Badajoz, Cádiz y Ciudad Real, en riesgo de perder un escaño en el Congreso
En el caso de las provincias extremeña y castellanomanchega, sería por la despoblación desde las últimas elecciones. La región andaluza, en cambio, crece en habitantes, pero no lograría mantener los nueve diputados que tiene actualmente
La despoblación es un problema asentado en España. En la última década, tres de cada cuatro municipios perdieron habitantes y sus efectos empiezan a sentirse en varios niveles. De hecho, todo apunta a que también será uno de los grandes temas a tratar durante el nuevo ciclo electoral, con provincias afectadas en su representación estatal en los próximos años. Badajoz, Ciudad Real y Cádiz son los tres territorios que podrían perder un escaño en el Congreso de los Diputados y que ocurra o no pende de un hilo. En dos de los tres casos, se debe a la caída del censo que el Instituto Nacional de Estadística (INE) estima a medio plazo.
Los datos oficiales de población para 2022 aún no han sido publicados. Al menos, no hay una cifra cerrada. Y es este censo el que determina a cuántos diputados podrá aspirar cada zona. Pero sí existen estimaciones que ayudan a dibujar cómo será mañana la distribución territorial de la Cámara Baja. Las previsiones del INE para 2023 permiten dilucidar que Badajoz, por ejemplo, se quedaría sin un escaño.
La provincia extremeña perdió habitantes entre unos comicios y otros, y las fórmulas de reparto la dejarían huérfana de uno de sus seis parlamentarios actuales. Algo similar ocurriría un año después con Ciudad Real, que desciende a cuatro. Las proyecciones para 2024 afectan de igual modo a Cádiz: pasa de nueve a ocho representantes. Aunque, esta vez, por una razón distinta. En la región andaluza la población aumenta respecto a 2019, pero el crecimiento queda opacado por otras regiones más disparadas, que terminan ganando asientos en el Congreso. Es el caso de Madrid (suma un diputado más, hasta quedar en 38), Valencia (16) y Santa Cruz de Tenerife (8).
"Pierden escaños, pero el voto vale más", apuntó el politólogo Pablo Simón
Este escenario plantea algunas paradojas que salen a relucir tras cada cita electoral. Dos sesgos plebiscitarios, como así los define el politólogo Pablo Simón, que evidencia nuestro propio sistema de reparto. Con la ley D'Hondt en la mano, que asigna una proporción mayor o menor de asientos en función del número de votos que aúna cada lista, hay veces en las que el partido más votado no es el que más escaños obtiene. Pasó por ejemplo en Cataluña, cuando en 2003 el PSOE ganó en sufragio total a Convergencia i Unió (CiU), pero los segundos tuvieron más diputados en el Congreso por haber quedado primeros en Tarragona, Girona y Lleida. Los socialistas, en cambio, solo lideraron en Barcelona.
"El límite de la proporcionalidad suele estar entre los nueve y los 10 representantes", apuntó Simón. Es decir, si una provincia es más pequeña y aspira a menos diputados, será más difícil que partidos minoritarios o que no estén a la cabeza en votos puedan hacerse con uno de ellos. En cambio, al rebasar esta línea es más sencillo que estos puedan estar representados, aunque a la vez es más complejo que cada votante influya tanto como en demarcaciones reducidas. Y he aquí el contrasentido que reaparece cada año, y que vuelve en 2023 si las predicciones para Badajoz, Ciudad Real y Cádiz se mantienen: "Perderán escaños, pero el voto de cada ciudadano vale más", afirmó el experto.
¿Cómo hubiera afectado este nuevo reparto si se repitieran los resultados del 10N? En estas tres provincias, hay partidos que hoy tienen un escaño más en el Congreso que se hubieran quedado sin él. Lo mismo, aunque a la inversa, pasaría con Madrid, Valencia y Santa Cruz de Tenerife: alguna formación podría haber ampliado su margen, o incluso entrar al Congreso. Saber cuál en cada caso pasaría por rehacer el cálculo con el método D'Hondt, sumar votos y hacer una proporción según el color de cada diputado. En Ciudad Real, por ejemplo, Vox obtuvo un escaño en 2019, frente a los dos que logró el PSOE, y otros dos del PP. Aunque Simón explica que esto no conlleva necesariamente que el partido con menos diputados sea el que lo hubiera perdido de haber sido cuatro, y no cinco, los representantes a repartir.
El mapa que muestra dónde se concentra la población en España ha cambiado en las últimas décadas. Y, por extensión, también varió su traducción en escaños por provincia. Para las elecciones de 2019, 11 de las 52 circunscripciones tenían más diputados que en 1986, la fecha escogida para hacer esta comparativa teniendo en cuenta que fue el primer año en que se celebraron comicios bajo el marco legislativo actual.
Generalmente, ganan las que están en corazón del país (Madrid y Toledo) y en distintas zonas de la costa. En cambio, fueron más las localizaciones que perdieron en número de parlamentarios, 16 en total. Aunque claro está, la cifra no es estática. Entre estas dos convocatorias, a las que separan más de 30 años, hubo otros movimientos. Lugares que fueron añadiendo y quitando diputados. Pero que, en el cómputo final, se mantienen ahora igual que entonces.
