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Moncloa ordena a sus ministros ir contra Vox para evidenciar la soledad del PP andaluz
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Moncloa ordena a sus ministros ir contra Vox para evidenciar la soledad del PP andaluz

El PSOE sale en tromba contra los de Santiago Abascal como vía para desgastar a Juanma Moreno y agitar el miedo a la entrada de la ultraderecha en las instituciones

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Con la campaña de las elecciones andaluzas a punto de arrancar, el Gobierno de Pedro Sánchez ha tomado posición y ha sacado la artillería pesada para desgastar a un Partido Popular que, al menos de momento, mantiene un ritmo boyante en las encuestas. Para ello, el PSOE ha decidido hacer uso de una vieja estrategia que no le dio los mejores resultados a la predecesora de Juan Espadas en su última oportunidad para revalidar la Junta: agitar el miedo a "la extrema derecha" para sacar del letargo a antiguos votantes socialistas. La consigna en Moncloa y Ferraz es salir en tromba contra Vox, sin descanso, sin cuartel, como vía para pinchar las expectativas del PP en Andalucía a las puertas del 19-J. En las filas populares reconocen que el plan de la izquierda puede perjudicarles, pero advierten de que, al final, poner el foco sobre Vox solo les beneficiará en las urnas.

En los últimos días, ministros y dirigentes socialistas de todo rango y condición han elevado el tono de su discurso contra los de Santiago Abascal, hasta convertirles en el centro de sus críticas, solo comparables en intensidad con las que dirigen al PP para arrinconarlo por sus pactos con Vox y por permitir el acceso de la ultraderecha en las instituciones. De Adriana Lastra a Nadia Calviño, pasando por Félix Bolaños o Emiliano García-Page, han intensificado sus ataques por múltiples cuestiones, desde las polémicas declaraciones de Juan García-Gallardo hasta Cataluña o el debate sobre las armas.

Foto: Juan García-Gallardo, respondiendo a La Sexta. (Atresmedia)

Este último fue el argumento con el que agitó a la bancada de Vox durante la última sesión de control al Gobierno la titular de Economía, Nadia Calviño, poco amiga de entrar en broncas parlamentarias. "¿Qué se puede esperar de una formación política que, en el día en que estamos llorando una terrible matanza de niños en Estados Unidos, propone repartir armas a los ciudadanos? ¿De una formación que en Castilla y León falta al respeto a las personas discapacitadas?", recriminó la ministra al portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, en una intervención en la que también acusó a la formación de generar "crispación" y "miedo" contra las personas diferentes.

Santiago Abascal defendió hace años la necesidad de una reforma legislativa para despenalizar la posesión de pistolas y su uso en caso de "amenaza real" para que los ciudadanos puedan "defender su hogar" sin arriesgarse a penas de prisión. No es una posición de la que Vox se haya movido, pero el hecho de que Calviño sacase a relucir este argumento para contraponerlo a la última masacre en una escuela de Texas irritó especialmente a Vox. "Poco más que nos acusaron de la matanza de Texas", subrayó el presidente del partido.

Foto: Alberto Núñez Feijóo.(Getty Images/Alejandro Martínez Vélez)

De esta polémica se hizo también eco el exvicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias, protagonista de un tenso rifirrafe en redes sociales con Iván Espinosa de los Monteros, después de que el diputado de Vox citase un monólogo de 2012 del exdirigente morado en que defendía el uso de las armas. Iglesias arremetía llamando "cateto" a Espinosa de los Monteros por sacar de contexto sus palabras. La bola fue creciendo y terminó con Iglesias cargando contra la ascendencia del portavoz de Vox en el Congreso, "una familia de jerarcas franquistas, de nazis y de gusanos explotadores de Cuba".

