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Cómo se está doblando el brazo a Podemos: "Habrá acuerdo, no hay alternativa"
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Cómo se está doblando el brazo a Podemos: "Habrá acuerdo, no hay alternativa"

En Podemos son conscientes de que tendrán que tragar con una carga de humillación, lo que esperan es que no sea excesiva. La habilidad de Díaz para entender el momento determinará el resultado

Foto: Yolanda Díaz durante una visita a Doñana esta mañana. (Europa Press/A. Pérez)
Yolanda Díaz durante una visita a Doñana esta mañana. (Europa Press/A. Pérez)

El foco está puesto en Podemos. La altivez de sus líderes, sus exigencias excesivas en las negociaciones de las listas o el incremento de la tensión con algunas declaraciones de Iglesias han llevado a la conclusión de que la negativa a dar el brazo a torcer está poniendo en peligro la unidad de la izquierda. Sin embargo, la realidad también circula por otros caminos.

Quizá lo más significativo en este proceso acelerado de negociaciones haya sido un silencio. Los comunes filtraron la noticia de que Podemos estaba negociando con Esquerra una candidatura conjunta para las generales. Esquerra lo negó y Podemos no respondió, lo que se interpretó como una ratificación indirecta de la filtración. Incluso Mónica García acusó anoche al "señor Iglesias" de mentir, lo que venía a reforzar la versión dominante según la cual Podemos está yendo demasiado lejos. Una vez más, el marco de un Iglesias furioso, peleando contra todos y arremetiendo sin valorar las consecuencias, se ha impuesto. Sin embargo, el silencio de ayer de Podemos subrayaba algo muy distinto. Era una muestra de prudencia: contestar públicamente supondría añadir todavía más tensión a las negociaciones cuando estas se hallan en marcha y cerca de su resolución.

Yolanda Díaz quiere una orientación para Sumar, ligada a ICV y a la perspectiva errejonista, en la que Iglesias y los suyos no encajan

En todas estas valoraciones, se hace abstracción del punto de partida. La intención declarada de los principales partidos de la coalición, Más Madrid, Comunes y Compromís, es prescindir de Podemos. Es una idea instalada desde hace mucho tiempo. La fórmula que utilizó Más Madrid, asentar un proyecto propio ignorando a Podemos y al resto de fuerzas, era la preferida. Y Yolanda Díaz quiere una orientación para Sumar, ligada a ICV y a la perspectiva errejonista, en la que Iglesias y los suyos no encajan.

Foto: Irene Montero y Yolanda Díaz. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El problema que se debe solucionar

Esta intención tiene un problema de fondo que está condicionando la composición del espacio político: el elemento territorial. Las grandes ciudades están cubiertas con esa alianza entre MM, comunes y Compromís, pero con ellas no basta para poner en marcha una iniciativa que pretende tener un recorrido amplio. La brecha entre la España urbanita y las ciudades pequeñas e intermedias aparece de manera clara, y, en las segundas, Sumar depende en primer lugar de IU y PCE, pero también de lo que todavía le queda a Podemos.

El temor en muchos territorios a que ese equilibrio inestable se rompa es grande; el malestar será muy elevado

En estos territorios, esenciales para crecer, los dilemas son muy distintos a los de ciudades como Madrid o Barcelona. En algunas circunscripciones, la izquierda del PSOE cuenta con representación y aspira a repetir, pero, si Sumar y Podemos van por separado, el voto se fragmentará y hará imposible conseguir siquiera un escaño. La mayor parte del aparato político de esos lugares proviene de IU, integrada en Sumar; pero con eso no basta, porque, si hay división en la izquierda, los resultados electorales se ponen claramente en riesgo. El reparto del voto entre dos fuerzas implicaría la pérdida casi segura de la representación y de todo lo que eso supone: pérdida de influencia local, y gente del aparato marchándose a su casa. El temor en muchas provincias a que ese equilibrio inestable, pero necesario se rompa es grande; el malestar si no se llega a un acuerdo va a ser muy elevado.

La debilidad de Podemos

A este escenario, se añade un elemento relevante: dadas las malas perspectivas, muchos de quienes forman las estructuras de Podemos fuera de las grandes ciudades habían establecido contactos con los de Díaz. Los enfrentamientos de la cúpula de Podemos con algunos territorios díscolos aumentaron en los últimos tiempos, ya que estos veían la salvación en Sumar. Una situación que ha conducido a los de Iglesias a una debilidad notable porque, en caso de ruptura, tendrían que poner rápidamente en marcha una candidatura con unas bases partidas y sin reemplazos claros a la vista.

Podemos negocia en clara situación de inferioridad y todos los participantes en las conversaciones son muy conscientes

Es decir, es preciso incorporar a Podemos para que no concurra por su cuenta y haga daño electoralmente, en un momento en que los de Montero carecen de la fuerza necesaria para amenazar creíblemente con la ruptura. Podemos negocia en clara situación de inferioridad, y no solo por los malos resultados, sino porque parte de sus cuadros locales podría huir a Sumar si no llegase al acuerdo. Todos quienes participan en la negociación son conscientes de ello, también Podemos. Está obligado a integrarse en Sumar, y solo necesita que se le ofrezca una salida.

Foto: Calviño, en una rueda de prensa del Consejo de Ministros, con Belarra al fondo. (Europa Press/Eduardo Parra)

Es en ese contexto cuando se fija un marco irreal, el de Podemos está exigiendo en exceso, no ha comprendido el momento y se niega al acuerdo porque no consigue lo que quiere. Es una lectura que introduce más presión porque, de producirse la ruptura, se cargaría sobre ellos el peso de la culpa.

No es momento para estómagos delicados

Desde Podemos afirman que, si se hace público cómo se están comportando los socios, los propios militantes exigirían a Belarra romper cualquier negociación. Hablan de "demasiada suciedad" y de que "no es un momento para estómagos delicados". Pero también insisten en que "no hay alternativa, habrá acuerdo". Pero, si este supone "una humillación para Podemos, significa también la muerte de Sumar, porque la gente no les va a votar".

Foto: Enrique Santiago, Irene Montero y Yolanda Díaz. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Sumar no concurrió al 28-M para esperar el desplome de Podemos y facilitar que esa estructura local complementaria se integrase en la coalición con mayor facilidad. De esa manera, la buena posición en las grandes ciudades contaría con el refuerzo de las pequeñas e intermedias, y las opciones electorales serían mayores, lo que resulta imprescindible para una formación que pretende "ilusionar", como repiten con insistencia.

El obstáculo molesto para lograr esa reunión son los líderes de Podemos. En Sumar quieren su estructura, pero no a ellos. El equilibrio que tiene que realizar Díaz es el de ofrecer malas posiciones a la cúpula de Montero, como es su intención de partida, pero no tanto como para ponerlos entre la espada y la pared. En Podemos son conscientes de que tendrán que tragar con una carga de humillación. Lo que esperan es que no sea excesiva. Está en manos de Díaz jugar esa carta con habilidad.

El foco está puesto en Podemos. La altivez de sus líderes, sus exigencias excesivas en las negociaciones de las listas o el incremento de la tensión con algunas declaraciones de Iglesias han llevado a la conclusión de que la negativa a dar el brazo a torcer está poniendo en peligro la unidad de la izquierda. Sin embargo, la realidad también circula por otros caminos.

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