Mañueco tiene hasta mayo para convencer a Vox o explorar otra suma
El PP insiste en evitar un Gobierno de coalición con los de Abascal y estos exigen entrar en el Ejecutivo. El tira y afloja será intenso. Las Cortes se constituirán el 10 de marzo, pero la investidura puede ir a mayo
El 13-F no ha despejado el horizonte en Castilla y León. La única certeza tras las elecciones es que la izquierda no gobernará. La duda es si la derecha lo hará en bloque o con el PP apoyado desde fuera por Vox u otras formaciones. Sin sentarse todavía a negociar, ambos han dejado claras sus posturas maximalistas. Y son contradictorias. Desde Génova, mantienen que se evitará por todos los medios una coalición con los de Santiago Abascal, mientras que estos exigen entrar en el Ejecutivo regional. Reclamarán la vicepresidencia. No es que no vayan a entregar gratis sus votos como advirtieron, es que no plantean otra opción. “Si a Ciudadanos le votó hace dos años y medio el 14% y a nosotros nos ha votado el 17,6%, tendremos que obtener lo mismo o más”, dijo ayer Juan García-Gallardo, en alusión al pacto con la formación naranja en 2019.
El calendario para la constitución definitiva de las Cortes da casi cuatro meses a Alfonso Fernández Mañueco para convencer a García-Gallardo o explorar una suma alternativa. Mañueco, menos tajante que la dirección nacional, anunció que abrirá una ronda de contactos, con el PSOE (el segundo partido más votado) como primera parada. Sin descartar expresamente un Gobierno de coalición, el presidente en funciones de Castilla y León defiende la capacidad de "flexibilizar" para llegar a un punto de encuentro. Y aunque el líder popular y su homólogo en Vox señalaron ayer que serán ellos quienes piloten la negociación, supuestamente distanciados de los postulados y mandatos de Madrid, a nadie se le escapa que el posible adelanto en Andalucía y las pretensiones de ambos partidos a nivel nacional condicionarán el proceso.
Constitución de las Cortes
La realidad es que no será rápido. Según el decreto sobre la convocatoria, firmado por Mañueco el pasado 20 de diciembre, las nuevas Cortes de Castilla y León se constituirán el próximo 10 de marzo a las 12:00, con la elección de los miembros de la Mesa: presidente, vicepresidentes y secretarios. Una vez configurada la Cámara, el máximo responsable del Parlamento contará con 15 días hábiles para proponer un candidato a la presidencia de la Junta, previa consulta con los diferentes grupos, ya conformados. Fuentes parlamentarias explican a El Confidencial que el 31 de marzo será el último día para que alguien se postule.
Automáticamente, la Presidencia fijará la sesión de investidura. Y a partir de ahí comenzará a correr el tiempo, con un plazo máximo de dos meses. El candidato en cuestión deberá obtener la mayoría absoluta en una primera votación, con al menos 41 apoyos. Si no lo hace, se sometería a un segundo examen, con la posibilidad de salir como presidente por mayoría simple. Es decir, más síes que noes. En el primer caso, por ejemplo, Alfonso Fernández Mañueco necesitaría el apoyo de Vox; mientras que en el segundo caso le bastaría con su abstención o el auxilio de otros partidos.
Si tampoco lo lograse, el reglamento prevé que se tramitarán sucesivas propuestas, con un límite de dos meses para la repetición electoral. Así lo recoge el artículo 135.9 de la normativa: "Si, transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiera obtenido la confianza de las Cortes de Castilla y León, estas quedarán automáticamente disueltas. El presidente cesante de las Cortes lo comunicará al presidente de la Junta en funciones para que convoque nuevas elecciones. No obstante, no tendrá lugar la disolución anteriormente indicada cuando el plazo de dos meses concluya en el último año de la legislatura".
El resultado del 13-F indica que Mañueco será quien dé el paso, aunque sin la garantía de obtener los apoyos obligados en cualquiera de las votaciones. El PSOE ya ha asegurado que no se abstendrá, mientras que Vox insiste en formar parte del Ejecutivo. Esos dos meses servirán para que el presidente en funciones trate de convencer a los de Abascal para que repitan su posicionamiento en la Comunidad de Madrid o un apoyo puntual (también con la abstención) de plataformas como Soria ¡Ya!, UPL o Por Ávila, aunque siempre gobernaría en minoría con cuatro años por delante y los presupuestos ya prorrogados. La formación conservadora, no obstante, ya barajó antes de las elecciones que podría sostener al Ejecutivo desde fuera con un acuerdo programático, aunque su éxito el 13-F les hizo cambiar de estrategia.
Lo más probable es que Castilla y León no tenga un Gobierno hasta bien entrada la primavera, aunque la negociación para la constitución de la Mesa dará algunas pistas de cuánto están dispuestos a ceder. Si Vox aplica de nuevo la experiencia de 2019 y Ciudadanos, es posible que exija la presidencia de las Cortes.
El 13-F no ha despejado el horizonte en Castilla y León. La única certeza tras las elecciones es que la izquierda no gobernará. La duda es si la derecha lo hará en bloque o con el PP apoyado desde fuera por Vox u otras formaciones. Sin sentarse todavía a negociar, ambos han dejado claras sus posturas maximalistas. Y son contradictorias. Desde Génova, mantienen que se evitará por todos los medios una coalición con los de Santiago Abascal, mientras que estos exigen entrar en el Ejecutivo regional. Reclamarán la vicepresidencia. No es que no vayan a entregar gratis sus votos como advirtieron, es que no plantean otra opción. “Si a Ciudadanos le votó hace dos años y medio el 14% y a nosotros nos ha votado el 17,6%, tendremos que obtener lo mismo o más”, dijo ayer Juan García-Gallardo, en alusión al pacto con la formación naranja en 2019.
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