De entre las que sí han perdido parlamentarios suenan nombres que van desde la conocida como España vaciada (León, Zamora, Cáceres o Soria) hasta otras grandes ciudades como Barcelona o Valencia. En este último caso, parece que podrá recuperarlo en próximas elecciones y volver a los 16 escaños que tenía en el punto de partida. Zaragoza, Córdoba, Jaén o Guipúzcoa también se quedaron cojas de un representante en este tiempo. Solo Asturias y Vizcaya perdieron hasta dos de los asientos en el Congreso que sí ocupaban tras los comicios de 1986.
En la coordinadora de la España Vaciada, la centralita que unifica a los partidos y plataformas que nacieron como protesta al desequilibrio territorial y la despoblación (Teruel Existe, Soria ¡Ya!...) ven aquí el eslabón final a estos problemas. Uno de sus brazos a nivel nacional y asesor de la formación de Tomás Guitarte, Toño Sanz, consideró que las estimaciones para estas tres provincias ponen en jaque el actual modelo de país. "Es el último paso: estamos perdiendo servicios, infraestructuras, población... y ahora también escaños", lamentó: "Si no nos quedan representantes estatales, ¿quién nos va a dar voz?".
Como posible solución, Sanz puso el ejemplo de lo que ocurrió este mismo año en las Cortes de Aragón. La despoblación en Teruel hacía que esta provincia siempre perdiera un diputado regional en favor de Zaragoza, con más habitantes. Una reforma reciente del Estatuto de Autonomía blindó a los turolenses para fijar un mínimo de representantes, y equilibrar así la distribución en el parlamento. "El problema es que ya no solo son zonas como Teruel o Soria las que ven estragos por la caída de residentes. Ahora, lugares como Badajoz o Ciudad Real, que antes parecían quedar más al margen de la despoblación, están teniendo el mismo problema", sentenció.
El reparto de escaños en las generales
El censo se cierra algunos meses antes de la convocatoria de elecciones. Será el mismo decreto que ponga fecha a los comicios el que establezca cuántos parlamentarios tendrá cada circunscripción. Es la manera de funcionar que ha tenido España desde hace décadas. En 1985 se publicó la ley que hoy sigue delimitando el régimen electoral general del país, la Loreg. Básicamente, sienta las bases para elegir a los 350 diputados del Congreso a través de 52 circunscripciones. Una por cada provincia, y otras dos para las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
"Si en Soria viviera una sola persona, su voto seguiría valiendo dos diputados", añadió Simón, que explica así hasta qué punto es decisivo cada voto en los lugares menos poblados. Es lo que llama el "sesgo de prorrateo". "Las zonas menos pobladas terminan estando sobrerrepresentadas porque baja el umbral para conseguir diputado, mientras que en las regiones con más escaños o proporcionales, cada voto es más caro".
Todas deben partir de un mínimo de dos escaños (a excepción de Ceuta y Melilla, con uno cada una), pero la cifra final suele ser mayor. Es a través de una fórmula matemática como se calcula el número de asientos en la Cámara Baja que pertenecerán a cada demarcación. Siempre, en función de la población que tenga registrada para cada cita electoral. Es decir, de los residentes con derecho a voto. Las fechas juegan un papel clave. Por ejemplo, en el caso de las próximas autonómicas y municipales —que ya están fijadas el 28 de mayo—, el INE explica que contará como electores a todos los inscritos en el padrón hasta el 30 de enero de 2023, inclusive.
Luego, cada territorio deberá notificar a la Delegación del Gobierno correspondiente que el empadronamiento se realizó dentro del plazo. Y es ahí cuando el ciudadano queda oficialmente habilitado para votar dentro de una circunscripción concreta. Las generales van por otro camino, porque aún no se sabe cuándo serán. Aunque el procedimiento es prácticamente el mismo. Una vez se decida el día en el que habrá que acudir a las urnas, se fijan los tiempos límite para registrarse.
¿Quién absorbe esos escaños?
El sistema electoral en España guarda otros ases bajo la manga. Más allá del reparto de escaños por provincia, también hay mecanismos como la D'Hondt determinan a quién irán a parar. En el último Observatorio Electoral que publicó El Confidencial, el Partido Popular era la fuerza mayoritaria en buena parte del territorio. Además, ganan asientos para las generales en casi todas las comunidades donde lideran la encuesta, como Galicia (con tres escaños más que en 2019), Castilla y León (cuatro más), Madrid (cinco) o Murcia (uno).
Lideran incluso en aquellas donde no gobiernan: Castilla-La Mancha (3), Aragón (2), Asturias (1), Comunidad Valenciana (4) o Baleares (1). En Andalucía, líder en número de escaños, PP y PSOE empatarían, al igual que ocurre en La Rioja. En cambio, los socialistas encabezan el sondeo en Extremadura y Navarra. En Cataluña y País Vasco, continuarán a la cabeza en 2023 ERC y PNV, respectivamente. Al menos, según estas estimaciones.
La despoblación es un problema asentado en España. En la última década, tres de cada cuatro municipios perdieron habitantes y sus efectos empiezan a sentirse en varios niveles. De hecho, todo apunta a que también será uno de los grandes temas a tratar durante el nuevo ciclo electoral, con provincias afectadas en su representación estatal en los próximos años. Badajoz, Ciudad Real y Cádiz son los tres territorios que podrían perder un escaño en el Congreso de los Diputados y que ocurra o no pende de un hilo. En dos de los tres casos, se debe a la caída del censo que el Instituto Nacional de Estadística (INE) estima a medio plazo.
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