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Feijóo, 'el deseado': así giraron las agujas del PP hacia el imán del líder gallego
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BATALLA POR EL PODER

Feijóo, 'el deseado': así giraron las agujas del PP hacia el imán del líder gallego

El barón popular teje una alianza con Madrid, Andalucía y Castilla y León para desbancar a Pablo Casado e irrumpir en la política nacional

Foto: Feijóo. (EC Diseño)
Feijóo. (EC Diseño)
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Un candidato "de consenso", una voz autorizada y respetada, un "valor seguro" en tiempos oscuros. Con el aval de los suyos, el respaldo de las baronías territoriales y el crédito de las bases, Alberto Núñez Feijóo emerge como el líder llamado a reconstruir el PP. El dirigente recibe el encargo con cautela, pero con decisión. Despejada la incógnita de Isabel Díaz Ayuso, el barón popular está llamado a ser "la solución" de un partido que vive sus horas más negras. "La solución pasa por él, será lo que él diga", señala un dirigente del PP, uno de los últimos casadistas. Pablo Casado tiene los días contados, aunque exactamente cuántos lo sabremos en la próxima Junta Directiva Nacional, cuando se convocará un congreso para determinar el nuevo liderazgo interno. Feijóo está llamado a coger el tren a Madrid, el mismo que dejó pasar hace años, cuando Mariano Rajoy dio un paso atrás. "Pocas veces en la vida se presentan segundas oportunidades", avalan sus allegados. Y se deja querer.

Cuando la guerra civil estalló en el PP el pasado jueves al hilo de la exclusiva publicada por El Confidencial sobre el espionaje pergeñado por Génova contra Isabel Díaz Ayuso y sus familiares, todo el foco mediático se fijó en la batalla en ciernes entre esta y Casado. La tensión durante meses soterrada entre ambos dirigentes había estallado de la peor manera posible, y Génova trató de empujar a Ayuso al abismo judicial por una comisión de 55.000 euros que su hermano había cobrado por mediar en la compra de mascarillas en el mercado asiático durante los peores compases de la pandemia. Pero a nivel interno, todas las agujas comenzaron a girar hacia el imán gallego.

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Brais Lorenzo)

Feijóo no tardó en trasladar a Ayuso que estaba de su lado en la contienda. De hecho, fue el único barón que lo hizo públicamente el mismo 17 de febrero. "No procede contratar a ningún investigador privado para espiar a un compañero y ver contratos que están en el Portal de Transparencia", aseveró, sin escuchar las explicaciones de Génova que desmentían todas las informaciones al respecto. Tachó además de "impresentable" una maniobra que, según la propia Ayuso, tenía como único objetivo evitar que se hiciese con las riendas del PP y derribarla políticamente. Pero cuando las cámaras se apagaron, Feijóo comenzó a tejer su propia red de seguridad.

"Ejerció de portavoz de todos los presidentes autonómicos casi desde el primer minuto", comenta un máximo dirigente regional, que excluye de la alianza autonómica contra Casado a Aragón, Murcia y Comunidad Valenciana. El líder gallego unificó el criterio de todos los presidentes autonómicos y trasladó a Casado una advertencia disfrazada de consejo: no cesar a Teodoro García Egea no era una opción. Veían en las baronías territoriales que el cese de su número dos era el único salvavidas al que podía aferrarse el presidente del PP para salvar los muebles al menos hasta el congreso nacional de julio. Pero Génova se negó y "unió su destino" al de su número dos. Amplios sectores del partido lo vieron claro: los dos tenían que caer y el cónclave para elegir un nuevo liderazgo debía convocarse a la mayor brevedad posible.

placeholder El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (i), y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d).
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (i), y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d).

Pero a Feijóo aún le quedaba por resolver la incógnita Ayuso. Sabía el veterano dirigente que nadie salvo ella podía disputarle la presidencia del partido, pero no estaba dispuesto a medir sus cuatro mayorías absolutas con una dirigente convertida en fenómeno de masas. Génova lo sabía, y trató de buscar sin éxito un armisticio con la líder madrileña. El viernes por la tarde, Casado y Ayuso se vieron en Génova. El primero ofreció a la presidenta un acuerdo: cerrar el expediente que podría haber terminado con su expulsión del PP a cambio de que ella reconociese que la dirección nacional no contrató espías para investigarla. Ella no cedió, pero la dirección nacional dio igualmente carpetazo al proceso interno esperando un alto el fuego por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid que nunca llegó.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. (EFE/Mariscal)

Cierre de filas

Lo que no sabían los miles de manifestantes que el domingo se concentraron frente a Génova pidiendo a Ayuso que asumiese las riendas del PP como próxima candidata a la Moncloa es que la dirigente ya tenía decidido rechazar tal responsabilidad. El mismo día, la madrileña y el gallego habrían mantenido una conversación en la que Ayuso certificó que tendría su respaldo si Feijóo se decidía a abrir un nuevo ciclo en el PP postulándose como candidato en el congreso nacional. El líder de la Xunta también había atado en corto el respaldo de Castilla y León y Andalucía, así como el de otros líderes territoriales en la oposición, como Alejandro Fernández (Cataluña) o Paco Núñez (Castilla-La Mancha).

