Indignación, despidos y retrasos: balance de una semana 'negra' para el falso AVE extremeño
El nuevo trazado permitía a los extremeños ahorrar más de 50 minutos en la conexión entre Madrid y Badajoz. Por el momento, solo ha acumulado incidencias y demoras de hasta 80 minutos que han colmado la paciencia de los ciudadanos
Subirse a un tren con origen o destino Extremadura sigue siendo un deporte de riesgo. Los 3.700 millones de euros que ha costado la inauguración del corredor de 'alta velocidad' entre Badajoz y Plasencia no han paliado las graves deficiencias que llevan produciéndose en el tren regional desde hace décadas. De hecho, el balance es incluso peor. La serie de trenes Alvia S-730 que ahora circulan por las vías extremeñas ha acumulado episodios esperpénticos en los últimos siete días: puertas que no se abren, vagones sin aire acondicionado, fallos en la señalización, errores en el suministro eléctrico y continuos retrasos de más de una hora han ensombrecido una semana que debería haber sido de celebración para miles de ciudadanos que demandan desde hace años ya no la alta velocidad, sino algún 'avance' significativo que mejore la conexión con Madrid.
"Extremadura ha sido santa, ha sido inocente, pero ya está harta". Juan Carlos López habla como portavoz de la asociación Milana Bonita, una organización que surgió en 2017 en defensa de un "tren digno" que vertebrase Extremadura, pero también como ciudadano cansado de "promesas incumplidas". El pasado lunes capitaneó una pequeña movilización durante la inauguración del ferrocarril de "altas prestaciones" en la estación de Cáceres con la que se ha descafeinado la histórica reivindicación de los extremeños. El acto inaugural anunciado a bombo y platillo por Pedro Sánchez y Guillermo Fernández Vara ha enfadado más, si cabe, a un pueblo que se siente "humillado" por las "mentiras" de sus servidores públicos. No en vano, y salvo contadas excepciones, desde la puesta en marcha del 'falso AVE' hace justo una semana todos los servicios han dado graves problemas, con retrasos que rozan la hora y media.
El malestar comienza desde la propia inauguración. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ya visitó tierras extremeñas el pasado 23 de junio para inaugurar la 'alta velocidad' regional y anunciar que los ciudadanos podrían adquirir sus billetes a partir del 19 de julio. Un día antes del gran estreno, Pedro Sánchez, acompañado de Felipe VI, protagonizó otro acto de 'autobombo', abanderando la solución a una petición con décadas de antigüedad. "No se pueden generar unas expectativas tan altas en una inauguración con algo que hubiese sido interesante de ver en 2008. Es un insulto que se intente vender como alta velocidad", denuncia Antonio García Salas, coordinador del Corredor Sudoeste Ibérico. Sin ir más lejos, el propio Ministerio de Fomento tuvo que dar marcha atrás días antes de la gran inauguración: se invitó a diversas personalidades a la inauguración del "AVE extremeño", y tuvo que modificarse la invitación con la siguiente descripción: "Primera fase de la línea de alta velocidad".
Ayer ibamos a inaugurar el AVE el día 18.
— David Salazar (@Salazar_David_) July 10, 2022
Hoy la primera fase de la línea de alta velocidad.
Ayer y hoy lo único que les importa de Extremadura es hacerse una foto. pic.twitter.com/7o5WfCUWkd
Las asociaciones y partidos políticos de la oposición denuncian la "precipitación" del Gobierno a la hora de inaugurar una infraestructura con algunos tramos aún en obras y a un año vista —según los cálculos más optimistas— de la esperada electrificación de la vía. El modelo Alvia S-730 es un tren híbrido que cuenta con un sistema de rodadura desplazable, de modo que puede circular tanto por vías de ancho convencional como de alta velocidad. Puede alcanzar los 250 km/h, pero el máximo que alcanza por el trazado extremeño no supera los 180 km/h, quedándose por debajo de los 60 km/h en algunas partes del trayecto. El tramo de 'alta velocidad' inaugurado por el Gobierno cuenta con 189,2 km, pero durante más de 53 kilómetros el 'AVE' extremeño sigue circulando por la vía convencional.
