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La batalla por Castilla y León: el PP llama a votar contra Sánchez y el PSOE contra Vox
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"O el PP o el caos", proclamó Casado

La batalla por Castilla y León: el PP llama a votar contra Sánchez y el PSOE contra Vox

Los populares, a la baja en las encuestas, convierten la cita del domingo en un plebiscito contra Sánchez, mientras que los socialistas aspiran al vuelco: ganar en votos, no en escaños

Foto: Feijoo, Casado, Mañueco y Díaz Ayuso. (EFE/Nacho Gallego)
Feijoo, Casado, Mañueco y Díaz Ayuso. (EFE/Nacho Gallego)

El cierre de la campaña electoral en Castilla y León ha acabado con el PP y el PSOE de acuerdo y llamando a la movilización para el 13-F en sus respectivos actos en Valladolid. Aunque sus caminos durante los últimos días han seguido trayectorias contradictorias, con los populares a la baja y los socialistas al alza, ambos tienen claro que los restos en algunas de las nueve provincias de la región serán claves para decantar la balanza, máxime ante el pulso abierto con el resto de partidos, desde Vox a las nuevas plataformas de la España Vaciada, también volcados en persuadir a ese 23% de indecisos señalados por el CIS. La guerra del bipartidismo, no obstante, es un calco de otros territorios. Mientras que Pedro Sánchez y Luis Tudanca apelaron a una mayor participación para frenar un futuro pacto del PP con Vox, Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco hicieron lo propio pero planteando un plebiscito contra el sanchismo. Todos los males de la región, pasados o futuros, propios o ajenos, tienen su origen en el Gobierno o en Santiago Abascal.

En el PP se han encendido todas las alarmas desde hace días. La música en el auditorio, abarrotado con 3.000 personas, invitaba a dejarlo todo atrás. 'I will survive', de Gloria Gaynor, y 'We will rock you', de Queen. Sobrevivir o sacudirse las malas sensanciones son dos conceptos que pueden resumir su final de campaña, lejos de sus expectativas iniciales y a última hora con toda la maquinaria en funcionamiento. No faltó prácticamente nadie a la cita. Alfonso Fernández Mañueco estuvo acompañado por todos los dirigentes del partido, tanto físicamente como telemáticamente. Juanma Moreno y Fernando López Miras intervinieron por vídeo, mientras que otros barones territoriales como Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo lo hicieron presencialmente.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un acto electoral en Castilla y León. (EFE/Wifredo García)

Todos los discursos tuvieron un denominador común: Pedro Sánchez. El PP ha convertido las elecciones del 13-F en un plebiscito sobre Sánchez y su gestión. Cualquier detalle relacionado con Castilla y León está enfocado con una óptica superior. Si bien los populares acumulan más de 30 años al frente de la comunidad, desde el partido se han centrado en relacionar todos los problemas de este territorio con el presidente del Gobierno. Sus "hachazos fiscales", pero también su pretensión de dividir a los españoles "por un puñado de votos". "O el Partido Popular o el caos", espetó Casado, muy activo en su intervención, con un tono muy elevado.

Mañueco desarrolló su discurso en clave regional, con un repaso a todo lo que está por hacer y algunos puntos de su programa, pero siempre con la elevada participación como base. "Necesitamos un mandato claro este domingo. Necesitamos vuestra ayuda", dijo el candidato del PP, en alusión a los bajos índices de participación que se prevén, en torno al 65%. El voto por correo, de hecho, ha descendido en un 40% respecto a las elecciones de 2019.

El resto de líderes autonómicos siguió la misma línea, pidiendo el voto para alcanzar la mayoría absoluta. El morbo también estuvo en Valladolid, con Ayuso como una de las más aclamadas y aplaudidas entre gritos de "¡presidenta, presidenta"!, tras aparecer como un revulsivo ante los malos augurios de la formación.

Casado: "¿Es que no es suficiente decir al PSOE que no se les puede votar mientras pacten con asesinos? Pues eso también está en juego"

Casado se explayó con una ofensiva total contra Pedro Sánchez. Recurrió al argumentario clásico popular, desde la Hispanidad a la defensa de la vida o la familia. También en la crítica al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos, con alusiones constantes a las subidas de impuestos, la calidad democrática de España, la gestión de la pandemia, la exigencia de dimisión para Marlaska o los contactos del Ministerio del Interior con el entorno proetarra, revelados esta semana por El Confidencial. "¿Es que no es suficiente decir al PSOE que no se les puede votar mientras pacten con asesinos de niños, de mujeres embarazadas y de 900 mártires de la libertad? Pues eso también está en juego", insistió el líder de los populares.

El partido precipitó la llamada a las urnas convencido de que estaba en disposición de repetir el éxito de Isabel Díaz Ayuso el 4-M. La estrategia de los populares pasaba por alcanzar una mayoría superior a la suma de toda la izquierda junta. Pero nada más lejos de la realidad. Ante los sondeos a la baja, la formación ha movilizado a sus principales activos y Mañueco, incluso, ha echado mano de la presidenta de la Comunidad de Madrid como acicate. Aunque en un principio solo iba a participar en dos mítines por cuestiones de agenda, finalmente ha asistido a cinco.

