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La semana que desquició a sus señorías: la enmienda fantasma, la pugna con el TC y leyes 'a mogollón'
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Pleno de infarto en la Cámara

La semana que desquició a sus señorías: la enmienda fantasma, la pugna con el TC y leyes 'a mogollón'

Gritos, carreras y "miedo" de los diputados en largas jornadas taparon leyes importantes. Las menores de 16 y 17 años podrán abortar sin permiso paterno, se instaurará la baja por reglas dolorosas y se regula el secreto profesional

Foto: Cuca Gamarra, en el pleno extraordinario. (EFE/Kiko Huesca)
Cuca Gamarra, en el pleno extraordinario. (EFE/Kiko Huesca)
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Si Valle-Inclán nunca hubiese existido, tras esta semana el Congreso de los Diputados habría podido reivindicar la autoría del esperpento. Es la conclusión de una de sus señorías tras cuatro jornadas de infarto en las que la Cámara Baja ha estado en el centro de todas las miradas, y en la que un dirigente de uno de los grupos más grandes definía con dos palabras: "Vértigo" y "miedo". Para un portavoz parlamentario, el espectáculo vivido fue "dantesco", "bizarro" en opinión de un asesor de un veterano parlamentario. El jueves, la incretidumbre se derramó sobre todas las dependencias: el patio, el hemiciclo, los pasillos y dependencias que lo rodean, la cafetería... hasta en el túnel que comunica los edificios del complejo se habló de la excepcionalidad de la situación.

El Congreso funcionaba estos días como un circo de varias pistas, con los focos puestos en la proposición de ley para suprimir la sedición, modificar la malversación y rebajar las mayorías necesarias dentro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional (TC), con la posibilidad real de que el Constitucional aceptase la petición cautelarísima de impedir tramitar estas modificaciones a través de enmiendas. Todos y cada uno de los grupos contenían la respiración este jueves, a la espera de que concluyese el pleno del Constitucional para valorar estas medidas. Donde los grupos conservadores veían una ley "horrible", "humillante ante los separatistas", las formaciones de izquierdas alertaban del "brutalismo parlamentario" de la derecha, su búsqueda de la "desestabilización" y su esfuerzo por tapar su propia "mediocridad". Y luego llegó el discurso del socialista Felipe Sicilia, que comparó la situación con el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. "Entonces fue con tricornios y hoy con togas". Los decibelios volvieron a subir a niveles récord.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i) durante el pleno del Senado. (EFE/Fernando Alvarado)

Esos decibelios, ese "vértigo", habían tapado muchas cosas. El Congreso ha aprobado la ley del aborto, que hará posible a las menores de 16 y 17 años que pueden abortar sin necesidad de permiso; en cuestión de días -con permiso del Senado, que aún debe dar su aval-; también la baja por reglas dolorosas verá la luz; el PSOE ha salido derrotado en su batalla con Unidas Podemos a cuenta de la ley trans y la norma puede ser una realidad antes del 31 de diciembre, y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) está a punto de iniciar su transformación en la Agencia Estatal de Empleo.

La Cámara ha encarrilado los trabajos para aprobar, el próximo jueves, normas del calado de la ley trans o esta ley de empleo, que incluirá a las personas con autismo entre los colectivos con especiales dificultades de acceso al mercado de trabajo, además de extender la situación de discapacidad a quienes ya tienen una invalidez reconocida. O permitirá que la Inspección de Trabajo se pronuncie sobre las causas de un ERE. Además, tras 10 meses con decenas de reuniones informales, tensas y difíciles, hay acuerdo para que la derogación parcial de la ley mordaza vuelva a ponencia el miércoles, aunque aún hay importantes diferencias sobre media docena de cuestiones; el plazo para registrar enmiendas se ha prorrogado más de 40 veces, pero ahora se reanuda el cauce oficial.

Y, cuando la Constitución acaba de cumplir 44 años, el Congreso ha cerrado por fin el desarrollo de una norma para regular el secreto profesional en el periodismo, como reclamaba la propia Carta Magna. En la ley reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción, otro hito de la semana, se explicita que "ningún periodista será perseguido por proteger la identidad de sus fuentes".

