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Hallan los audios del yihadista de Algeciras antes de matar: "Llenad las mezquitas, rezad a tiempo"
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Hallan los audios del yihadista de Algeciras antes de matar: "Llenad las mezquitas, rezad a tiempo"

El análisis del teléfono móvil muestra sus conversaciones los días previos al atentado: "El verdadero título de la vida te lo ganas por declarar que no hay más Dios que Alá antes de que llegue tu hora"

Foto: Fotogramas del momento del ataque de Yassin Kanjaa en Algeciras. (EC)
Fotogramas del momento del ataque de Yassin Kanjaa en Algeciras. (EC)
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"Llenad las mezquitas, rezad a tiempo". La Policía Nacional ha encontrado mensajes como este en el teléfono móvil de Yassin Kanjaa, el yihadista que sembró el terror en Algeciras el 25 de enero. El Confidencial ha tenido acceso a nuevos datos de la causa, las declaraciones del detenido y testimonios de sus víctimas que permiten trazar el perfil radical de este marroquí de 25 años. También una minuciosa cronología sobre cómo sucedieron los hechos en los que fue asesinado un sacristán. Sus conversaciones los días previos al ataque evidencian su odio hacia Occidente y su intención de infligir dolor a quien no obedezca el Corán. Insistía en advertir a sus amigos de que rezasen más porque el tiempo se acaba.

“El verdadero título de la vida no es el que te dan en la escuela, sino el que te ganas por declarar la unicidad de Dios antes de que llegue tu hora”. Esto se lo dijo el mismo día del ataque a una mujer llamada Zhora que los investigadores creen que es la madre de uno de sus compañeros de piso. Proclamar la unicidad es lo que en el islam se conoce como aseverar que no hay más Dios que Alá. La Policía sospecha que el terrorista se estaba refiriendo al mandato de todo buen musulmán antes de morir. En su móvil, apareció una foto suya en la que aparece levantando el dedo índice hacia el cielo, que es la manera de gesticular esa unicidad de Dios. Así lo admitió el propio detenido cuando le mostraron la imagen tras su arresto.

Foto: Rezo en la mezquita situada frente a la Estación Marítima de Algeciras, donde el detenido tuvo un conflicto hace unos días. (Fran M. Galbarro)

La madre de su compañero de piso Mohamed E.K. estaba preocupada por su hijo y vio en el terrorista de Algeciras una persona madura a la que encargarle su control. Le pidió que le guiase en el camino correcto y le instó a que le forzara a rezar. Tan solo un día antes del ataque, Yassin Kanjaa también habló con su tía por mensajes de voz. Instó a su interlocutora a que incrementara la asiduidad de sus rezos y le conminó a que se lo trasladara también a sus familiares. Les pedía rezar “más de lo habitual”. En ese momento, apenas 24 horas antes de los hechos, el terrorista ya tenía pensado llevar a cabo su atentado, según sospechan los investigadores.

Yassin Kanjaa se preocupó de esconder su teléfono antes de empuñar un machete y lanzarse a matar sacerdotes por las calles de Algeciras. Era su objetivo, tal y como confesó a la Policía y al juez: “Quería matar y quitar de en medio a la gente que son enemigos del islam”. El aparato celular, de marca Samsung, lo encontró la Policía en el registro de su casa. Estaba al fondo de un cajón. El análisis de su contenido ha permitido afianzar la tesis de que el terrorista había experimentado un proceso de radicalización que le llevó a actuar de forma consciente y violenta.

placeholder Yassin Kanjaa, el yihadista de Algeciras. (Cedida)
Yassin Kanjaa, el yihadista de Algeciras. (Cedida)

Insistía mucho a sus allegados sobre la idea de que el tiempo se estaba terminando. Se lo dijo en un audio a su padre, quien le contestó preocupado por las ideas que tenía en la cabeza. Le recomendó ocultar esos sentimientos. Horas antes de matar al sacristán y herir de gravedad a un sacerdote, Yassin Kanjaa mandó otro audio a una persona llamada Hamzaoui. Es a él a quien le instó a llenar las mezquitas y cuidar los hábitos religiosos y los horarios del rezo.

