Díaz corta el último intento a la desesperada de Podemos de salvar la cabeza de Montero

Yolanda Díaz ha cortado de raíz el último intento de Podemos de tratar de ganar peso en sus posiciones negociadoras. El veto sobre Irene Montero y la pelea por el reparto de puestos en las listas al Congreso bloquean el acuerdo de los morados para integrarse en Sumar de cara a las elecciones generales, cuyo plazo de registro expira esta medianoche. El de ayer fue un día de pasos en falso y jugadas a la desesperada: del registro por "error" de un nuevo partido domiciliado en su propia sede por parte de uno de sus dirigentes, a una consulta a la militancia con trampa incluida, o una última maniobra para concurrir en solitario en la Comunidad Valenciana. Aludieron al desigual reparto en una región en la que ya no cuentan con representación parlamentaria y tienen menos de una decena de concejales, criticaron el veto de Compromís... Pero los negociadores de Sumar, habitualmente discretos, pulsaron el botón del pánico en cuestión de minutos. "Eso no se contempla", afirmaron.

Fue una suerte de voladura controlada tras casi dos semanas de negociaciones trepidantes, día y noche, en que querían tener todo listo entre el miércoles y el jueves. Tendrán que esperar al viernes, a que Podemos consulte a su militancia y después vuelva a las conversaciones. Siete partidos ya han confirmado su adhesión a Sumar. Compromís, que ha perdido fuerza, pero ha aguantado el golpe mucho mejor que Podemos —suma 350.000 votos en la región, frente a los 500.000 que logró Podemos el 28-M en toda España, y en coalición con IU—, ha cerrado el pacto a primera hora del viernes.

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Los negociadores de los aliados de Sumar llevaban tiempo advirtiendo de las dudas que albergaban sobre las verdaderas intenciones de los morados. Si bien la posición oficial sigue siendo que el acuerdo es deseable, distintas fuerzas han puesto en duda la supuesta voluntad de pacto de los morados. El jueves, dos días después de que los comunes, pieza indispensable en el puzle de la vicepresidenta, denunciaran una maniobra similar por parte de Podemos —para concurrir con ERC en Cataluña—, dijeron basta. Los puentes están a punto de saltar por los aires.

La cúpula de Ione Belarra ha quemado este jueves uno de sus últimos cartuchos. El anuncio de una consulta exprés a sus bases, para lograr un cheque en blanco para mantener unas conversaciones que llevaban casi dos semanas ya en marcha, permite a la dirección de Podemos vestir de legitimidad su decisión final sobre Sumar, y le regala algo de tiempo ante la rebelión que ha corrido como la pólvora entre una decena de territorios. Los morados han dado a conocer los resultados de su consulta a la militancia este viernes, a horas de que se cierre el plazo legal para concurrir con Sumar. El 92,92% de los inscritos de Podemos que han votado han avalado que la Ejecutiva tenga plenos poderes para decidir sobre las negociaciones.

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Han ganado algo de oxígeno, pero para ello han tenido que desempolvar el manual de crisis que ya utilizaron en el pasado, cuando la decisión de Irene Montero y Pablo Iglesias de adquirir un chalé en Galapagar les generó una profunda crisis de credibilidad entre los suyos. Iglesias, entonces a los mandos, compareció con la actual número dos del partido para convocar un plebiscito sobre sus propias figuras, una moción de confianza a la interna. Lograron recobrar las riendas, la participación fue la más alta en la historia de la organización, con casi 190.000 personas posicionándose. Casi un tercio, 60.000, votó en contra de sus respectivas dimisiones, en un momento en el que el perfil de Montero no se había visto abrasado por las polémicas de los últimos años.

"Han perdido la capacidad de generar ideas", "están en llamas", aseguran dos veteranos exdirigentes morados, hoy fuera de la actividad partidista. El movimiento soliviantó a los territorios, que prefirieron guardar silencio públicamente —la líder en Navarra, Begoña Alfaro, sí celebró la consulta—. En privado, criticaron la pregunta formulada, el momento de celebrar una consulta que habían requerido reiteradamente, y enmendaron por completo la actuación de la dirección.

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El acuerdo es hoy lo único que puede evitar una rebelión a mayor escala. Inicialmente preveían que la consulta reflejase una baja participación, en un partido que ha logrado hacer votar a 137.000 personas para avalar la formación del Gobierno de coalición en 2019, hasta 47.000 para respaldar el programa. En total, han participado un total de 52.829 simpatizantes y militantes de Podemos. De ellos, el 92,92% han avalado que la Ejecutiva tenga plenos poderes para decidir sobre las negociaciones y posible acuerdo con Sumar, según ha informado el partido. Concretamente, un total de los 49.089 inscritos han votado sí a esta opción mientras que otros 3.568 (6,75%) se han opuesto, con únicamente 177 votos en blanco.

Ione Belarra ha agradecido en sus redes sociales la gran participación en menos de 24 horas. "Nadie tiene la militancia que tiene Podemos", ha afirmado.

Los líderes territoriales se arman de paciencia, pero advierten: "Movimientos se están haciendo a todos los niveles". "Los públicos no son los únicos ni los más efectivos", afirma uno de ellos. Díaz frenó el intento de los morados de sacudir el tablero el jueves, pero el viernes entrará en la etapa más delicada y difícil de la negociación. Y, en este punto, no tendrá opción de pedir tiempo de descuento.