Es noticia
El yihadista de Algeciras se arrodilló a rezar tras la masacre: así fueron los 400 metros del terror
  1. España
  2. Andalucía
El ataque deja un fallecido

El yihadista de Algeciras se arrodilló a rezar tras la masacre: así fueron los 400 metros del terror

Yassine Kanjaa recorrió 400 metros en los que asesinó a un sacristán, acuchilló a un párroco y agredió a un marroquí al que acusó de ir contra el islam

Foto: Exteriores de la parroquia de San Isidro tras el ataque. (EFE/A. Carrasco Ragel)
Exteriores de la parroquia de San Isidro tras el ataque. (EFE/A. Carrasco Ragel)

El presunto yihadista de Algeciras se arrodilló a rezar tras la masacre en un mirador con vistas al puerto de la ciudad. Allí fue detenido por varios agentes tras un recorrido de unos 400 metros en el que atacó dos iglesias, asesinó a un sacristán y acuchilló a un párroco que se encuentra hospitalizado. En pocos minutos sembró el pánico en el centro de la ciudad y, según una denuncia interpuesta anoche en comisaría, agredió a un vecino marroquí acusándole de ir en contra del Islam. Además, otras tres personas resultaron heridas tratando de frenarle.

Entre las siete y las ocho de la tarde, Algeciras vivió el ataque a su parroquia más señera, situada en uno de sus barrios más antiguos, y a la iglesia de La Palma, que acabó con un fallecido en la plaza de mayor trasiego de la ciudad. Decenas de personas se escondieron en los establecimientos del entorno al ver caminar al joven marroquí con un machete y, según algunos testigos, el detenido elevó el arma al cielo tras dejar el cadáver del sacristán atrás.

Foto: Ataque a dos iglesias de Algeciras: última hora del presunto atentado yihadista y del asesinato del sacristán (EFE/A.Carrasco Ragel)

Yassine Kanjaa vivía entre las dos iglesias, en una zona que ha estado acordonada durante toda la noche por la Policía Nacional. Su casa en la calle Ruiz Tagle, una cuesta que conecta el barrio de San Isidro con el centro, era una vivienda que compartía junto a cuatro compañeros magrebíes de su misma edad. No vivía en ninguna barriada alejada del bullicio: solo tenía que subir unos metros para llegar a la parroquia donde comenzó la tragedia.

Primer aviso en la iglesia de San Isidro

Pasadas las seis y media de la tarde, entró a la parroquia de San Isidro, increpando a feligreses y señalando los titulares y libros del evangelio. “Decía ‘esto no vale’, señalando”, explicó el hermano mayor del Medinaceli. Una mujer consiguió que se marchase, aunque acabaría volviendo casi una hora más tarde, con la misa ya comenzada.

Foto: Yassine Kanjaa. (Cedida)

Unas 15 personas se encontraban en la parroquia pasadas las siete de la tarde, cuando Yassine Kanjaa regresó. Esta vez lo hizo con un machete de grandes dimensiones escondido bajo la chilaba, la túnica tradicional de Marruecos. En un primer momento, golpeó algunas imágenes y se topó con el párroco, quien intentó echarlo. Una vez fuera de la parroquia, le asestó una puñalada en el cuello. El padre Antonio tuvo que ser ingresado en el hospital, donde se encuentra estable. La intervención de un enfermero y un guardia civil, miembros de la hermandad, fue fundamental.

Sin embargo, lo peor estaba por llegar. El presunto terrorista tomó la calle abajo en dirección al gran templo de la ciudad. En ese trayecto se habría topado con un joven vecino marroquí, al que propinó un fuerte golpe por el que tuvo que ser atendido. Según la denuncia presentada en comisaría, el agresor le acusó de “trabajar para la magia”, expresión árabe utilizada para acusar a alguien de ser contrario a la religión musulmana. “Le vi subiéndose la chilaba para coger el machete e iba muy nervioso”, manifestó anoche el agredido, que presentaba una herida en la cara.