En sus conversaciones, no ocultaba tampoco su rechazo por la sociedad de Algeciras, decía de ellos que son “miembros de la Nación de Lot”. La expresión hace alusión a un personaje que aparece tanto en el Génesis del Antiguo Testamento cristiano como en el Corán. Su historia se ubica en Sodoma y según la Biblia fue emborrachado por sus hijas y cometió incesto. En la tradición islámica, era un profeta de una sociedad carente de moral donde abundaban la delincuencia y los abusos sexuales. Yassin deseaba que “un gusano les coma el estómago” a sus vecinos de Algeciras.

Hasta 70 publicaciones en Facebook en un mes

La documentación que obra en la causa detecta un aumento inusitado de interacciones en sus redes sociales a partir del 7 de enero, apenas una semana antes del atentado. Contaba con un perfil de Facebook. El Confidencial avanzó el contenido de esta cuenta bajo el nombre de Yassin Marsawi, creada el 8 de abril de 2019, hace casi cuatro años. Desde que la activó, tan solo había publicado tres contenidos, pero a lo largo del mes de enero llegó a difundir hasta 70 vídeos y mensajes. Abundan las publicaciones acerca de mensajes de líderes religiosos considerados radicales, cuyo común denominador es una interpretación radical del islam y la justificación de la yihad.

Algunos de estos referentes religiosos han sido específicamente autorizados por organizaciones terroristas como Al Qaeda y Estado Islámico, en base a un manual llamado A Course in the Art of Recruiting. Esta actividad en sus redes sociales demuestra, a juicio de los investigadores, que se estuvo preparando psicológicamente para lo que iba a hacer. Al juez le dijo que además contaba con una segunda cuenta de Facebook e incluso facilitó los datos. Los expertos de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional ya investigan su contenido.

Foto: El perfil de Facebook en el que Yassine Kanjaa compartía vídeos y mensajes yihadistas bajo un alias.
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El mismo día del ataque, solo unas horas antes, compartió un vídeo del sheikh Khaled Rashed, reconocido erudito relacionado con el autodenominado Estado Islámico. Famoso por sus violentos sermones, según los investigadores. Tres días antes, hizo lo propio con otro vídeo del sheikh Mohamed Hassan, quien apoya la yihad en todas sus formas. Ese mismo día, compartió una publicación de una página llamada La hoz que solo se arrodilla ante Alá. En ella, se observa la imagen de un guerrero encapuchado sosteniendo una guadaña y está acompañada de un texto en árabe: “El triunfo, la victoria y la dignidad son para aquellos que fueron símbolos e hicieron la yihad por ellos, que se vayan los neutrales, los que quieren aprovechadores y los egoístas al infierno”.

De lo investigado hasta ahora, se dibuja un perfil de persona que se autorradicalizó en cuestión de semanas y que no seguía instrucciones concretas de ningún grupo o líder. El detenido les dijo a la Policía y al juez que actuó en solitario. En estos casos, es habitual que juren lealtad a alguna marca terrorista mediante un vídeo que dejan grabado antes de pasar a la acción. De momento, no es el caso del asesino de Algeciras. Son relevantes los testimonios de otras personas de su entorno, como su compañero de piso, Karim Z., quien relata que Yassin Kanjaa bebía alcohol y fumaba hachís hasta que de forma abrupta cambió sus hábitos de vida y comenzó a escuchar de manera asidua el Corán a través de audios en su teléfono móvil. Así, hasta que llegó el momento de actuar.

Minuto a minuto del atentado

La cronología que obra en la causa aporta detalles novedosos que hasta ahora no habían trascendido, como las expresiones literales que dedicó a sus víctimas. Los diálogos han sido reconstruidos por los feligreses a los que se encontró en las iglesias o las personas con las que se cruzó por la calle en su deriva asesina. El recorrido arranca a las 18:30 de ese 25 de enero. Yassin Kanjaa salió de su casa, ubicada en un bajo de la calle Ruiz Tagle 10. Se dirigió directo a la Iglesia de San Isidro. El templo se erige en el número 5 de la plaza que lleva el mismo nombre. La conocía bien, porque está muy cerca de donde vivía. Allí increpó a algunos fieles y salió a los pocos minutos.

Inmaculada P.G. es la mujer que habitualmente se encarga de abrir la iglesia y en ese momento estaba dentro. Narró a los investigadores lo que le dijo este individuo cuando la vio al entrar. “¿Por qué crees en una escayola?”, le espetó Kanjaa mientras señalaba una de las vírgenes de la iglesia. Fue de las pocas expresiones que pronunció en castellano, la mayor parte del incidente se expresó en árabe. Inmaculada P.G. también recuerda que agarró una Biblia y comenzó a dar golpes. Eso provocó un breve enfrentamiento dialéctico con los presentes y el terrorista se marchó. Antes de irse, pronunció otras palabras en español: “El mundo se va a acabar”. También hizo referencias a Alá.

