El 'laboratorio' de Negreira Jr: la sala en la que hacía los informes para el Barça por 7.000 €
Javier Enríquez Romero mandó a Hacienda fotos del lugar donde analizaba los partidos y hacía los trabajos que al club le dejaron de interesar cuando su padre abandonó el CTA
Javier Enríquez Romero, el hijo de José María Enríquez Negreira, tenía un despacho equipado con los dispositivos tecnológicos necesarios para su labor de analista arbitral. En ese laboratorio creó los informes con los que el Barça justificó los pagos de más de siete millones de euros a él y a su padre cuando era vicepresidente de los árbitros españoles. Contaba con ordenadores, altavoces, una mesa en forma de ele y un proyector para ver los partidos en grandes dimensiones sobre una pared blanca. El analista y coach remitió imágenes de su lugar de trabajo a Hacienda para acreditar los servicios, ahora bajo investigación de un juzgado de Barcelona.
Cuando tuvo que declarar por estos hechos como testigo ante la Fiscalía de Barcelona en noviembre de 2022, a los investigadores les dijo que su relación con el Barcelona empezó en 2013 y que desde 2015 hasta mediados de 2018 realizó “unos informes arbitrales para el diseño de los partidos del primer equipo y segundo equipo”. El trabajo se lo propuso su padre y con quien trataba era con Josep Contreras, un histórico directivo del club fallecido a finales del año pasado. “Era el señor Contreras el que ponía el precio de los informes que le eran entregados. No recuerda el importe, pero estaban entre los 6.000 y los 7.000 euros mensuales, los cuales eran abonados mediante transferencia bancaria”.
El despacho está habilitado en el domicilio particular de Enríquez Romero, ubicado en el municipio de Esplugues de Llobregat. Es una localidad a menos de media hora en coche del centro del Barcelona con grandes mansiones donde fijan su residencia algunos de los mejores jugadores del Barça con sueldos astronómicos. Enríquez Romero remitió estas imágenes del despacho y otras de la casa, incluida la fachada, en una batería de documentos enviados a la Agencia Tributaria cuando comenzaron las pesquisas del caso. Actualmente, forma parte del sumario judicial al que ha tenido acceso El Confidencial. En una de las imágenes remitidas se puede ver un partido proyectado sobre la pared en el que se ve un lance de juego con la imagen del barcelonista Óscar Mingueza.
La semana pasada, Libertad Digital desveló las respuestas que ofreció Enríquez Romero a las preguntas de la Agencia Tributaria. Fue en un interrogatorio anterior que tuvo lugar en octubre de 2021, casi un año antes que el de la Fiscalía. Al menos la transcripción refleja que el hijo de Negreira declaró entonces cantidades muy diferentes. En concreto, cifró en unos 20 euros aproximadamente el valor real de los informes que elaboraba cada jornada en ese habitáculo de unos cuatro metros cuadrados.
El presidente del Barça, Joan Laporta, compareció el pasado 17 de abril ante los medios de comunicación para dar explicaciones sobre el escándalo que ha provocado una investigación penal sobre el club y amenaza con causarle una sanción deportiva de la UEFA. Se hizo rodear de varias cajas para escenificar la existencia de numerosos documentos que vendrían a probar que los Enríquez sí prestaron los servicios por los que recibieron cantidades millonarias a lo largo de casi dos décadas.
El mandatario blaugrana confirmó la existencia en las oficinas del club de 629 informes técnicos y arbitrales y 43 CD del periodo entre 2014 hasta 2018. Esos son los años en los que el hijo del que fuera número dos de los colegiados dijo que prestó servicios para el Barcelona. Las explicaciones de Laporta no resultaron del todo convincentes a los periodistas que estaban en la sala.
Los medios de comunicación quisieron saber si entre la documentación había también informes creados por el padre, pero Laporta dijo que la documentación se destruyó con el paso de los años. La Fiscalía y el Juzgado de Instrucción Número 1 de Barcelona creen que el Barça pagó a cambio de que Negreira influyera ante el estamento arbitral en favor del club. Por el momento, Javier Enríquez Romero no está imputado en el caso, aunque la Liga, que ejerce la acusación particular, ha pedido al juez que le investigue también. A juicio de la institución que dirige Javier Tebas, el hijo del vicepresidente de los árbitros usaba la relación que tenía con los colegiados para apuntalar la labor encomendada a su padre.
Este analista y motivador profesional tenía una relación muy próxima a los colegiados. Ejercía de anfitrión cuando tenían que arbitrar al Barcelona. Su labor incluía recogerlos en el aeropuerto, llevarlos al hotel y conducirlos hasta la puerta del estadio. En sus informes para el Barça —que no llegaban al vestuario—, incluía datos personales de los árbitros para que el club los pudiese atender mejor, según confesó a la Fiscalía. La cercanía era tal que participó en la cena homenaje que se le brindó al colegiado Velasco Carballo, quien luego pasó a dirigir el CTA. En sus trabajos, Enríquez Romero recomendó al Barcelona tener buena relación con este colegiado porque era uno de los candidatos a liderar el estamento arbitral, como así acabó sucediendo.
El propio Enríquez Romero dijo a la Fiscalía que el Barça no mostró ningún interés por sus informes desde que su padre dejó de tener un puesto en el estamento arbitral. Hasta ese momento, había facturado a través de la empresa particular de Josep Contreras. Luego, este directivo facturaba a su vez al Barcelona y se llevaba una elevada comisión por los servicios de intermediario. Enríquez Romero admitió que usaron esa mecánica tan poco ortodoxa para guardar las apariencias. Una vez su padre salió del CTA, pidió tener una relación comercial directa con el club, pero la directiva de Josep Maria Bartomeu le dijo que ya no interesaba en una reunión que, según recuerda, apenas duró seis minutos.
Javier Enríquez Romero, el hijo de José María Enríquez Negreira, tenía un despacho equipado con los dispositivos tecnológicos necesarios para su labor de analista arbitral. En ese laboratorio creó los informes con los que el Barça justificó los pagos de más de siete millones de euros a él y a su padre cuando era vicepresidente de los árbitros españoles. Contaba con ordenadores, altavoces, una mesa en forma de ele y un proyector para ver los partidos en grandes dimensiones sobre una pared blanca. El analista y coach remitió imágenes de su lugar de trabajo a Hacienda para acreditar los servicios, ahora bajo investigación de un juzgado de Barcelona.
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