Malestar en las filas del PP por el "perfil bajo" de la lista de Feijóo en Madrid

El hermetismo que Alberto Núñez Feijóo impuso en torno a sus listas derivó este miércoles en cierta “decepción” en el PP. El primer nombre en salir del bombo fue el de la número dos por Madrid. El gallego había elegido a Marta Rivera de la Cruz, ex de Ciudadanos y consejera de Cultura en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Si la idea de la dirección nacional era sorprender, lo consiguió. Nadie en las filas populares contempló en ninguna quiniela su nombre. Se esperaba un “fichaje de peso” después de que la secretaria general, Cuca Gamarra, fuese de cabeza de lista por La Rioja. “¿Quién es Marta Rivera? No le pongo cara”, se preguntaban en los territorios, donde no salían del asombro.

Más allá de que no milite en el PP, la pega que se le pone a Rivera de la Cruz es que es un “peso medio”. La reflexión que se hacía en el partido era que cuando se incorpora a un independiente o un outsider, lo que se busca es dar un golpe de efecto. “Si hubiera sido Villacís, se entendería”, señalaba un barón que ha estado en las últimas semanas bregando con Génova por los nombres. Que Feijóo quería unas listas “transversales” e incorporaría a excargos de Cs era conocido. El gallego buscaba mujeres con perfiles como los de Begoña Villacís o Inés Arrimadas, que centrasen la candidatura.

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En el caso de la exvicealcaldesa de Madrid, el gallego llegó a hablar con ella para incorporarla al PP. La reunión fallida con el coordinador general, Elías Bendodo, antes de confeccionarse la candidatura al Ayuntamiento de Madrid supuso el punto y final. No se ha vuelto a contactar con ella después de que el 28-M perdiese su condición de electa. Arrimadas nunca se planteó el viaje a Génova, si bien, según reconocen fuentes populares, hubiese sido “muy bien recibida”. Su relación con el PP se deterioró en época de Pablo Casado, cuando el ex secretario general Teodoro García Egea incorporó a Fran Hervías para desmontar Ciudadanos.

A Rivera de la Cruz, además del pasado naranja en el partido, se la sitúa como “cuota” Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha colocado a gente de su confianza en puestos de salida en el Congreso, como es el caso de la expresidenta de la Asamblea Eugenia Carballedo, Pedro Múñoz Abrines o Jaime de los Santos. Feijóo ha optado desde que llegó por cerrar heridas con la baronesa. Su mayoría absoluta le da galones para tener voz a nivel nacional. Su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, también ha aconsejado al presidente del PP “cuando se le ha requerido”, según confirman fuentes populares.

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Otro de los nombres más repetidos entre los cargos del PP era el de Fátima Báñez. Se la esperaba como tándem con Feijóo. Y como ya ocurrió para el cargo de secretaria general, no ha terminado de aterrizar. “Necesitábamos alguien fuerte en lo económico”, lamentaba un veterano, que aventuraba que “de este grupo no sale un ministro”. Aquí entra en juego la segunda fase. Los populares creen que Feijóo se ha guardado la carta de los ex de Mariano Rajoy para cuando aterrice en la Moncloa. Desde Isabel García Tejerina al exministro de Fomento Íñigo de la Serna, varios aparecen entre los llamados a tener un sillón en el futuro Consejo de Ministros junto a Báñez. Con Rajoy, se ha estado hablando para la elaboración de las listas. El PP pide que se tire de la experiencia de los desterrados por la moción de censura si se gana el 23-J.

A la mano del otro expresidente, José María Aznar, se le atribuye que Cayetana Álvarez de Toledo siga como diputada. En Génova hubo quien vetó su nombre, pero Feijóo es un integrador nato. Sabe que para ensanchar el partido debe contar con las diferentes sensibilidades. Álvarez de Toledo representa la parte más liberal del PP y puede ayudar a pescar entre los votantes de Vox. Del aznarismo también proviene Carlos Aragonés. Dentro de su vocación de “no hacer sangre”, el gallego ha mantenido en la lista a varios casadistas, como Beatriz Fanjul o Antonio González Terol, entre otros.

Los gallegos son otros de los protagonistas. El expresidente de la Xunta se ha rodeado de dos mujeres de su absoluta confianza, Marta Varela, su jefa de gabinete en Génova, y su mano derecha desde que estaba en la oposición en Galicia, Mar Sánchez Sierra. Desde que aterrizó en Madrid, el líder del PP ha mantenido a su núcleo duro de Galicia, en el que también está el responsable de Organización, Miguel Tellado. Pese a que se le ha afeado internamente “no abrirse”, estos nombramientos refuerzan la teoría de que Feijóo se “fía de muy pocos”. Más allá de un premio para los que le han escoltado en su carrera política, en el PP se lee como una clara declaración de intenciones de blindarse. Solo se recuerda el caso de Jorge Moragas como un jefe de gabinete con escaño.