Foto: La infravivienda de Yassine Kanjaa. (JAP)

Al juez y a la Policía les explicó después que sintió “una revelación divina que le decía que debía actuar contra los ritos religiosos de esa iglesia”. A las 18:58, regresó a su casa, donde apagó y escondió el móvil, un movimiento que es determinante para los investigadores, porque demuestra el grado de consciencia que Yassin Kanjaa tenía durante su atentado. Es un recurso habitual de los delincuentes para no ser detectados por las antenas repetidoras y de ese modo evitar dejar rastro de sus movimientos. Antes de salir de casa, cogió su machete.

El arma de grandes dimensiones con la que iba a perpetrar sus crímenes no estaba a la vista, sino escondida en un falso techo de la vivienda. Sacó el cuchillo de su funda y la dejó en el mismo sitio donde la escondía. Horas después, los agentes la encontraron durante el registro de la infravivienda donde hacía su vida con sus otros compañeros. A juicio de los investigadores, cuando Kanjaa volvió a su casa, ya tenía claro lo que iba a hacer.

placeholder El cadáver del sacristán yace bajo una manta térmica en la plaza Alta de Algeciras. (EFE/A. Carrasco Ragel)
El cadáver del sacristán yace bajo una manta térmica en la plaza Alta de Algeciras. (EFE/A. Carrasco Ragel)

A las 19:00, Yassin Kanjaa se cruzó con un ciudadano marroquí llamado Ahmed L. en la calle Cristóbal Colón. Siguió sus pasos y comenzó a agredirle y a recriminarle que se hubiese convertido al cristianismo. Tuvo tiempo incluso de intimidarle, al enseñarle el machete que escondía debajo de su vestimenta. Le causó lesiones leves. Ante el juez, Yassin Kanjaa afirmó que en ese momento no portaba el cuchillo de grandes dimensiones, pero los investigadores dan más veracidad a la víctima, que aseguró que sí iba armado. El terrorista le dijo al juez que este compatriota suyo “trabaja con los satanes” y que su intención era matarle para “quitarle de en medio”.

Horas antes de pasar a disposición judicial, le dijo a la Policía que Ahmed L. era “un marroquí español que frecuenta la iglesia por ser converso y no practicar la auténtica religión, el islam”. Para perpetrar esta primera agresión, Kanjaa le agarró por la espalda y le dio un golpe a la altura de la ceja derecha. Le propinó dos golpes más, uno a la altura de su hombro y otro a la altura del pecho. Hubo más gritos en árabe. “Tú trabajas para la magia”, le recriminó. Esta es una expresión habitual en Marruecos que se usa para insultar a los que profesan una religión distinta del islam. Ahmed L. salió corriendo al ver el machete bajo la chilaba negra del terrorista.

A las 19:15, el terrorista accedió de nuevo a la Iglesia de San Isidro, en la que había estado cerca de una hora antes, y en esta ocasión agredió al sacerdote Antonio Rodríguez Lucena. El yihadista entró profiriendo gritos y consignas en árabe por el pasillo central de la iglesia en dirección al altar, donde estaba el sacerdote. El cura trató de escapar, con tan mala fortuna que tropezó y cayó al suelo. El yihadista aprovechó el infortunio para darle un golpe con el machete en la nuca. Resultó herido grave y necesitó cirugía de urgencia.

A los investigadores les dijo que solo le dio un golpe porque pensó que ya lo había matado. Admitió que su intención era “matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia”. En ese momento, había 10 personas siguiendo la misa. Todos recibieron amenazas de Yassin Kanjaa, pero se marchó sin atacar con el arma a nadie más. Este hecho también es relevante para los investigadores. A pesar de que había más gente en la iglesia, el terrorista fue directo a por el sacerdote. Entienden que esto demuestra que sabía lo que hacía y cuáles eran sus objetivos.

