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¿A quién beneficia el voto en blanco, el voto nulo y la abstención en unas elecciones?
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¿A quién beneficia el voto en blanco, el voto nulo y la abstención en unas elecciones?

Con los comicios de Castilla y León a la vuelta de la esquina, surgen dudas sobre la participación y otras modalidades de voto que podrían afectar a los resultados, pero, ¿benefician o perjudican realmente?

Foto: Sobres de votos en las elecciones. (EFE)
Sobres de votos en las elecciones. (EFE)

Las elecciones en la Castilla y León ya están aquí. Este 13 de febrero más de dos millones de electores están llamados a las urnas para elegir a sus representantes políticos y lo harán en mitad de una sexta ola del coronavirus marcada por la variante omicrón, la cual ha generado un nuevo aluvión de contagios que, probablemente, también hará que muchos de esos ciudadanos convocados a ejercer su derecho a voto lo hagan por otras vías como el voto por correo o, simplemente, prefieran no hacerlo.

En este escenario, y aunque no son las primeras elecciones que se celebran desde que se inició la pandemia, hay posibilidades de que esta situación resienta la participación, ya que la incidencia de la covid puede provocar un miedo generalizado al contagio. Además, pueden intervenir otros factores como el desencanto de la ciudadanía con la clase política, acrecentada por la marcada polarización y las trifulcas de las autoridades públicas. Es por ello que cabría preguntarse qué diferencias pueden marcar el voto en blanco, el voto nulo y la abstención; y cómo afectan estos a los resultados finales.

Voto en blanco, nulo y abstención

Un voto en blanco, según la Ley del Régimen Electoral, se da cuando el sobre está vacío o cuando la papeleta no tiene ninguna indicación a favor de alguno de los candidatos. Aun así, este tipo de voto es válido, por lo que computa en el recuento y tiene influencia en el reparto de escaños de cada partido. La Ley recoge otras modalidades de voto, como el nulo, que se considera de esta manera cuando se entrega en un sobre diferente al oficial o cuando lleva dentro una papeleta improcedente. Esta situación puede darse de diferentes formas, yendo desde simples errores en el proceso de votación hasta presentarse conscientemente, como muestra de desafección o protesta, por lo que la Junta Electoral estipularía este como no válido y se procedería a su nulidad.

Pero si hay una opción que normalmente preocupa a los protagonistas de las elecciones, y más en plena pandemia, esa es la abstención. Esta se da cuando una persona que está convocada a ejercer su derecho a voto, dentro de los requisitos para estarlo, decide no acudir a las urnas, sea por los motivos que sean, que pueden ir desde problemas de horario, enfermedad o tan solo para mostrar su rechazo. Cabe destacar que en algunos países esta práctica conlleva una penalización para quien la ejerza, aunque en España no y los ciudadanos, aunque tienen el derecho a votar, no tienen la obligación de hacerlo.

¿Perjudica a alguien?

La repercusión de votar en blanco, nulo o la abstención se explica a partir de lo estipulado en la ley' D'Hondt, el sistema de cálculo proporcional que marca la representación dividiendo el número de votos emitidos hacia cada partido entre el número de escaños que puede decidir cada circunscripción. Una vez obtenidos los cocientes correspondientes, los representantes se asignan a las cifras más altas. Así, se marca un mínimo para obtener representación, el 3% de votos, por lo que hay quien considera que esta modalidad de reparto perjudica a los partidos más pequeños en las circunscripciones que tienen menos escaños en juego.

Por su parte, los votos en blanco, considerados válidos, se sumarían a los obtenidos por las candidaturas para hacer el cálculo y repartir los escaños, lo cual significa que una candidatura necesitaría más votos para lograr uno. De esta manera, aquellos partidos menos potentes electoralmente tendrían más dificultad para llegar al mínimo del 3%. En cuanto a los votos nulos y las abstenciones, no habría suma al recuento, por lo que se puede determinar que no afectan al resultado final directamente, sin beneficiar ni perjudicar a ninguno.

Las elecciones en la Castilla y León ya están aquí. Este 13 de febrero más de dos millones de electores están llamados a las urnas para elegir a sus representantes políticos y lo harán en mitad de una sexta ola del coronavirus marcada por la variante omicrón, la cual ha generado un nuevo aluvión de contagios que, probablemente, también hará que muchos de esos ciudadanos convocados a ejercer su derecho a voto lo hagan por otras vías como el voto por correo o, simplemente, prefieran no hacerlo.

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