La sesión de control del pasado miércoles dio el pistoletazo de salida a la estrategia de Moncloa de activar a sus ministros contra Vox. Especialmente dura fue la intervención de Félix Bolaños, en su último cara a cara con Macarena Olona antes de que la alicantina renuncie al escaño para centrarse en la campaña del 19-J. "Todos los miércoles la misma sobreactuación, la misma sonrisa forzada, los mismos insultos, las mismas intervenciones grotescas y repetitivas", cargaba el titular de Presidencia, que sacó también a colación la "falta de respeto" del vicepresidente de Castilla y León a una diputada socialista discapacitada. "Estoy en política para combatir todo lo que usted representa, el odio, el matonismo, los privilegios", lanzó.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tampoco obvió un tema ya recurrente también en las cuitas privadas monclovitas y aprovechó la pregunta de un diputado del PP, Víctor Píriz, para instar a su partido a que se comprometiese en que no pactará con Vox en Andalucía. También aprovechó la sesión Fernando Grande-Marlaska que, en respuesta a una interpelación de Macarena Olona, retrató la "amenaza" que supone la formación de Abascal para la "igualdad", la "diversidad" o la lucha contra la "violencia machista", tildando a la formación de "negacionista" en todas estas cuestiones.

"El PP tiene que entender que cuanto más trague, más difícil se le va a hacer la digestión", sumó el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, que ponía el acento en la tesis que han agitado, también desde Ferraz, portavoces como Adriana Lastra o Felipe Sicilia. "En dos meses, Feijóo solo ha tomado dos decisiones: tapar la corrupción de su partido y entregar Castilla y León a la extrema derecha", arengó la socialista asturiana.

Foto: Juanma Moreno, este fin de semana en un acto en Algeciras. (EFE/Carrasco Ragel)

Este jueves, durante la comparecencia monográfica de Sánchez sobre Pegasus, la bancada socialista y el propio Sánchez se alzaron contra Abascal después de que este utilizase el término "autócrata" para referirse al presidente del Gobierno. "Es una falta de respeto a la democracia", dijo el diputado socialista Héctor Gómez, lo que despertó una nueva afrenta con la bancada de Vox. Sánchez culminó el discurso de sus portavoces evidenciando cómo Abascal le había llamado "asesino" y señaló que las urnas pondrían tanto a PP como a Vox "en su sitio, es decir, en la oposición".

"La campaña se nos puede hacer muy larga"

Mientras la izquierda intensifica su enfrentamiento con Vox, los de Abascal engordan su discurso en Andalucía contra el "consenso progre" en el que también incluyen al PP, reforzando el manido lema de que "solo queda Vox". "Les encanta", comentan los populares, que ven cómo su principal rival político en Andalucía se alimenta y "crece" por la campaña de "victimización" que les prepara el PSOE y con la que ellos arengan a los suyos.

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal, y la candidata a la Junta, Macarena Olona. (EFE/Raúl Caro)

La estrategia del PP con Vox de cara al 19-J era precisamente la contraria de la que han desplegado las fuerzas de la izquierda: mantener un perfil bajo, evitar choques innecesarios y, simplemente, no mencionar ni valorar ninguna cuestión relacionada con los de Abascal. La polémica relacionada con Juan García-Gallardo, que ha forzado a Alfonso Fernández Mañueco a pedir disculpas, dinamitó esa estrategia y volvió a poner el foco en una alianza de la que Juanma Moreno reniega. Por cosas así, insisten en el PP, "la campaña se nos puede hacer muy larga".

Con la campaña de las elecciones andaluzas a punto de arrancar, el Gobierno de Pedro Sánchez ha tomado posición y ha sacado la artillería pesada para desgastar a un Partido Popular que, al menos de momento, mantiene un ritmo boyante en las encuestas. Para ello, el PSOE ha decidido hacer uso de una vieja estrategia que no le dio los mejores resultados a la predecesora de Juan Espadas en su última oportunidad para revalidar la Junta: agitar el miedo a "la extrema derecha" para sacar del letargo a antiguos votantes socialistas. La consigna en Moncloa y Ferraz es salir en tromba contra Vox, sin descanso, sin cuartel, como vía para pinchar las expectativas del PP en Andalucía a las puertas del 19-J. En las filas populares reconocen que el plan de la izquierda puede perjudicarles, pero advierten de que, al final, poner el foco sobre Vox solo les beneficiará en las urnas.

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