Expectativas de Ferraz

Las expectativas de Ferraz en las elecciones de Castilla y León han ido creciendo a lo largo de la campaña, hasta el punto de llegar a su cierre con el convencimiento de que están en disposición de disputarse ser la primera fuerza. En votos, según matizan fuentes de la dirección del partido, no tanto en escaños, que lo ven más difícil o “más igualado”. Precisamente, en lo que coinciden dirigentes tanto estatales como regionales es que, para que puedan sumar con otras fuerzas la mayoría de 41 procuradores, el partido se juega en cuatro circunscripciones: Valladolid, Burgos, Segovia y Soria. En esta última provincia, por ejemplo, el último procurador en liza se jugaría entre PSOE, Soria ¡Ya! y Vox. Su objetivo durante estos últimos días se ha centrado en movilizar en estas provincias. El pasado jueves, Pedro Sánchez participó en un mitin en Burgos al que no tenía previsto asistir en un principio y este viernes arropó en Valladolid al candidato socialista Luis Tudanca en el acto final de campaña.

Foto: Sánchez en el mitin de Soria de este miércoles. (EFE/Wifredo García)

La participación es una de las incógnitas de unas elecciones que por primera vez se convocan en solitario y sin que haya que elegir la papeleta para las municipales. “Si la participación no supera el 33% a las 14:00, la izquierda tiene opciones de gobernar", señalaba en una entrevista en COPE el director de la encuestadora GAD3, Narciso Michavila. Los pronósticos que manejan los socialistas en sus encuestas internas se basan en una participación de entre el 60 y el 63%. Unos datos que no estarían muy por debajo de la participación que se produjo en 2019, cercana al 66%. La incertidumbre para los socialistas se ciñe más sobre cómo afectarán estas elecciones aisladas en la participación en pequeños municipios, donde se concentra más el voto conservador, que en las ciudades.

Desde el entorno de Tudanca compaginan estos pronósticos, en los que señalan una posibilidad de real de sumar para desbancar a Alfonso Fernández Mañueco de la Junta, con apelaciones a la prudencia. Hay muchos factores que podrían determinar la balanza en uno u otro sentido, según señalan. Los últimos escaños en disputa en uno de ellos, junto a la participación y, sobre todo, los indecisos, que en esta recta final de campaña eran uno de cada cuatro votantes, según el CIS.

Los dirigentes socialistas trasladaban este viernes sus “buenas sensaciones” con las que cierran la campaña. Una campaña de menos a más con la que creen, en el peor de los casos, haber abortado el peor escenario que era una mayoría absoluta de Mañueco sobre la que se impulsaría Pablo Casado a la Moncloa en la apertura de este ciclo electoral, al que seguirán las andaluzas, previsiblemente en junio, y posteriormente las autonómicas y municipales de mayo del próximo año. Se exprime el miedo a Vox y el fracaso que supondría que los populares cambiasen a un socio moderado, como Ciudadanos, por la ultraderecha.

Sánchez llamó en Valladolid a "concentrar el voto" en el PSOE porque "ganar no significa gobernar"

Los cálculos que manejan internamente en Ferraz es que podrían rozar la barrera del 30% de votos. Unos datos con los que creen que quien saldría reforzado de estas elecciones, independientemente de quien logre sumar para gobernar, sería Pedro Sánchez. “Si aquí estamos en el 30%, nadie puede creerse que en las encuestas de las generales estemos en el 26%”, señalaba un alto cargo del partido socialista este viernes antes de que se celebrase el mitin de cierre de campaña en Valladolid.

Si PP y Vox no suman el próximo domingo, anticipaba un dirigente regional cercano a Tudanca, el candidato socialista se apresurará en mover ficha para salir a ofrecer un acuerdo transversal al resto de formaciones, desde Unidas Podemos a Ciudadanos, pasando por las candidaturas de la España Vaciada y los localistas de UPL o Por Ávila. Tomar la iniciativa para arrancar negociaciones y hacerlo bajo la base de un acuerdo para el “cambio”.

La sensación de que “todo está abierto” hace a los socialistas compaginar optimismo y prudencia, pero también un cierto alivio porque Castilla y León no sea la cuna de otro efecto 4-M. Aunque niegan que hayan entrado en el marco de los populares de “convertir estas elecciones en una carrera por la Moncloa”, el secretario de Organización, Santos Cerdán, ironizaba este jueves en un mitin sobre que “el PP va a cambiar antes de líder de que de sede”.

