Podemos ignora las críticas internas y carga contra los "vetos" a Montero: "Torpedean la unidad"

Ni autocrítica, ni dimisiones, ni reunión del máximo órgano de dirección política tras la debacle electoral del 28-M. Podemos no contempla hoy convocar al Consejo Ciudadano Estatal y obvia las críticas de dirigentes regionales, como el coordinador en la Comunidad de Madrid, Jesús Santos, que ha reclamado priorizar "el país" y la unidad con la plataforma de Yolanda Díaz en lugar de favorecer a "los partidos". El análisis tras el "duro golpe" el 28-M, afirmó este lunes Pablo Fernández, coportavoz del partido, "es bueno que se quede en los órganos internos", y todos los mensajes desde los territorios se obvian para apuntalar la idea fuerza que quiere transmitir la cúpula de Ione Belarra: que la prioridad absoluta es lograr un acuerdo para concurrir con Sumar al 23-J.

"Toda nuestra organización ya está centrada en el mismo objetivo, y, cuando digo toda, es toda", insistió Fernández. Los morados se escudan en esa voluntad para no abordar distintas materias, pero Isa Serra, también coportavoz del partido, ha aprovechado para cargar contra las reticencias de algunos aliados de Sumar a que Irene Montero, número dos morada, forme parte de las listas electorales. "Los vetos personales no ayudan", "son intentos de torpedear los acuerdos y la unidad", advirtió. La propia Díaz trasladó el viernes la presión a la propia ministra de Igualdad sobre su inclusión en listas, con los morados sirviéndose de las redes sociales para reivindicar a quienes algunos habían defendido como su principal capital político. La propia Serra asociaba incluso las críticas a Montero a la ofensiva contra "el movimiento feminista": "Es obvio que las feministas han sido un chivo expiatorio permanente".

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Durante la mañana, Pablo Iglesias, exvicepresidente y líder histórico del partido, advirtió de la dinámica de "venganza" y de "presión" contra Montero. Alguno de los aliados de Sumar ha manifestado dudas sobre su figura, más tras la decisión de Alberto Garzón, líder de IU, de dar un paso atrás para renunciar a estar en las listas. Los morados acusaron el golpe y lo interpretaron como un elemento de presión, como también hicieron con la decisión de Ada Colau de hacer lo propio.

La tensión está en máximos a cinco días de que se cierre el plazo legal para lograr un acuerdo, tras una semana de negociaciones en las que Podemos ha cargado contra las líneas rojas de Compromís o la Chunta Aragonesista, además de intentar que los resultados a tener en cuenta para medir la fuerza de cada uno de los partidos sean los de las últimas elecciones generales, en 2019, y no tanto los del 28-M. Los morados repiten los llamamientos para movilizar a su espacio, y reprochan a Díaz que la negociación haya empezado tarde, pero también que avance muy despacio.

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Era la primera comparecencia con preguntas de los medios de comunicación por parte de los portavoces estatales del partido, tras el fiasco del 28-M. Ione Belarra y la propia Montero llevan desde entonces en un silencio que solo rompen en redes sociales, más allá de la comparecencia de apenas dos minutos de la secretaria general, el lunes posterior a su extinción en los Parlamentos de Madrid o Valencia. El clima pesimista es evidente, y los morados se esfuerzan por vender que aún hay partido hasta el 28-M, frente a las reclamaciones que llegan desde los territorios.

El Consejo Ciudadano Autonómico de Extremadura se reúne este lunes, y se prevé que emita un comunicado en favor del pacto con Sumar. En territorios como Madrid, Euskadi, Navarra y Baleares ya ha habido pronunciamientos en este sentido, y el todavía vicepresidente de Baleares, Juan Pedro Yllanes (sin carné morado), ha reclamado la dimisión de Belarra; la número tres, Lilith Verstrynge, y el portavoz parlamentario, Pablo Echenique. Las direcciones territoriales miden con cuidado sus pasos conscientes de que la negociación está en marcha, pero también convencidos de que la unidad, sí o sí, debe lograrse.

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El partido morado, además, debe refrendar ante sus militantes este futurible pacto, sin que nadie sepa precisar si esta consulta podría producirse una vez ya se haya consumado el acuerdo, de cara a la elaboración de las listas, o incluso en fechas posteriores. La consigna de la dirección de Belarra, que carga contra las exigencias de aliados de Díaz como Compromís, es que van a hacer todo lo posible por lograr la unidad, mientras critican que dirigentes como Montero puedan verse excluidos de las listas al Congreso.

Figuras de referencia para el espacio, como el filósofo Santiago Alba Rico, se han pronunciado recientemente en contra de la integración de los morados, al entender que sus siglas están ya contaminadas, y perjudicarían al proyecto que Díaz aspira a construir, además de sepultar las opciones de reeditar el Gobierno de coalición. Alba Rico, próximo en su día a las tesis de Errejón y hoy defensor de Sumar, se ha visto contestado por Iglesias, que considera "una inmensa irresponsabilidad que expresa más odio que raciocinio" la tesis de su artículo en el diario Público. Oficialmente, los morados se acogen a la discreción para no hablar de las conversaciones, mientras en redes sociales cargan contra estas tesis, pero también contra sus potenciales aliados.