España puede volver a ser el granero de Europa y esto es lo que necesita

Dice el viejo refrán "Lluvia, sol y guerra en Sebastopol. Así beneficia al grano castellano" y la máxima puede hacerse realidad en pleno conflicto bélico en Ucrania. Se trata de hacer de la necesidad urgente una oportunidad de que España recupere su papel de granero de Europa, aunque no será fácil ni inmediato. El Gobierno llevará este lunes al Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Comisión Europea un paquete de propuestas para hacer frente a la crisis por la invasión rusa. El ministro Luis Planas cosechó el "apoyo cerrado" de todas las comunidades autónomas durante la Conferencia Sectorial de esta semana. La reunión en Bruselas se celebrará apenas unas horas después de la gran protesta del campo español en Madrid.

Pero más allá de las movilizaciones, el plan que el Ejecutivo defenderá trata de mitigar el impacto de la guerra en la importación de cereal de Ucrania, clave para alimentar la ganadería española. Se aboga por pedir a Bruselas que flexibilice los cupos para incrementar la producción de cereales y proteaginosas (guisantes secos, altramuz o habas), levantando el barbecho, y que se eliminen restricciones para la entrada de materias primas de terceros países para la alimentación animal.

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El pasado 14 de marzo ya se aprobó una resolución para facilitar la entrada en España de maíz de Argentina y Brasil gracias a una flexibilización temporal de los requisitos fitosanitarios para la importación. Una rebaja de las garantías con aval de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, recuerdan desde el Ministerio. El Gobierno español defenderá ante la Comisión Europea la activación del artículo 219 de la Organización Común de Mercados Agrarios. Se trata de emplear lo que se llama "Reserva de Crisis", un mecanismo para intervenir en casos de graves perturbaciones de mercado y que otorga ayudas directas a los sectores más afectados. La última vez que se activó fue en 2015 por la crisis láctea.

Mirar a otros países

Rusia y Ucrania son, respectivamente, el primer y el cuarto productor mundial de trigo. La suspensión de la producción y de las exportaciones repercute de forma directa en la alimentación animal y afecta de lleno al sector ganadero. El Gobierno de Pedro Sánchez pedirá poder destinar las superficies de barbecho o superficies de interés ecológico a la producción de proteaginosas o de cereales y para pastoreo. También se proponen excepciones en la rotación y diversificación de cultivos, conforme a los cupos impuestos por Europa en la Política Agrícola Común (PAC).

Las cifras de los últimos años demuestran cierta dependencia de Ucrania en este sentido. Como informó El Confidencial, según datos de Datacomex (dependiente del ministerio de Industria, Turismo y Comercio), es el principal importador de este alimento para España. Más del 26% del cereal que llegó desde 2015 procedía de allí. De ese montante, el maíz (34%) ocupa el primer lugar, seguido por la cebada (14,4%) y el trigo (9,9%). En términos globales, el desfase en millones de euros entre las importaciones y las exportaciones de cereal también son notables, lo que demuestra que la producción interna es completamente insuficiente. Si nuestro país importó cereales por valor de 2.992 millones de euros el año pasado, las exportaciones se limitaron a 539 millones.

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Habrá que aumentar las importaciones de Argentina, Brasil, Estados Unidos o Canadá. "Para autoabastecernos de cereal se necesitarían entre 12 y 15 millones de hectáreas más de cultivo que no tenemos, porque es imposible. España tiene en torno a 20 millones de hectáreas totales", asegura el coordinador de COAG Castilla y León, Lorenzo Rivera.

Los agricultores de esta región consideran positiva la propuesta, aunque insuficiente. "Con la eliminación del barbecho no vamos a ganar mucho porque a estas alturas que estamos del año, entrando en primavera, ya no se pueden sembrar cultivos de cereal y además estamos pendientes de la sequía que arrastramos de todo el invierno", declara Rivera. Una premisa que también subraya el presidente de ASAJA Castilla y León: "El campo no es una fábrica en la que das a un botón y empiezan a salir galletas o tornillos. La agricultura y la ganadería requiere mucho tiempo hasta que da su producción y tampoco se puede cambiar de un cultivo a otro de la noche a la mañana. Ahora estamos en la siembra del regadío y pasados 15 días por mucho que se cambie la normativa ya no se puede hacer por el ciclo vegetativo".

