el que negó haber pronunciado esas palabras y acusó a la RFEF de "manipulación" para salvar al máximo responsable de la institución. Además, la jugadora "condenó" el beso y otros gestos y pidió la adopción de "medidas ejemplares" contra el dirigente. Informaciones posteriores revelaron que las frases atribuidas por la RFEF a Hermoso fueron redactadas, en realidad, por el director de Comunicación de la entidad, García Cuervo, y que este mismo las difundió para tratar de contener las críticas a su jefe.

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En ese contexto, la declaración de Pérez fue interpretada por el entonces presidente de la Federación y su equipo como una de sus últimas oportunidades para tratar de reconducir la crisis. Según personas próximas a la reunión, con la excusa de la investigación de Integridad, la jefa de prensa del combinado femenino fue interpelada durante más de tres horas por sus superiores directos, con algunos momentos de gran tensión, para que ratificara por escrito que presenció cómo Hermoso autorizaba el envío de las falsas declaraciones a los medios de comunicación.

El interrogatorio a la empleada de la RFEF se produjo en presencia del director de Integridad, García Caba, que paradójicamente tenía la obligación de velar por el respeto de las "buenas prácticas" en el seno del organismo y debía pronunciarse sobre la actuación de Rubiales. Pero García Caba no puso ninguna objeción a que el principal objetivo de su expediente y García Cuervo condicionaran las palabras de una subordinada. Tampoco se opuso a la presencia del padre de Rubiales y otras personas en esta diligencia, ni al hecho de que se celebrara en el despacho del presidente, en la tercera planta de la RFEF, mientras decenas de personas circulaban por los pasillos aledaños.

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El resultado de las tres horas de interrogatorio quedó condensado en un breve texto de menos de dos páginas que la RFEF filtró inmediatamente a un medio de comunicación. Según ese documento, Pérez consideró que el beso fue "algo anecdótico" y que Hermoso y el resto de jugadoras estaban "pletóricas" después de la final. Sobre las falsas declaraciones de Hermoso, Pérez supuestamente dijo: "Ya en el aeropuerto, viendo que la prensa preguntaba por el beso, desde el Departamento de Comunicación se propone a la jugadora sacar unas frases al respecto y, una vez aprobadas por su parte, se remiten a los medios de comunicación".

La RFEF no solo filtró este documento. También aprovechó el testimonio para archivar automáticamente el expediente de Integridad dictaminando que no se apreciaba nada reprochable y hacer públicas estas conclusiones justo antes de la asamblea del 25 de agosto en la que Rubiales anunció que no iba a dimitir. Según el dirigente, Integridad había demostrado que su comportamiento fue correcto.

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Ni siquiera con esa maniobra logró permanecer en el cargo, pero Rubiales sigue agarrándose a la declaración de Pérez para tratar de salir indemne del frente judicial. El Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional le tomó declaración el pasado viernes en calidad de investigado por agresión sexual y coacciones. Su defensa sostiene que el testimonio de la jefa de prensa prueba que el beso fue consentido y que Hermoso dio su visto bueno a la distribución del comunicado exculpatorio.

Pero el interrogatorio a la empleada de la Federación amenaza con convertirse en otro dolor de cabeza para Rubiales. La jefa de prensa es nuera del presidente de la Federación territorial de la Región de Murcia, José Miguel Monje Carrillo. Este desveló la semana pasada en la Junta Directiva de la RFEF que se celebró el pasado viernes, ante el resto de dirigentes territoriales, que Rubiales, el padre de este y García Cuervo presionaron a la mujer de su hijo para que declarara a su favor, explica a El Confidencial una fuente presente en esta otra reunión. A raíz de esa intervención, el asunto se ha convertido en una de las aristas de la crisis de la Federación que más inquieta a los integrantes de la Asamblea.

Según ha podido confirmar este diario, la propia empleada de la Federación también se ha puesto en contacto con el Departamento de Compliance, un área ajena a Rubiales, para denunciar el interrogatorio al que fue sometida por el expresidente y su círculo de confianza para adulterar su versión de los acontecimientos. A raíz de esta comunicación, Compliance ha abierto un expediente y ha comenzado a efectuar averiguaciones. El caso puede acabar con una nueva denuncia contra Rubiales y su equipo por otro delito de coacciones.

Luis Rubiales presionó a una empleada del área de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que testificara que Jenni Hermoso dio su consentimiento a la difusión de unas declaraciones que lo exculpaban. El testimonio de esta trabajadora también fue usado por la Dirección de Integridad de la RFEF para cerrar el expediente sobre el escándalo del beso con un dictamen favorable para el ya expresidente del organismo, según han confirmado a El Confidencial fuentes próximas a este episodio. El área de Compliance investiga estas presuntas nuevas coacciones.

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