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Podemos se juega la supervivencia en el año electoral a la espera de Yolanda Díaz
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La hoja de ruta hacia el 28-M

Podemos se juega la supervivencia en el año electoral a la espera de Yolanda Díaz

Las encuestas no acompañan: el partido morado peleará por capitalizar las medidas sociales de la coalición, además de marcar distancias con el PSOE. IU reclama apostar por la agenda social frente a la "ola reaccionaria"

Foto: Yolanda Díaz y Ione Belarra. (EFE/Fernando Alvarado)
Yolanda Díaz y Ione Belarra. (EFE/Fernando Alvarado)

Podemos se juega su supervivencia en el año 2023. Todos y cada uno de los partidos políticos calculan ya milimétricamente cada movimiento de cara a las elecciones municipales, autonómicas y generales, pero la formación morada corre un riesgo importante de despedirse de gobiernos de coalición autonómicos, perder escaños y hasta desaparecer de alguno de los parlamentos, como ya ocurrió en Galicia.

Con la vista puesta en el 28-M, Podemos ultima estos días acuerdos con IU y otras fuerzas más pequeñas para concurrir juntos: recientemente han sellado pactos para ir de la mano en la Comunidad de Madrid, en la capital o en las municipales de Castilla y León, salvo en Zamora (feudo de Izquierda Unida, que se presenta en solitario). También tienen acuerdo en Navarra o en el Ayuntamiento de Córdoba, y estos días negocian pactos en regiones como Extremadura, donde se presupone también su entendimiento.

Foto: Consejo Ciudadano estatal de Podemos. (EFE/Fernando Alvarado)

Sin embargo, y aunque presuman de autonomía y de hoja de ruta propia, lo hacen mirando por el rabillo del ojo a Yolanda Díaz. La sombra de la vicepresidenta segunda es alargada; logren o no un pacto para las generales, las municipales y autonómicas están a la vuelta de la esquina, y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, reclama cada vez con más vehemencia a la impulsora de Sumar que despeje las incógnitas que la rodean.

"Que yo sepa, no hay elecciones, y cuando haya elecciones hablaremos", fue la tajante respuesta de Díaz la última semana del año. Ni ha adelantado la presentación de los documentos de su plataforma, los embriones de su programa electoral, como preveía hacer al arranque del mes, ni aclara dónde acudirá el 28-M para hacer campaña —su proyecto no estará listo entonces—, para desesperación de los morados, decididos a escenificar que tienen su propio camino, cuenten con la vicepresidenta como mascarón de proa o con otra candidata —el nombre de Irene Montero sigue sonando—.

"Tenemos que hablar de algo que no sea Yolanda", reconocen desde el núcleo duro morado. El pulso del partido de Belarra es tal que su formación ha disputado públicamente a Díaz, designada líder del espacio político por Pablo Iglesias, la autoría de las medidas impulsadas desde el Consejo de Ministros, que en su mayoría eran compartidas por todo el espacio político.

Foto: Pedro Sánchez en la última sesión de control. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Sin embargo, en esta batalla por capitalizar la acción del Ejecutivo, su frente principal es con el PSOE, al que disputan todas las banderas sociales, de las medidas sobre los alquileres al tope al gas. Los morados asumen que, tradicionalmente, el socio mayoritario suele ser quien rentabiliza las propuestas conjuntas de la coalición, y por eso se preparan para marcar aún más distancias con el PSOE, movilizar a su electorado, al que saben que no podrán ilusionar si solidifica la imagen de la división en la izquierda a la izquierda de los socialistas, o si fragmentan el voto presentándose por separado.

Las medidas del Ministerio de Igualdad (a pesar de la crisis tras la entrada en vigor de la ley del solo sí es sí) y de la cartera de Derechos Sociales jugarán un papel clave, e iniciativas en tramitación como la ley de familias (aún pendiente del aval definitivo del Consejo de Ministros) o la reforma de la ley mordaza son fundamentales. La ley de vivienda es el hueso más duro de roer: ni pueden asumir una ley insuficiente, ni tienen fácil justificar que la norma no vea la luz.

