Sánchez logra una valoración de 56,75 puntos en el extranjero, pero pierde 20 en España y se queda en 36,74

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es percibido positivamente en el ámbito internacional, hasta alcanzar una puntación del 56,75, pero la diferencia de percepción de confianza hacia él se desploma en España, en donde logra 36,74 puntos; es decir, pierde 20. Solo le preceden en ese diferencial en sus respectivos países el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, y la primera ministra danesa, Mete Frederiksen, con un desfase de 24,10 y 22,50 puntos, respectivamente. Es llamativo que, en la comparación con Macron, el francés aventaje en menos de un punto al presidente español, del que se valoraría la percepción de 'buena voluntad', mientras que del presidente del país vecino se consideran más su competencia y liderazgo.

La anterior, entre otras muchas, es la conclusión que aporta para España un gran estudio elaborado por Thinking Heads, 'Liderazgo político, reglobalización en América Latina, España y Europa'. La investigación se basa en 24.800 muestras que recogen otras tantas valoraciones de personas que previamente han acreditado conocimientos suficientes para contestar y evaluar las preguntas y planteamientos del estudio, elaborado durante el mes de septiembre pasado en 37 naciones. TH ha empleado modelos estadísticos específicos para la medición del liderazgo político y de la reputación de los países.

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Del conjunto de líderes sobre los que se ha realizado la consulta, 10 son los que sobresalen sobre el resto, encabezados por la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin (69,2); seguida de Jacinta Ardem, primera ministra de Nueva Zelanda (66,6); su colega danesa (65,9); el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (64,6); la ex primera ministra sueca Magdalena Andersson (64,3); el 'premier' canadiense, Justin Troudeau (61,7); el de los Países Bajos, Mark Rutte (61); la primera ministra británica —antes de su decisión fiscal, que ha derrumbado la libra esterlina—, Liz Truss (60,6); el primer ministro belga, Alexander De Croo (60,2), y el primer ministro de la República de Irlanda, Micheál Martin (59,8).

Pedro Sánchez obtiene el puesto 16 con 56,75 puntos, precedido, además de por los 10 mencionados, por sus colegas de Japón, Austria, Australia, Francia y Corea del Sur, pero por delante del canciller germano, Olaf Scholz. El último en el listado es el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, con un escaso 28,10 de puntuación. En la valoración de líderes de la UE, Sánchez ocupa el octavo lugar, con una puntuación de 57,7, por delante de sus colegas de Austria, Bélgica, Alemania, Italia y Polonia.

Sin embargo, por países, los nórdicos encabezan el 'ranking' global —una tendencia habitual— y en su entorno España es superada por Irlanda, Italia, Bélgica, Alemania, Austria y Francia, ocupando nuestro país el puesto 16.

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En estos 'rankings' quedaría acreditado, según el estudio de Thinking Heads, que la reputación del líder está "intrínsecamente ligada a la del país", aunque, en el caso español, la fiabilidad internacional de Pedro Sánchez se sitúe en la zona media y en España sea uno de los tres líderes menos confiables. No solo eso, nuestro país obtiene una puntuación superior a la del presidente del Gobierno y alcanza los 63,16 puntos, que supone la media de las puntuaciones obtenidas en Asia (62,5), América Latina (64,6), Medio Oriente (60,7), Norteamérica (65,6), Commonwealth (64,7) y Unión Europea (60,8).

Según el estudio de esta consultora, que se está presentando esta mañana en la Casa de América con la participación de los expresidentes Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, "existe un impacto del líder en las variables económicas y sociales" de su país, de tal manera que un punto más de reputación, en este caso de Pedro Sánchez, conllevaría un 2,95% de incremento del número de visitantes y un 5,14% de incremento de las inversiones. Esos porcentajes los traduce el estudio en 1.900.000 turistas más y en 1.065 millones de euros adicionales de inversión. Este efecto se produce por la percepción que transmiten los líderes en la representación internacional de sus Estados.

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Dos conclusiones importantes que también cabe extraer del estudio de TH. La primera es que "existe un claro desgaste del eje francoalemán entre los ciudadanos europeos", en cuyo contexto la "percepción de España en Europa es sólida en comparación con los países de mayor PIB". Así, nuestro país supera a Francia y Alemania en cuatro conceptos reputacionales: en respeto (71,2), en atractivo (76,1), en confianza (63,1) y en admiración (66,5).

Incluso España bate a Italia en todos los conceptos menos en el de respeto. La caída del eje francoalemán es coherente con el hecho de que "los europeos no confían en los motores económicos del continente" o, en otras palabras, que "los países con mayor PIB son los que menor confianza generan a los ciudadanos". Otra conclusión, no por completo sorprendente, pero sí significativa, es que, en el caso de Volodímir Zelenski, se produce una disociación entre su reputación y la de su país, pero es la excepción, porque los países con mejor reputación son los que tienen los líderes mejor valorados: Finlandia, Dinamarca y Suecia.

Finalmente, los europeos, a diferencia de los ciudadanos de Estados de otros continentes, valoran de sus líderes la accesibilidad y cordialidad, la fiabilidad y la capacidad de gestión. Los norteamericanos valoran especialmente "la habilidad de ser reconocido y de generar adhesiones externas". En todo caso, parece incuestionable que el liderazgo político es, según la principal conclusión del estudio de Thinking Heads, "una herramienta fundamental y útil para la creación de valor en un país".

Mariano Rajoy, presente en el acto, ha transmitido su firme apoyo a la democracia liberal —entendida como una democracia que mejore la capacidad de resolver los problemas de los ciudadanos— y su condena al populismo, que es la que la destruye.

El populista, según Rajoy, es el que divide, el que despotrica de los grandes empresarios, el que establece entre buenos y malos, el adanista; el que abomina de la Transición, de la amnistía y de la Constitución, y promete futuros paradisíacos. Los populistas hacen esto sin responsabilidad alguna y sin contención, ha asegurado el expresidente, que ha citado como ejemplo español el proceso soberanista catalán, que se ha convertido en un conjunto de promesas incumplidas y al que he considerado populismo infantil.

Otra característica de los populistas, ha argumentado, es la creencia de ser poseedores del patrimonio de la honradez y la decencia. Sin embargo, son ellos los que faltan al respeto a la ley y a las instituciones y, por lo tanto, son malos para España y para Europa, ha concluido.

Ante el bloqueo de la renovación del CGPJ que se vive actualmente en España, el expresidente ha afirmado que la justicia tardía es una justicia denegada, y ha considerado necesario suprimir la acusación popular, que solo existe en España. También ha pedido mayores consensos políticos, ya que, en su opinión, los grandes temas de Estado salen bien con acuerdos. Es por eso que opina que el actual Gobierno de coalición fue un error, porque con el Ejecutivo actual no es posible consensuar nada.