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Feijóo cabalgará el desgaste de Vox por la moción para evitar las coaliciones de gobierno tras el 28-M
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Feijóo cabalgará el desgaste de Vox por la moción para evitar las coaliciones de gobierno tras el 28-M

El PP asume que los gobiernos con los de Abascal lastrarían el discurso de centro para llegar a la Moncloa, y da por hecho que algunos candidatos tendrán que "sacrificarse"

Foto: El presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (i), y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. (EFE/Juan Carlos Caval)
El presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (i), y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. (EFE/Juan Carlos Caval)
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La moción de censura ha servido para medir las estrategias de los partidos. La experiencia dicta que este tipo de debates no mueve gran cantidad de voto, pero sirve para modular discursos. En el caso del equipo de Alberto Núñez Feijóo, la conclusión es que Vox ha caído en su propia trampa. Desde Génova, siempre se interpretó que Santiago Abascal buscaba desgastar al líder del PP tanto o más que a Pedro Sánchez, pero según su análisis ha conseguido un efecto bumerán: “A Vox se le ha vuelto en contra la moción”. La consigna es ahondar en el desgaste de la formación de ultraderecha y evitar coaliciones de gobierno tras el 28-M.

La dirección nacional del PP ve una oportunidad para afianzar su objetivo de gobernar en solitario. El cálculo es que los de Abascal han salido “tocados” y esto permitirá a Feijóo aglutinar más voto. “Somos el único partido que crece, según las encuestas”, argumentan en la planta noble de Génova, donde se ve más que factible lograr 150 escaños en las generales. La deseada “mayoría suficiente” que permitiría a Feijóo ir a una investidura sin ataduras con los de Abascal. Tras el “espectáculo” de Ramón Tamames, el gallego ha reforzado su tesis de que hay que marcar distancias con Vox. No contempla llegar a la Moncloa con Iván Espinosa de los Monteros como ministro.

La primera cita en las urnas son las municipales y autonómicas de mayo. Desde que llegó a la presidencia del partido, hace ahora un año, ha proclamado la autonomía de los territorios y es el mantra que se escucha cuando se plantean las futuras alianzas con Vox. El propio Feijóo defendió, como barón, que fuese Alfonso Fernández Mañueco el que tuviese la última palabra en el acuerdo. Ya como presidente del PP, intentó hasta el último momento que el PSOE favoreciese una investidura. Solo cuando no hubo más alternativa, se llamó a Abascal.

Ahora se esperará a ver qué pasa en cada territorio. Es decir, en ningún caso la primera opción es reeditar una coalición como la de Castilla y León. La campaña se hará con el eslogan de gobernar en solitario, como hizo Juanma Moreno en la de las andaluzas. Los quebraderos de cabeza están en el día después de la noche electoral. En Génova, esquivan este debate, pero en el PP empieza a circular que habrá candidatos que tendrán que “sacrificarse” por Feijóo. El discurso de un partido centrado con el que se aspira llegar a la Moncloa quedaría cojo si tras el 28-M se mete a Vox en los gobiernos. “Si hay coaliciones con Vox en otras comunidades, Feijóo está muerto”, sentencian mandos populares.

Foto: El economista Ramón Tamames (i) y el presidente de Vox, Santiago Abascal (d). (EFE/Juanjo Martín)

En Génova, se han rebajado las expectativas para no perder contra las encuestas, pero cuentan con hacerse con capitales como Sevilla y ganar en feudos como La Rioja, Comunidad Valenciana o Baleares. Tampoco se renuncia a Extremadura o Castilla-La Mancha, pero cargos del partido ponen el acento en que la resaca electoral será diferente en cada autonomía. “No será lo mismo depender de Vox por un escaño, que gane el PSOE o que nos falten seis”, avisan mandos populares.

En los territorios, alertan de que las negociaciones pueden tensionar el partido. En los ayuntamientos será fácil, porque no hace falta una mayoría absoluta para las investiduras. El PP podrá zafarse de Vox. Aun así, el problema vendrá en los casos en que el PSOE sea la fuerza más votada y el PP con Vox pueda arrebatar una alcaldía importante. Los de Abascal exigirán entrar en los gobiernos o incluso negociaciones globales, como se hizo con Ciudadanos. El PP aceptará acuerdos de investidura y elevará la presión en las comunidades donde no haya otra alternativa: “Si quieren, que fuercen la repetición electoral”. Se primará cerrar apoyos de investidura con reparto de puestos en los parlamentos regionales y “victorias” para Vox en iniciativas que presenten en las cámaras, pero en estos momentos ceder vicepresidencias se ve como una línea roja.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, interviene durante el debate de la moción de censura. (EFE/Chema Moya) Opinión
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“Es imposible controlar que alguien que pueda gobernar no lo haga”, alerta un exfontanero de Génova que alaba las “buenas intenciones” de la dirección nacional, pero apuesta a que tras los comicios de mayo habrá más pactos con Vox pese a que incomoden a Feijóo e incluso vayan contra sus intereses: “Si se puede gobernar en Valencia o en Castilla-La Mancha, cómo se le explica al partido que renuncie”, pregunta.

En las últimas semanas, a Feijóo también le ha llegado desde el entorno de José María Aznar —como publicó El Confidencial— la preocupación por que el PP no despegue y amplíe su distancia con el PSOE ante la situación de “descomposición” que vive el Gobierno de Pedro Sánchez. “No se entendería que Ayuso logre una mayoría absoluta o la roce y Feijóo sea incapaz de superar los 150 escaños”, apunta un excolaborador de Aznar que asegura que el expresidente no es partidario de los pactos con Vox.

La moción de censura ha servido para medir las estrategias de los partidos. La experiencia dicta que este tipo de debates no mueve gran cantidad de voto, pero sirve para modular discursos. En el caso del equipo de Alberto Núñez Feijóo, la conclusión es que Vox ha caído en su propia trampa. Desde Génova, siempre se interpretó que Santiago Abascal buscaba desgastar al líder del PP tanto o más que a Pedro Sánchez, pero según su análisis ha conseguido un efecto bumerán: “A Vox se le ha vuelto en contra la moción”. La consigna es ahondar en el desgaste de la formación de ultraderecha y evitar coaliciones de gobierno tras el 28-M.

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