Foto: Los miembros del TC en uno de sus plenos. (EFE/Fernando Alvarado)

Todo, en una de las semanas más desquiciantes que recuerdan sus señorías. No es nada habitual que una norma que toca tantas leyes como la reforma de la sedición, la malversación y las mayorías para elegir al TC, con tanto peso político y jurídico, se tramite en 22 días. O que la modificación de mayor calado se dé a conocer una semana antes y se introduzca a través de una enmienda. Tampoco que una segunda enmienda rompa los esquemas de otra anterior y sea conocida escasas horas de que se reúna la ponencia correspondiente. Menos, que una única reunión de la ponencia baste para despejar un tema de este calado, y que en poco más de hora y media la Comisión de Justicia debata y apruebe elevar un texto con esta enjundia a pleno, con las prisas para garantizarse que llegan a tiempo para que la Junta de Portavoces acepte, minutos después, convocar un pleno extraordinario a 48 horas vista.

Ni que el PP denuncie que el presidente de la Comisión, Felipe Sicilia -antes de los tricornios-, les trasladase que no le daba "la gana" de tener en cuenta su escrito a la Mesa de la Comisión de Justicia, en la que esgrimían un informe de los letrados considerando "antijurídicas" las enmiendas que después llevaron al Constitucional. Su recurso dejaba hasta a la Presidencia y a la Mesa sin respuestas, y algún diputado retrasaba sus billetes de tren para el jueves, porque sencillamente no sabían qué podía pasar.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, y el resto de diputados del partido abandonan el Congreso durante el pleno en que se aprobará la eliminación del delito de sedición y cambios en el Poder Judicial (EFE/Kiko Huesca)

Entre tanto, los partidos del Gobierno volvían a desangrarse a cuenta de la ley de bienestar animal: Félix Bolaños e Ione Belarra acordaron el martes una vía para solventar sus diferencias sobre los perros de caza, que se plasmó en una enmienda redactada por el PSOE, firmada después por socialistas, Unidas Podemos y ERC, y que se convirtió en escasos minutos en enmienda fantasma. Los socialistas salieron de la reunión con la enmienda ya rubricada en la mano, con el pretexto de hacer fotocopias para distribuirlas entre los grupos, pero se demoraron mucho más de lo previsto. Y cuando volvieron ya no había acuerdo. El PSOE reconoció que la enmienda fantasma estaba mal redactada y amagó con votar el embrión de la norma en Comisión un día después... para después pedir más tiempo, hasta la semana siguiente. Los números no le acompañan sin sus socios.

Para más inri, un bolso activó varias alarmas, el lunes, en una Comisión de Igualdad que durante tres horas y media -receso incluido- abordó las enmiendas a incorporar al dictamen de la ley trans, que parece haber esquivado el precipicio, aunque no haya dejado de generar un profundo malestar en una parte del feminismo, también entre las filas socialistas. Con el socio minoritario tensionado, la número dos del ministerio de Igualdad, Ángela Rodríguez, conteniendo el aliento durante parte de la votación de enmiendas, que Carmen Calvo dejara la sala de la Comisión bolso en mano, en el receso, alimentó durante unos minutos la sospecha de que abandonaría la sesión y no volvería a ocupar la Presidencia. Minutos después, Calvo volvía a su puesto. Falsa alarma.

La siguiente luz roja se encendía hora y media después, una vez aprobado el dictamen, a cuenta de las especulaciones sobre el voto de la diputada socialista a esta norma, que llegará a pleno el jueves. De la dirección a los diputados, en el PSOE rechazaban, sin poder asegurarlo, que Calvo vaya a romper la disciplina de voto. Con todo, este escenario se posponía para la siguiente semana. Sus señorías ya habían vivido -y protagonizado- bastantes momentos "surrealistas" en una semana.

Si Valle-Inclán nunca hubiese existido, tras esta semana el Congreso de los Diputados habría podido reivindicar la autoría del esperpento. Es la conclusión de una de sus señorías tras cuatro jornadas de infarto en las que la Cámara Baja ha estado en el centro de todas las miradas, y en la que un dirigente de uno de los grupos más grandes definía con dos palabras: "Vértigo" y "miedo". Para un portavoz parlamentario, el espectáculo vivido fue "dantesco", "bizarro" en opinión de un asesor de un veterano parlamentario. El jueves, la incretidumbre se derramó sobre todas las dependencias: el patio, el hemiciclo, los pasillos y dependencias que lo rodean, la cafetería... hasta en el túnel que comunica los edificios del complejo se habló de la excepcionalidad de la situación.

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