Sánchez acusa al PP de desmovilizar con una campaña sucia y pide el voto para un "PSOE más fuerte"
El presidente del Gobierno ha buscado el contraste con Feijóo en las formas y el fondo. La "educación con el adversario" frente al "insulto" y las soluciones para las mayorías frente "a los que nada tienen que ofrecer"
Pedro Sánchez ha hecho balance de su campaña, en su positivo y centrada en medidas sociales, para ponerla en contraste con la de los populares. En las formas y en el fondo. "En esta campaña los socialistas hemos estado pendientes de defender lo que le interesa a la mayoría", se arrancó en el mitin de cierre de campaña en Barcelona para acto seguido acusar a la derecha de "estar solo pendiente de que la mayoría no vaya a votar". Tras la explosión de la campaña en su recta final por el goteo de casos de compra de votos y otros escándalos que afectan a miembros del PSOE, lo que el propio Alberto Núñez Feijóo definió como "una mascletá perfecta", el presidente del Gobierno ha respondido con la denuncia de que los populares buscan la desmovilización. Una campaña sucia y con ruido.
"Embarrar la política", como dijo este jueves en Madrid y repitió este mediodía en Tarragona. Frente a "los insultos y la crispación", soluciones y proyecto. Pero también cerrar la campaña en la misma línea por la que ha apostado, "con educación hacia el adversario y con el respeto que merecen los ciudadanos a los que servimos". Sus predecesores, desde el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero como el candidato a la alcaldía, Jaume Collboni, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, apelaron en la misma línea a la "alegría" y a las propuestas en positivo para empujar avances sociales y alejarse de la crispación.
De ahí que Sánchez se erigiese como defensor de las mayorías sociales con el despliegue del escudo social y la profundización del Estado de bienestar. Una vez más, siguiendo el mismo guion desde la precampaña, Sánchez se ha centrado en poner en valor la gestión del Ejecutivo y asociarla a su figura. "Una brillante gestión de Gobierno", destacó Zapatero. Estado de bienestar, además de estabilidad económica y paz social. Esto último, también en clave catalana, como ahondó también el expresidente, defendiendo los indultos a los condenados del procès "para pacificar Cataluña".
Un discurso que ha buscado los contrastes con Feijóo y un último empujón para la movilización de los suyos. Los socialistas arrancaron esta última semana de campaña fiando su éxito a una movilización "extra" de sus potenciales votantes que cifraron entre un 10 y un 15%. En este sentido, se lanzó a reclamar un voto amplio de todo el bloque progresista. "Pido e voto al PSOE porque cuanto más fuertes estemos, más fuerte estará el Estado de bienestar". El candidato socialista a la alcaldía incluso hizo suyo la clásica apelación morada "sí se puede" para reivindicar las siglas del PSC como las de la "verdadera izquierda", mientras que Illa pidió directamente "el voto útil para hacer política útil".
Illa ha seguido la senda de los contrastes, aun con alusiones veladas al independentismo en su caso, apelando a la diferencia en las formas y en el fondo. "Hemos visto dos estilos. Dos formas de entender y practicar la política. Una manera de entenderla como servicio público", dijo dirigiéndose a Sánchez, "contigo a la cabeza", "y hemos visto otra, como una ocupación, una administración del poder cueste lo que cueste y al precio que sea". Se felicitó así por "hablar de política útil" en una campaña en Cataluña después de "muchos años". A ello añadió que "cuando la política se entiende como servicio público, transforma la realidad" y "cuando se entiende como simple ocupación y administración del poder, se distorsiona la realidad, se retuerce y no se hacen propuestas, se ataca".
La campaña de Sánchez ha priorizado el eje Barcelona-Valencia-Sevilla. En la capital andaluza abrió la campaña, Valencia fue el lugar elegido para el mitin central en el ecuador y la Ciudad Condal la gran apuesta de este 28-M con el objetivo de conquistar el bastón de mando de la segunda ciudad de España. Se busca un contrapeso con el Madrid de Ayuso y Almeida, que según las encuestas podrían optar a arañar una mayoría. Según la organización del PSC, el mitin de cierre de campaña congregó a 4.000 asistentes que se congregaron en el pabellón del Vall d'Hebron.
Barcelona es para Sánchez una apuesta tanto simbólica como política y estratégica. Los sondeos hicieron entrever posibilidades de asaltar la plaza en la que Ada Colau lleva gobernando dos legislaturas. La conquista del bastón de mando de Barcelona reforzaría el mensaje del Gobierno de la normalización institucional y la convivencia para poner en valor la política de diálogo.
Sánchez defendió los avances en la convivencia en Cataluña frente a quienes, dijo, querrían "regresar a la Cataluña de 2017", en pleno procés. Esto es, la Cataluña "de la discordia y la división". En este punto equiparó a los independentistas con la derecha, que también querría "regresar a 2013" para salir de la crisis de una política de austeridad. Entre unos y otros situó a la mayoría y a quienes desean "avanzar en empleo, en derechos y en convivencia".
Concentrar el voto "del cambio"
De cara a las generales, Sánchez busca también fortalecer al PSC en la que es la segunda circunscripción donde más escaños se reparten, por detrás de Madrid. Un total de 32 diputados. En clave catalana, tras ganar Salvador Illa las elecciones autonómicas, aun sin poder gobernar, recuperar la alcaldía sería un trampolín que lo acercaría a la Generalitat. "Sabes que te ayudaremos a poner Cataluña en marcha y el motor de Cataluña es el área metropolitana de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona", argumentó Collboni en su intervención dibujando esta pista de despegue. "El primer paso para poner en marcha Cataluña", le recogió el guante Illa.
Desde el equipo del candidato, Jaume Collboni, siempre mantuvieron las expectativas inalterablemente altas. Los socialistas catalanes lo apuestan todo a ser primera fuerza, acaparando voto tanto de Ciudadanos como de descontentos con Colau. A partir de ahí no descartan ningún escenario de pactos poselectorales, rompiendo la dinámica de bloques, ni siquiera gobernar en solitario con el "apoyo externo" de otras fuerzas que no formen parte de un futuro gobierno municipal dirigido por Collboni.
El líder de los socialistas pidió para ello concentrar el voto progresista. Un voto útil "del cambio" defendiendo que el PSC es el único partido que puede "recuperar la pujanza de Barcelona" sin olvidar la justicia social. "Ni Colau ni Trias, ahora toca PSC", había resumido el candidato a la alcaldía apelando a los indecisos "para abrir una nueva etapa en Barcelona".
Pedro Sánchez ha hecho balance de su campaña, en su positivo y centrada en medidas sociales, para ponerla en contraste con la de los populares. En las formas y en el fondo. "En esta campaña los socialistas hemos estado pendientes de defender lo que le interesa a la mayoría", se arrancó en el mitin de cierre de campaña en Barcelona para acto seguido acusar a la derecha de "estar solo pendiente de que la mayoría no vaya a votar". Tras la explosión de la campaña en su recta final por el goteo de casos de compra de votos y otros escándalos que afectan a miembros del PSOE, lo que el propio Alberto Núñez Feijóo definió como "una mascletá perfecta", el presidente del Gobierno ha respondido con la denuncia de que los populares buscan la desmovilización. Una campaña sucia y con ruido.