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Sánchez consagra a Bildu como "fuerza útil" en detrimento del PNV
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El Gobierno se garantiza los PGE

Sánchez consagra a Bildu como "fuerza útil" en detrimento del PNV

La formación 'abertzale' logra cerca de 480 millones de euros de compromisos vía enmiendas. El Gobierno le permite colgarse medallas como el tope a la subida de alquileres, que UP reivindica como ya apalabrado

Foto: Mertxe Aizpurua, frente a Sánchez, Calviño y Díaz. (EFE/Chema Moya)
Mertxe Aizpurua, frente a Sánchez, Calviño y Díaz. (EFE/Chema Moya)

Pedro Sánchez se debe al bloque político que le mantuvo en la Moncloa, pero dentro de ese grupo ha sabido jugar, oscilar entre distintas fuerzas, repartiendo protagonismo y permitiendo que unas u otras se atribuyeran medallas, correspondieran o no a méritos exclusivos o propios. En lo que toca a EH Bildu, el Gobierno le ha ido dejando cada vez más campo, naturalizando esta alianza, a pesar de la presión ejercida desde la oposición sobre el PSOE por estos pactos —a UP no le penalizan— y a las críticas internas. De Felipe González a distintos barones territoriales, son muchas las voces que han destacado su incomodidad frente a esta alianza, sin lograr torcerle el brazo al presidente.

Este martes, con el anuncio de las partidas arrancadas al Ejecutivo, Bildu se autoproclamó como la “fuerza útil” para “mejorar la vida de la gente”, el partido que da "buenas noticias a la ciudadanía vasca y a la del Estado español", en palabras de su portavoz, Mertxe Aizpurua. Un discurso medido, una declaración de intenciones y una constatación del rol jugado por una fuerza que ha sostenido al Ejecutivo en momentos clave. Sin su abstención, Sánchez no habría salvado el primer decreto de medidas anticrisis frente a la guerra de Ucrania, rechazado por socios del peso de ERC. Y sin los abertzales, el Gobierno tampoco habría sacado adelante el nuevo fondo público de pensiones, que le permitió exigir como contrapartida un pacto para subir un 15% las pensiones no contributivas hasta diciembre de 2023, que hoy ha logrado estirar todo un año.

Y si en la negociación de las cuentas para 2022 ya se hizo con un lugar preeminente entre los socios, y a falta de cerrar las inversiones territoriales en Euskadi, en esta ocasión prevé sacar cerca de 480 millones de euros de compromisos de gasto en enmiendas —420 van para la subida de pensiones—, más de 10 veces más de lo que obtuvo hace un año. En aplicación de esta estrategia política y comunicativa, que pasa por trascender las reivindicaciones de Euskadi —sin abandonarlas— y apostar por marcar perfil social, los abertzales han ido desplazando del centro del tablero al PNV, rival electoral y claro puntal de gobiernos de izquierdas y derechas en el Parlamento. Hasta hoy.

Foto: El diputado de Bildu, Oskar Matute. (EFE/Javier Lizón)

De hecho, el Ejecutivo ha permitido que se apropien del tanto del traspaso de las competencias de Tráfico a Navarra, una promesa de Pedro Sánchez a Uxue Barkos (Geroa Bai), entonces presidenta de Navarra, dada a conocer en octubre de 2018. Y que fue, además, uno de los puntos del acuerdo sellado con el PNV apenas un año después, a cambio de su apoyo a la investidura de Sánchez.

Hace solo una semana, otro pacto entre el Ejecutivo y EH Bildu comprometió la cesión a Euskadi y Navarra de las competencias sobre los nuevos impuestos a la banca y las energéticas, que previsiblemente lograrán luz verde en el Congreso este jueves. Es otra de las materias que los gobiernos de España y Euskadi llevaban tiempo trabajando, para después ver cómo Bildu cosecha todos los réditos.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el pleno del Senado en Madrid este martes. (EFE/Kiko Huesca)

Tampoco olvidan la enmienda pactada hace un año, de cara a los presupuestos de 2022, elaborada por varios grupos, para aportar 25 millones de euros a un fondo de víctimas del amianto. El PNV, junto con Bildu y otras fuerzas, participó en el desarrollo de esta enmienda, pero a la hora de la verdad los jeltzales denunciaron que se les impidió firmarla.

Unidas Podemos: “Si hay que repartir medallas, mejor Bildu que el PNV”

Bildu, que actúa en varios frentes en total consonancia con ERC, también ha sabido anticiparse a Unidas Podemos, colocarse medallas como la prórroga del tope del 2% a la subida de los alquileres. Fuentes parlamentarias aseguran que ya estaba apalabrada entre ambos socios del Gobierno, si bien el partido jeltzale la ha presentado como propia tras negociar con el Ejecutivo.

El PSOE, además, rechazó a Unidas Podemos como interlocutor en lo que toca a la bloqueada ley de vivienda, para reconocer este rol a Bildu y ERC —que, por otra parte, mantienen similares posiciones que UP en lo que toca a esta norma—. Es una más de las iniciativas que pueden lucir de cara a sus electorados, y ambas fuerzas son competencia directa de los partidos del grupo confederal en Euskadi y Navarra.

Foto: Gabriel Rufián, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal)

En Unidas Podemos, reconocen que Bildu ha logrado arrebatarles algunas banderas en estos tres años de legislatura, pero el sentir general de sus dirigentes es que lo prioritario es que estas iniciativas prosperen, independientemente de quién se marque el tanto. “Si para ello hay que repartir medallas, bienvenidas sean”, “Bildu es incluso mejor que el PNV”, resumen desde la dirección del grupo. La relación es fluida y la comunicación constante, entre ambos grupos, a pesar de su rivalidad electoral.

Con todo, la batalla de Bildu por consolidar su protagonismo como aliado del Gobierno no solo se libra en las mesas de negociación; también tiene un evidente carácter comunicativo. Ya consiguieron que la Ley de Memoria Democrática, en la que se atribuyeron una influencia considerable, mientras el PSOE la minimizaba, contemplara que el Fuerte de San Cristóbal se convirtiera en lugar de memoria. Hoy han redondeado esta victoria, para presumir de los tres millones de euros que han arrancado al Gobierno para este fin.

Foto: Teresa Ribera y Aitor Esteban, este jueves en el Congreso. (EFE/Mariscal)

De forma parecida operaron, también, cuando comunicaron que su apoyo al decreto energético de finales de agosto llevaba como contrapartida una revisión y reformulación de los objetivos de la ley de cambio climático en 2023, para buscar otros más ambiciosos.

Y así fue. Sin embargo, antes de este pacto, el artículo 3.5 de esta ley ya rezaba: “En cualquier caso, se iniciará en el año 2023 la primera revisión de los objetivos establecidos en este artículo”. Un trofeo más, que no podría haberse atribuido sin el respaldo del Ejecutivo y, fundamentalmente, del PSOE.

Pedro Sánchez se debe al bloque político que le mantuvo en la Moncloa, pero dentro de ese grupo ha sabido jugar, oscilar entre distintas fuerzas, repartiendo protagonismo y permitiendo que unas u otras se atribuyeran medallas, correspondieran o no a méritos exclusivos o propios. En lo que toca a EH Bildu, el Gobierno le ha ido dejando cada vez más campo, naturalizando esta alianza, a pesar de la presión ejercida desde la oposición sobre el PSOE por estos pactos —a UP no le penalizan— y a las críticas internas. De Felipe González a distintos barones territoriales, son muchas las voces que han destacado su incomodidad frente a esta alianza, sin lograr torcerle el brazo al presidente.

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