Dirigentes regionales con asiento en parlamentos autonómicos y alcaldes del PP, muchos de ellos de la cuerda de Génova, miraban desde ayer la 'vía Feijóo' con buenos ojos ante la descomposición del proyecto de Casado y los recelos que algunos conservan sobre un presunto caso de "tráfico de influencias" por parte de la madrileña, de cuya sombra se deberá despegar ante la Fiscalía. En las bases también se veía que una 'pinza' Feijóo-Ayuso contra Casado contaba con posibilidades reales de volver a unir el partido, frenar a Vox y relanzar el PP como alternativa a la Moncloa pese a atravesar una crisis sin precedentes que ha dejado el partido huérfano de liderazgo.

Foto: Foto: EFE/Nacho Gallego.

Al final del lunes, hasta altos cargos casadistas con asiento en el Comité de Dirección del PP se alinearon con la alternativa liderada por Alberto Núñez Feijóo y con la petición de convocar un congreso extraordinario para resolver la crisis de liderazgo de forma inmediata. Casado cedió a lo primero, pero no a la petición del barón gallego y a su sugerencia de que diese un paso al lado. Génova presentará batalla y buscará dinamitar la unidad territorial de los barones citando a diputados, senadores y presidentes provinciales afines a Teodoro García Egea, que desfilarán por la sede nacional en los próximos días para medir su nivel de afinidad con Pablo Casado ante una eventual batalla contra Alberto Núñez Feijóo. "Quería venir a Madrid bajo palio, pero no va a suceder", comentan en este sector.

Estación término: 2024

A juicio de las fuentes consultadas, las cuatro mayorías absolutas que acumula Alberto Núñez Feijóo son ya currículo de sobra como para avalar su candidatura al frente del PP. Preside la Xunta desde 2009, el tiempo suficiente como para haberse ganado una voz propia dentro del PP que, en muchas ocasiones, no ha seguido dictados oficiales. Esa es precisamente la virtud que quienes le apoyan ven "idónea" para reconstruir un partido que lucha por su supervivencia. "Él es su propia marca", zanjan desde las capas intermedias del partido.

Hace cuatro años, el barón gallego rechazó dar el salto a la política nacional cuando Mariano Rajoy cayó tras la moción de censura. "No puedo fallar a los gallegos porque sería como fallarme a mí mismo", zanjó en 2018. El 12 de julio de 2020, Feijóo coronó su mandato, igualó a Fraga y revalidó su cuarta mayoría absoluta en Galicia. Ya entonces avanzó que, después de tantos años, ese "compromiso" con los gallegos tenía una "estación término" que el dirigente fijó en 2024, deslizando que no repetiría como candidato en unas nuevas elecciones autonómicas. Su viaje a Madrid, no obstante, podría llegar este mismo año si Feijóo se decide a reabrir una puerta que en realidad nunca quiso cerrar.

Un candidato "de consenso", una voz autorizada y respetada, un "valor seguro" en tiempos oscuros. Con el aval de los suyos, el respaldo de las baronías territoriales y el crédito de las bases, Alberto Núñez Feijóo emerge como el líder llamado a reconstruir el PP. El dirigente recibe el encargo con cautela, pero con decisión. Despejada la incógnita de Isabel Díaz Ayuso, el barón popular está llamado a ser "la solución" de un partido que vive sus horas más negras. "La solución pasa por él, será lo que él diga", señala un dirigente del PP, uno de los últimos casadistas. Pablo Casado tiene los días contados, aunque exactamente cuántos lo sabremos en la próxima Junta Directiva Nacional, cuando se convocará un congreso para determinar el nuevo liderazgo interno. Feijóo está llamado a coger el tren a Madrid, el mismo que dejó pasar hace años, cuando Mariano Rajoy dio un paso atrás. "Pocas veces en la vida se presentan segundas oportunidades", avalan sus allegados. Y se deja querer.

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