Foto: Alberto Garzón, Yolanda Díaz y Ada Colau. (EFE/Toni Albir)

Su consigna es que todo lo que hace más fácil la vida de las clases trabajadoras lleva su sello, y trabajarán para visibilizar sus diferencias. El pleno extraordinario en el Congreso previsto para enero, en el que se votará la ley de bienestar animal, en la que el PSOE ha impuesto su enmienda para sacar del paraguas de esta norma a los animales de caza, guarda y trabajo, ante el rechazo de los morados, puede marcar un punto de inflexión. El sujeto político Unidas Podemos, el nombre de su grupo en la Cámara Baja, tiene fecha de caducidad: las elecciones generales.

En general, las encuestas sitúan Podemos a la baja, sea en las generales (perdería medio punto, según el CIS) como en el resto de convocatorias. El batacazo de las elecciones andaluzas aún escuece en un partido que, en las últimas citas con las urnas, solo pudo amortiguar el impacto por el movimiento de su ex secretario general, Pablo Iglesias, en la Comunidad de Madrid, hace año y medio. En la dirección asumen que, si bien el resultado no fue bueno, sin Iglesias habrían desaparecido de la Asamblea. El último CIS de diciembre, eso sí, les concede una posible mejora, en una horquilla de los 10 a los 13 escaños, frente a los 10 que logró Iglesias.

Foto: Alejandra Jacinto, portavoz de Podemos y futura candidata para la Comunidad de Madrid. (EFE/Luis Millán)

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, sí podrían mantener gobiernos de coalición como el de Baleares o el del Botànic, en la Comunidad Valenciana. En el primero, caerían del 9,7% de los votos al 7,7%, y en el segundo, Unides Podem estaría en una horquilla de los dos a los seis escaños, frente a los ocho diputados logrados en 2019. Navarra es una de las excepciones: las previsiones del CIS van de los tres a los siete diputados, frente a los tres que lograron por separado Podemos e IU en las últimas elecciones.

IU pide potenciar la agenda social

En ese camino hacia las municipales, desde la dirección de Izquierda Unida insisten en su carácter fundamentalmente municipalista, y abogan por lograr que los pueblos y ciudades sirvan como base para la "defensa de todos los ejes de la agenda social del Gobierno" central. La coalición de izquierdas que lidera Alberto Garzón ya ha desvelado sus claves programáticas para estos comicios (empieza por el programa y no por las listas, a diferencia de sus socios de Podemos), y hoy pide impulsar las iniciativas de lucha contra el cambio climático o las del refuerzo de los servicios públicos.

Esperan que el mapa de las alianzas territoriales empiece a estar claro en enero, a falta de algunos territorios que lleven sus propios ritmos, e insisten en que estos meses toca vender la agenda social frente a la "ola reaccionaria", donde encuadran la inédita actuación del Constitucional al suspender de forma cautelarísima una reforma legislativa en trámite.

En Podemos también han ahondado estas semanas en ese diagnóstico, que ya abanderaban desde hace años. Ante las críticas y los movimientos de las formaciones a la derecha del arco parlamentario, la fuerza que se presentó para "asaltar los cielos" y volar el candado del "régimen del 78" se presenta ahora como garante de la democracia y la institucionalidad. Saben, eso sí, que el ruido interno y las tensiones con la vicepresidenta segunda opacan buena parte de sus mensajes, y por eso hacen malabares para defender su impronta en las medidas sociales y la idea de que la marca Podemos no está agotada, como sí interpretan algunos de sus socios.

Podemos se juega su supervivencia en el año 2023. Todos y cada uno de los partidos políticos calculan ya milimétricamente cada movimiento de cara a las elecciones municipales, autonómicas y generales, pero la formación morada corre un riesgo importante de despedirse de gobiernos de coalición autonómicos, perder escaños y hasta desaparecer de alguno de los parlamentos, como ya ocurrió en Galicia.

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