Foto: Santiago Abascal durante un mitin en la campaña de Castilla y León. (EFE/J. M. García)

Las altas expectativas que venden los socialistas tienen un claro mensaje de movilizar a los suyos, de “parar a la ultraderecha”. Unas expectativas que dicen no sostener solamente en sus encuestas, sino también en la campaña del PP que tildan de “bandazos de manual” y “a la desesperada”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afeaba a los populares que no centrasen la campaña en hablar de Castilla y León y en los diferentes vaivenes "para terminar hablando de Vox". Asimismo apeló a "concentrar el voto" en el PSOE porque "ganar no significa gobernar", como les sucedió en 2019.

Lo hizo en un entregado auditorio en el que se ocuparon las 1.200 sillas colocadas por la organización. La denominada Cúpula del Milenio, un espacio que fue talismán para Sánchez en la campaña de las primarias en las que, contra todo pronóstico, reconquistó la secretaría general de su partido frente a Susana Díaz. “A Mañueco se le está poniendo cara de Susana Díaz”, bromeaba un dirigente socialista que apoyó a Sánchez en aquellas primarias y que, en esta ocasión, defiende las posibilidades de una remontada, también contra todos los pronósticos realizados tras la convocatoria electoral.

Cierre en Valladolid

Valladolid ha reunido a todos los grandes partidos en el cierre de campaña, desde la ministra Irene Montero a Pedro Sánchez y desde Inés Arrimadas a Isabel Díaz Ayuso. La provincia, que reparte quince procuradores, ha sido elegida por tradición, cuestiones de simbolismo histórico o por simple pragmatismo, según explican desde los equipos de campaña. Sin embargo, a nadie se le escapa que se trata de territorio señalado por todos por su importancia y por sus posibilidades de sumar. Aunque PSOE y PP están en un empate técnico, con una previsión de entre 5 y 6 asientos, el resto de formaciones tienen depositadas parte de sus esperanzas aquí. Vox, Unidas Podemos y Ciudadanos aspiran a sacar como mínimo un representante.

Foto: Luis Tudanca y Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/Javier Lizón)

Ninguna de las encuestas augura una suma clara. Con un tablero multicolor tras la irrupción de las plataformas de la España Vaciada, que se suman a otros partidos provincialistas y las formaciones nacionales, las cábalas y quinielas son casi infinitas. La capacidad que tengan estas pequeñas agrupaciones para traducir sus votos en escaños decantará la balanza para uno u otro bloque, sin tener muy claro todavía si preferirán izquierda o derecha. Con todo el aire, la única conclusión es que, al menos en el caso de la España Vaciada, no vetarán a ninguna fuerza, incluida Vox. Desde Soria ¡Ya! a Vía Burgalesa.

En torno a Vox, no obstante, sí hay cierta unanimidad. Más allá de la gobernabilidad de la región, que seguramente depende de ellos, tanto los actores políticos como los expertos demoscópicos coinciden en que será uno de los grandes triunfadores del 13-F, al multiplicar notablemente su representación, con un solo escaño ahora. La única incógnita es si pasará de uno a nueve procuradores, como dice el CIS de Tezanos, o superará la decena, como apuntan otros sondeos y las previsiones internas del partido. Su cierre fue, una vez más, multitudinario, con cerca de 6.000 personas en la plaza de San Pablo de Valladolid.

La formación de Santiago Abascal ya ha dejado claro que si el PP necesita de sus votos no se los entregará gratis como sí hizo con Isabel Díaz Ayuso. La formación ha preparado a conciencia la cita con las urnas en Castilla y León, su primera oportunidad real de entrar en un Gobierno autonómico. Su programa se ha centrado en venderse como una alternativa al bipartidismo, centrándose fundamentalmente en el fomento de la natalidad y en solucionar el problema de la despoblación. En ese sentido, precisamente, Vox ha ampliado a última hora su estrategia y aspira a rebañar también los votos de la España Vaciada. Abascal, en cualquier caso, ya ha advertido de cuáles serán sus socios: "Si nosotros ganamos, con el PSOE no vamos a hablar, con los únicos que pactaremos será con el Partido Popular".

El cierre de la campaña electoral en Castilla y León ha acabado con el PP y el PSOE de acuerdo y llamando a la movilización para el 13-F en sus respectivos actos en Valladolid. Aunque sus caminos durante los últimos días han seguido trayectorias contradictorias, con los populares a la baja y los socialistas al alza, ambos tienen claro que los restos en algunas de las nueve provincias de la región serán claves para decantar la balanza, máxime ante el pulso abierto con el resto de partidos, desde Vox a las nuevas plataformas de la España Vaciada, también volcados en persuadir a ese 23% de indecisos señalados por el CIS. La guerra del bipartidismo, no obstante, es un calco de otros territorios. Mientras que Pedro Sánchez y Luis Tudanca apelaron a una mayor participación para frenar un futuro pacto del PP con Vox, Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco hicieron lo propio pero planteando un plebiscito contra el sanchismo. Todos los males de la región, pasados o futuros, propios o ajenos, tienen su origen en el Gobierno o en Santiago Abascal.

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