Hasta que llegue la electrificación completa de la vía, los nuevos trenes funcionarán propulsados por combustible diésel y no por electricidad. Una vez sale de Plasencia, el Alvia circula por el trazado antiguo el resto del trayecto que lo separa de Madrid. La alta velocidad en Extremadura debería ser una realidad en 2030, pero el listado de reformas pendientes no invita al optimismo: el tramo entre Plasencia y Navalmoral de la Mata (68,6 kilómetros) continúa en obras, y el que conectaría definitivamente Extremadura con Madrid (otros 140 kilómetros) ni siquiera existe: el Gobierno aún no ha aprobado el estudio informativo ni el de impacto ambiental, un trámite que acumula meses de retraso. De hecho, aún es una incógnita cuál será el trazado final del tramo, ya que hace meses que se abrió la puerta a desviar la nueva línea de AVE por la ciudad de Toledo.
En total, tan solo un tercio de la línea Badajoz-Madrid se realiza por una vía de alta velocidad y, además, el pretendido 'AVE' circula con una rapidez muy inferior a lo que cabe esperar de un tren de estas características. Eso fue lo que inauguró el presidente del Gobierno el 18 de julio. "Ya sabíamos que nos vendían un burro como un caballo de carreras", lamenta López. Con todo, lo cierto es que, tras años de "abandono", la implementación de un tren que permite ahorrar más de 50 minutos en el trayecto entre Badajoz y Madrid, y que, además, cuenta con "altas prestaciones", es música para los oídos de los extremeños.
Los convoyes convencionales que circulan en la región no cuentan ni con máquina expendedora de agua —están 'bloqueadas' desde el comienzo de la pandemia—, y, en muchos casos, el aire acondicionado no funciona ni en plena ola de calor. Más allá del tiempo de viaje y del hecho de que se utilicen trenes de media distancia para un trayecto de larga distancia —superior a 300 kilómetros—, los extremeños se han acostumbrado a episodios como el de máquinas ardiendo, averías que han dejado a los pasajeros tirados en mitad del campo, cortes de luz, trenes que dejan de circular por falta de gasoil, problemas en los frenos o retrasos continuos, que convierten la de Extremadura en una de las conexiones ferroviarias más precarias del país. Pero ¿hasta cuándo?
Siete días de caos: "Solo queremos dignidad"
La inauguración del nuevo tramo de alta velocidad estaba llamada a convertirse en un balón de oxígeno para Extremadura, a pesar de que para la consecución del AVE, como reconoció el propio jefe del Ejecutivo, aún queda un largo camino. Los días que siguieron a la gran inauguración se convirtieron en una espiral de caos, retrasos, continuos fallos técnicos e incertidumbre. Nadie se explicaba cómo era posible que en una línea recién inaugurada —los Alvia prestan cuatro servicios diarios, dos de ida y otros dos de vuelta— no hubiese un solo tren que funcionase con normalidad y que cumpliese con el tiempo estimado de viaje: cuatro horas y 18 minutos desde Badajoz hasta Madrid.
En su primera jornada, el tren Alvia llegó a la estación de Atocha 13 minutos tarde. El que regresó de Madrid lo hizo con otra media hora de retraso. Renfe alegó un "error humano" en el centro de control de tráfico que desvió el 'tren rápido' por la vía convencional. Adif justificó, además, que la acumulación de retrasos había afectado a los de alta velocidad, ya que los trenes siguen circulando por una única vía y los problemas de un convoy pueden afectar al resto. En todo caso, se tomaron cartas en el asunto: el presidente de Renfe, Isaías Táboas, destituyó el pasado miércoles al gerente de Producción de Servicios Comerciales de la línea Madrid-Extremadura. Pero las incidencias fueron a peor.