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En España se podrían utilizar las cinco millones de hectáreas de barbecho para la siembra que viene. Dujo pone como ejemplo lo que supondría en el campo de Castilla y León para conseguir una producción complementaria el próximo verano. "Serían 550.000 hectáreas las que hay de barbecho, entre el voluntario por descanso de la tierra y el obligatorio. De esas hay 50.000 hectáreas de regadío que si se suprime la obligatoriedad se podrían sembrar de maíz o girasol, dos cultivos muy necesarios en este momento". Puntualizan que además habría que eliminar todas las exigencias en rotación y diversificación de cultivos para que el agricultor siembre lo que da más producción, en este caso maíz, pero con la seguridad de que lo pueden hacer sin que haya ninguna penalización los próximos años.

No hay agua

Y ahí no acaban los problemas. "La solución podría ser utilizarlo para sembrar girasol y maíz, pero el problema del maíz es que no tenemos el agua garantizada para regarlo. A día de hoy, con el agua que tenemos almacenada no podemos garantizar el regadío del maíz en la mayor parte de comunidades de regantes". A corto plazo, la realidad es que es imposible prescindir de las importaciones que siempre han sido cuestionadas por el sector primario español. "Siempre hemos discutido el control de esas importaciones porque aquí se nos obliga a cumplir ciertas normas medioambientales y la prohibición de semillas transgénicas que allí no tienen", añade Rivera. Ahora, para abastecer el mercado y garantizar el alimento de la cabaña ganadera, se está permitiendo la entrada de más cantidad de estos cereales del otro lado del Atlántico aunque no cumplan los criterios europeos.

La siembra de girasol existente también es deficitaria. Como con el cereal, la dependencia exterior es evidente. Y Ucrania desempeña un papel fundamental. Según Datacomex, España importó un 66,1% de aceite de girasol y cártamo desde Ucrania entre 2015 y 2021. El volumen se ha duplicado, hasta alcanzar las 368.323 toneladas en el último ejercicio. No obstante, la producción y consumo de este aceite no tiene nada que ver con el cultivo y consumo de las pipas de girasol. Así, según el Ministerio de Agricultura, la presencia de estos cultivos disminuyó un 5% en los últimos años y la superficie se ha reducido en más de un 20%, hasta las 651.200 hectáreas.

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Pagos de la PAC

España apuesta también por medidas inmediatas al margen de sembrar cereales e importar más grano. El Gobierno pedirá que se incremente el porcentaje de los anticipos de los pagos directos de la Política Agraria Común, que se flexibilicen los controles y que se puedan financiar con Fondos Europeos Agrarios de Desarrollo Rural (Feader), que supone el segundo pilar de la PAC, actuaciones específicas de apoyo al sector como ya se hizo para hacer frente a la pandemia de la covid-19.

En el Consejo de Ministros de la UE, a propuesta de España, va a abordar la difícil situación del sector pesquero, que desde este lunes quedará amarrado a puerto, como consecuencia del fuerte incremento de los precios del gasóleo. Se pide que con cargo al Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (FEMPA) se puedan habilitar ayudas para compensarlos. Si la flota no está en activo, insisten en el Ministerio, se suspenderá el suministro de pescado.

Colza y recorte en la cabaña

Para el sector, lo primero y más urgente sería paralizar la PAC que comenzaría a aplicarse en 2023. "La situación actual con el problema de Ucrania y tras la pandemia ha cambiado todos los esquemas y no permite aplicar una PAC verde acordada hace seis años. Hay que hacer una PAC sostenible económica y socialmente", dice Rivera.

Pero desde COAG también impulsan otra serie de decisiones que podrían mejorar la situación en los próximos meses. Ante la falta de aceite de girasol, proponen a los consumidores que lo sustituyan por aceite de colza. Piden que se aleje del estigma que arrastra en este país desde el envenenamiento sufrido en 1981 y puntualiza que aquello fue una manipulación que podría haber pasado con colza, girasol o cualquier otro y que no debe hacernos cuestionar la calidad del producto.

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Además, ante este momento de urgencia, critican la utilización de maíz para producir bioetanol. "Tenemos plantas de bioetanol funcionando con maíz, una materia de primera necesidad. Primero debería dedicarse al consumo humano y animal que a producir bioetanol para los coches o para los camiones". COAG considera que habría que abrir el debate sobre el tamaño de la cabaña ganadera española, muy por encima de las necesidades del país y que consume mucho cereal para su alimentación. Para Rivera, "se podría reducir la cabaña ganadera fundamentalmente en porcino y en vacuno que somos exportadores de carne y que son los máximos consumidores de estas materias primas de las que dependemos del exterior. Pero además por los costes, ahora mismo es inviable vender un cerdo cebado o un terreno al precio que están". España produce el doble de carne de la que consume y sufre la reducción de exportaciones a China.