Foto: Yassine Kanjaa. (Cedida)

Yassine Kanjaa alcanzó la iglesia Nuestra Señora de la Palma, donde entró sobre las siete y media. Utilizó el machete para tirar al suelo imágenes, cruces y velas, y llegó a subir al altar mayor del templo, sembrando el pánico entre los feligreses.

El sacristán le animó a abandonar el templo, pero las amenazas del presunto yihadista continuaron. Y acabó atacando. Diego Valencia salió de la parroquia con una herida en el abdomen y acabó recibiendo un golpe definitivo en la cabeza en la Plaza Alta. “Diego —el sacristán fallecido— era un hombre noble. Conociéndole, estoy seguro de que asumió el riesgo para defender su iglesia”, contaba anoche Antonio, habitual en las misas, junto a las velas encendidas en el lugar del fallecimiento.

Yassine Kanjaa avanzó unos metros más con el machete ensangrentado hacia la otra esquina de la plaza, donde encontró la capilla de Europa cerrada. Este espacio pequeño y con pocas salidas solo está abierto por la mañana. “Podría haber sido una desgracia aún peor”, comentaba anoche un vecino.

Momentos de pánico

Quienes presenciaron la escena buscaron refugio en locales como un bingo de la zona, donde bloquearon la puerta con un paraguas. “Daba mucho miedo verle avanzar con la catana”, cuenta una empleada que vivió la escena desde cerca. El presunto yihadista avanzó por la calle Murillo, donde, según testigos presenciales, había un joven sentado en un banco del que esperaron lo peor.

Sin embargo, Yassine Kanjaa tiró el machete ensangrentado cerca de un mirador situado frente al Llano Amarillo, con vistas al puerto de Algeciras. El arma era de color blanco y tenía serigrafiada una calavera en un lateral de su larga y afilada hoja. Pasadas las siete y media de la tarde, el presunto yihadista “se arrodilló, se puso a rezar y lo detuvieron”, según narran testigos presenciales.

Foto: Una persona yace bajo una manta térmica la plaza Alta de Algeciras este miércoles. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Sobre el mismo terreno apareció una misbaha, una serie de cuentas unidas por un hilo de uso tradicional entre los fieles de la religión islámica para llevar la cuenta en el número de repeticiones del tasbih. Es un objeto similar a un rosario.

La Policía Nacional acordonó la zona y abrió una investigación en una ciudad consternada por lo ocurrido. El fallecido era un hombre muy conocido en círculos cofrades y carnavaleros que deja dos hijos atrás. “¡Estamos hartos de que no se haga nada! ¡Nos estamos matando!”, manifestaba Jessica, una algecireña visiblemente asustada tras levantarse el cadáver.

Otro vecino recordó que, tras el que parece ser el primer atentado yihadista de su historia, Algeciras debe seguir siendo un ejemplo de “ciudad de convivencia”. “El pueblo de Algeciras debe tener una respuesta sensata y tranquila porque son hechos aislados y con connotaciones religiosas”, manifestó Nicolás Andión en la plaza del crimen. Volvía de tranquilizar a su madre, presente en el asalto a la iglesia.

Se ha solicitado prórroga de la detención de Kanjaa, que será puesto a disposición judicial el próximo lunes.

El presunto yihadista de Algeciras se arrodilló a rezar tras la masacre en un mirador con vistas al puerto de la ciudad. Allí fue detenido por varios agentes tras un recorrido de unos 400 metros en el que atacó dos iglesias, asesinó a un sacristán y acuchilló a un párroco que se encuentra hospitalizado. En pocos minutos sembró el pánico en el centro de la ciudad y, según una denuncia interpuesta anoche en comisaría, agredió a un vecino marroquí acusándole de ir en contra del Islam. Además, otras tres personas resultaron heridas tratando de frenarle.

Algeciras
El redactor recomienda