Ferraz forzará cambios de liderazgo territorial si Sánchez logra ser investido

Los procesos de renovación orgánica previstos en las federaciones socialistas tras la pérdida de poder institucional el 28-M quedarán congelados hasta solventarse el proceso de investidura de Pedro Sánchez. Así lo señalan fuentes de la ejecutiva de Ferraz, que tampoco descartan competición entre listas o, incluso, tener que forzar la convocatoria de algún congreso territorial. Se trata de una prerrogativa que tiene la dirección federal si no hay acuerdo, según señalan las mismas fuentes, deslizando la posibilidad de que el barón aragonés, Javier Lambán, se resista. El refuerzo de Pedro Sánchez tras el 23-J ha hecho que blindase su liderazgo en el partido, no solo frenando cualquier movimiento interno, sino con capacidad para condicionarlos en los diferentes territorios.

El nombre de Ignacio Urquizu, en la corriente crítica frente a Ferraz, es uno de los que más han sonado en clave de sucesión de Lambán. El alcalde de Alcañiz y exdiputado ya fue vetado por la ejecutiva para sacarlo de las listas electorales propuestas por el PSOE de Aragón de cara al 23-J. La apuesta de la actual dirección para tomar las riendas del partido en este territorio es la ministra de Educación, Pilar Alegría. Desde su entorno, se han encargado de subrayar que su candidatura en las generales recabó 25.000 votos más que la de Lambán en las autonómicas. El barón aragonés, por su parte, respondía en público que la candidatura encabezada por Alegría fue "una de las que menos han mejorado sus resultados respecto a las autonómicas de mayo".

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Extremadura es otro de los territorios pendientes de renovación orgánica. Pese a haberse establecido el cambio en la secretaría general para este otoño, se ha decidido posponer el proceso de relevo de Guillermo Fernández Vara a la espera de la conformación del Gobierno central. En la Comunidad Valenciana, tras la pérdida de la Generalitat por parte de Ximo Puig, se presentan más incógnitas. El expresident de la Generalitat será senador por designación autonómica, al igual que Lambán, Vara y el madrileño Juan Lobato. En esta última federación, se ha dejado asomar un pulso interno, con algunas de sus voces reclamando una reflexión interna sobre los resultados del 28-M.

La decisión del secretario general madrileño de ocupar un cargo de senador por designación territorial en la Cámara Alta ha contribuido incluso a encender más los ánimos. Lobato ha explicado esta decisión de acumular cargos por su voluntad de tener más foco, pero no todos en el PSOE-M lo comparten. Alertan de que puede ceder así más espacio a la líder de Más Madrid, Mónica García, como la verdadera líder de la oposición a Isabel Díaz Ayuso y su alternativa de cara a las próximas elecciones.

La federación madrileña, en la oposición en el ayuntamiento desde 1989, y en la Asamblea desde 1995, siempre se caracterizó por su convulsión orgánica. Tras el 28-M, no lo es menos. Un veterano del partido pone el foco sobre la necesidad de abrir una reflexión interna y rendir cuentas por los resultados. En escaños, el PSOE logró pasar de 24 a 27, aunque en números absolutos solo creció en 1.674 votos con respecto a las elecciones anticipadas de 2021. Además, volvió a ser tercera fuerza, por detrás de Más Madrid, que mantiene el liderazgo de la oposición. "Estamos a 270.000 votos respecto a los resultados de Ángel [Gabilondo] en 2019 y Lobato no es el jefe de la oposición", subraya un diputado socialista. A esta lectura negativa, añade el hecho de que "Podemos ha desaparecido" sin que ello supusiese una mejora sustancial para sus resultados.

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Frente a los barones tocados por los resultados del 28-M, Pedro Sánchez ha conseguido reforzar su liderazgo a lomos de un resultado con el que no solo resiste y bloquea un cambio de Gobierno, sino que crece en votos y escaños. Cuatro puntos más que en las últimas elecciones y ganando un escaño, hasta situarse en 121. Si Sánchez logra ser investido, tendrá asegurada su continuidad como líder del partido al menos una legislatura más. Si se produce un bloqueo, ante un hipotético enroque del partido de Carles Puigdemont, que mantiene el precio imposible de "amnistía e independencia", Sánchez volverá a ser candidato y su futuro político se decidirá tras volver a echar las cartas.

Sánchez se ha empoderado todavía más de lo que lo estaba y tanto su dirección como su grupo parlamentario están perfectamente cohesionados. Todo ello ha echado por tierra la baza de Feijóo para forzar una suerte de rebelión interna en el PSOE, presionando a los barones con el objetivo de que planteen una abstención para dejar gobernar a la lista más votada. Todos ellos, incluidos los críticos Javier Lambán y Emiliano García-Page, han evitado poner pegas a una investidura apoyada en el bloque nacionalista e independentista. Asimismo, rechazan una suerte de gran coalición con el PP y, sobre todo, la propuesta de Vox de que Feijóo busque la mayoría con el voto de "cinco o seis socialistas buenos". "Soy demócrata incluso antes que socialista, lo que significa, en primer lugar, el respeto a lo votado por la ciudadanía y, en segundo lugar, cumplir las normas. También las de los propios partidos políticos. El transfuguismo no va conmigo", respondía el presidente de Castilla-La Mancha el pasado jueves.

En lugar de aparecer fisuras ante un descalabro electoral como el de las municipales y autonómicas, el actual PSOE sale reforzado y acorazado frente a cualquier corriente crítica. Ya para sortear hipotéticas fracturas, Sánchez confeccionó unas listas electorales con personas de su total confianza. Un blindaje mucho mayor que en las elecciones de 2019. De hecho, en esta ocasión, Ferraz optó por imponer a sus candidatos en varias listas, tanto de territorios liderados por barones críticos como por afines.