19:28, Yassin Kanjaa entró en una segunda iglesia, en concreto accedió a la de Nuestra Señora de la Palma. Allí atacó con el machete al sacristán Diego Valencia Pérez, pensando que era otro sacerdote. Su víctima huyó a la calle como pudo por una puerta lateral. Esta minuciosa reconstrucción de los hechos ha sido posible gracias a las grabaciones realizadas por las cámaras de seguridad municipales. Apenas pasó un minuto desde que el terrorista entró en el templo y continuó el acoso a su víctima en el exterior. El mismo Yassin Kanjaa les dijo a los investigadores que se dirigió a su víctima para “acabar con él”. No le había visto nunca, pero quería “cortarle la cabeza”.

Las cámaras recogen el momento en que el sacristán trata de escapar mientras Kanjaa le persigue y le golpea con el machete en varias ocasiones por la plaza hasta que el hombre cae al suelo y el yihadista le remata. Le asestó dos golpes mortales con la intención de decapitarlo. Luego se aprecia cómo comenzó a caminar hacia el oeste de la plaza, realizando un gesto de victoria apuntando su machete hacia el cielo. Poco después, a la altura de la calle Radio, las imágenes de vídeo muestran a Yassin Kanjaa levantando los brazos en señal de victoria con el machete en su mano derecha.

En ese momento, había viandantes por la calle, pero no fue a por ellos. Para los investigadores, eso es otra señal de que su objetivo era matar religiosos. Hizo en varias ocasiones ese gesto de celebración elevando su machete al cielo. Según sus declaraciones posteriores, lo hizo “porque le mandó Dios, (…) para salvarlos del infierno”.

A las 19:30, las mismas cámaras instaladas para vigilar la plaza Alta de Algeciras que captaron lo que acababa de hacer le grabaron mientras se dirigía al Santuario de Nuestra Señora de Europa. Es otro templo situado en una de las esquinas de la plaza, pero la puerta estaba cerrada. El asesino yihadista intentó acceder y propinó hasta cuatro patadas a la puerta, pero no logró su deseo de entrar. Dos minutos después, a las 19:32, decidió marcharse de la plaza por la calle Murillo.

Caminaba levantando al cielo el machete con el que acababa de herir a un sacerdote y con el que había matado a un sacristán. A las 19:35, finalmente, la Policía logró detenerlo. El arresto se produjo en la plaza Virgen de las Lágrimas, situada sobre un parking conocido como La Escalinata. Cuando le arrestaron, estaba de rodillas, mirando hacia el mar, es decir, dirección este, girado hacia la Meca. Estaba rezando, según creen los policías, que escucharon un tono de oración en árabe. Tenía el machete en el suelo a unos pocos centímetros de su cuerpo. No opuso resistencia cuando le colocaron las esposas. Según declaran los agentes, tan solo les dijo una frase: “Dios me ha salvado”.

Foto: Exteriores de la parroquia de San Isidro tras el ataque. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Ante los investigadores, Kanjaa declaró que no se drogó ni bebió alcohol antes de su acción, que tampoco la había planificado y simplemente ocurrió sobre la marcha. Explicó que fue Alá quien le dijo lo que tenía que hacer. Aseguró que era consciente de que llegaría el día en que “cumpliría la misión”.

Con todos estos elementos, el juez que investiga los hechos, Joaquín Gadea, concluye que “la actividad desarrollada por Yassin Kanjaa se puede catalogar como un ataque yihadista dirigido tanto contra sacerdotes que profesan la fe de la Iglesia católica romana como contra musulmanes que el investigado entiende no siguen los preceptos del Corán”. Pese a ello, el magistrado ha encargado un informe psicológico del detenido para acreditar sus facultades mentales y que, por tanto, es imputable. El juzgado abre la puerta a que sea condenado a prisión permanente revisable.

"Llenad las mezquitas, rezad a tiempo". La Policía Nacional ha encontrado mensajes como este en el teléfono móvil de Yassin Kanjaa, el yihadista que sembró el terror en Algeciras el 25 de enero. El Confidencial ha tenido acceso a nuevos datos de la causa, las declaraciones del detenido y testimonios de sus víctimas que permiten trazar el perfil radical de este marroquí de 25 años. También una minuciosa cronología sobre cómo sucedieron los hechos en los que fue asesinado un sacristán. Sus conversaciones los días previos al ataque evidencian su odio hacia Occidente y su intención de infligir dolor a quien no obedezca el Corán. Insistía en advertir a sus amigos de que rezasen más porque el tiempo se acaba.

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