El jueves, el nuevo servicio llegó a la capital con 70 minutos de retraso. El viernes, la demora rozó los 80. La dinámica era la misma en los trenes de vuelta, y se ha mantenido durante toda la semana. La cadena de errores precipitó una reunión de urgencia el pasado viernes entre el presidente de Renfe, su homóloga de Adif, María Luisa Domínguez, y la consejera de Transportes de la Junta, Leire Iglesias. Primero vinieron las disculpas. La inauguración del tren de altas prestaciones había sido un fiasco sin paliativos. Después llegó el compromiso de reducir un 50% el precio de los billetes hasta que se encuentre solución a los problemas —se pueden adquirir desde 18 euros en la web—. La esperanza de los extremeños había tornado rápido en frustración, que no tardó en convertirse en cólera tras las polémicas declaraciones del máximo mandatario de Renfe tras la reunión: "Hasta que encontremos la solución, vamos a incrementar los tiempos de viaje para que la gente no tenga la sensación de que llega tarde".
Táboas, presidente de Renfe: "Vamos a incrementar los tiempos de viaje para que la gente no tenga la sensación de que llega tarde"
"Nos toman por idiotas", estalla David Salazar, portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Extremadura. El dirigente ha redoblado su actividad en redes para denunciar la situación y hacerse eco de los testimonios de los afectados. Su partido puja, incluso, por "poner de acuerdo" al resto de partidos para organizar una nueva manifestación en Madrid, en línea con la que se celebró en noviembre de 2017 en la madrileña plaza de España. "Sinceramente, pensábamos que el servicio iba a funcionar bien y que iba a suponer un gran cambio. Todos sabíamos que no habría alta velocidad hasta a saber cuándo, pero sí era un avance. La inauguración sobraba, sobre todo cuando una parte del trayecto aún está en obras y no se ha completado la electrificación. Pero lo que ha sucedido... [resopla]. No queremos un tren, solo queremos dignidad", zanja.
El dirigente atribuye las "prisas" del Ejecutivo por inaugurar una línea que "no estaba lista" a una cuestión electoralista. No en vano, solo restan unos pocos meses para que las urnas vuelvan a abrirse en Extremadura, donde el PSOE se juega mantener uno de sus feudos en un momento especialmente delicado para la marca socialista. "El tren da votos, pero también te los puede quitar", advierte el mandatario de Ciudadanos.
El portavoz de Milana Bonita, Juan Carlos López, apuesta por cerrar directamente la línea de alta velocidad hasta que se solucionen por completo las incidencias, con el objeto de evitar que repercuta en el servicio que ofrecen el resto de convoyes. A la espera de cómo evolucione la situación, tampoco descarta movilizar a los ciudadanos de nuevo contra el Gobierno, aunque rechaza adherirse a ningún movimiento de índole política. "Hay que hacer que funcione urgentemente bien", defiende también el portavoz del Corredor Sudoeste Ibérico, que recuerda que, pese a que es habitual encontrar incidencias en la apertura de nuevas líneas, este caso "no es comparable" y se ha agravado por la campaña de autobombo del Ejecutivo, que ha llevado a primera plana todas las incidencias. "Ya no solo es el daño que infliges a los pasajeros, sino a la confianza de los ciudadanos y a la imagen de una región", sentencia.
Subirse a un tren con origen o destino Extremadura sigue siendo un deporte de riesgo. Los 3.700 millones de euros que ha costado la inauguración del corredor de 'alta velocidad' entre Badajoz y Plasencia no han paliado las graves deficiencias que llevan produciéndose en el tren regional desde hace décadas. De hecho, el balance es incluso peor. La serie de trenes Alvia S-730 que ahora circulan por las vías extremeñas ha acumulado episodios esperpénticos en los últimos siete días: puertas que no se abren, vagones sin aire acondicionado, fallos en la señalización, errores en el suministro eléctrico y continuos retrasos de más de una hora han ensombrecido una semana que debería haber sido de celebración para miles de ciudadanos que demandan desde hace años ya no la alta velocidad, sino algún 'avance' significativo que mejore la conexión con Madrid.
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