Ayuso cerrará la campaña con Casado y Mañueco ante la "posibilidad real" de perder

El PP acaba la campaña con una sensación bien distinta a cómo arrancó. Atrás quedaron los sondeos en los que se rozaba la mayoría absoluta. Ayer los sondeos que se manejaban en el partido remarcaban la tendencia a la baja de la última semana. La horquilla estaba entre 28 y 31 escaños y empezaba a cundir la sensación de que había “opciones reales” de que el PSOE pueda sumar con el resto de los partidos. “Solo falta que bajen unos muñecos verdes en su nave” asegura un miembro del equipo del presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que lamentaba que se han ido sucediendo acontecimientos y “errores” que han lastrado las expectativas del PP. En estas 24 horas que quedan el mensaje se centrará en la movilización y la llamada al “voto útil” para intentar rascar a Vox. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, irá finalmente al cierre como estaba previsto y también arroparán a Mañueco además de Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo y José Luis Martínez Almeida.

El balance de la participación de la madrileña en la campaña es agridulce. Llena todos los actos, pero los cuadros del partido consideran que mensajes como el de explicitar que Vox es el socio preferente les perjudica. Desde ese momento el candidato ha tenido que ir sorteando las preguntas sobre las alianzas del 14-F: “Nos ha puesto a la defensiva”. Los que van más allá han llegado a plantear que tras una de sus intervenciones se bajó un punto y medio en los tracking, pero lo cierto es que llena los actos. Ha sido la presidenta autonómica que más actos ha tenido. Entre sus compañeros molestaron los elogios a Vox y ayer destacaban cómo había tenido que acabar enfrentándose a Rocío Monasterio por intentar relacionar a las bandas juveniles con los menas. “Son tan españoles como Abascal, usted o yo” le espetó la presidenta ayer en la Asamblea a su “socia”. En la séptima de Génova remarcaban la contradicción.

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“Ya hay poco tiempo” apuntan desde el partido en el que esperan que cale entre los votantes la información desvelada en exclusiva por El Confidencial en el que se destapa el trato de favor que Interior estaría dando a los presos de ETA dentro de sus negociaciones con el partido de Arnaldo Otegi. El informe de la Guardia Civil deja en evidencia aquel mensaje del líder de Bildu de “presos por Presupuestos”. La demoscopia dice que Vox es el único partido que se mantiene al alza y que no fluctúa en función del PP. Son los llamados restos en el reparto de la Ley d’Hondt que perjudica a los más votados los que están castigando a los populares en beneficio de las plataformas de la España vaciada.

En Génova vivirán la noche electoral contando cada escaño porque el análisis del resultado estará en función no solo de si se logran ganar las elecciones sino a cuántos diputados queda el PP de la mayoría absoluta y por tanto qué grado de dependencia del partido de Santiago Abascal habrá a la hora de pactar. La orden desde la dirección nacional es no formar gobierno de coalición con Vox. Negociar un apoyo externo como en Madrid o Andalucía. A nadie se le escapa que también se medirá el liderazgo de Casado. Si hubiera una derrota y se perdiese la Junta de Castilla y León el terremoto será de gran intensidad. No sólo estará en entredicho Casado sino también se volverá a pedir la cabeza de su dos, Teodoro García Egea. Aunque ayer había nervios se reconocía que no se está trabajando en un escenario tan pesimista, pero se preparan para el “ataque” Ayuso que como adelantó este medio aprovechará cualquier síntoma de debilidad para volver a la carga con la convocatoria del congreso regional y ser elegida presidenta del PP madrileño en marzo.

En Andalucía también estarán muy atentos y con calendario en mano. Juanma Moreno intentará aguantar al máximo, pero desde la Junta no ocultan que con el Parlamento en contra por el bloqueo del PSOE y Vox será “muy difícil” agotar la legislatura. Un mal resultado sería demoledor para los planes de Moreno y el círculo virtuoso que tendrá que llevar a Casado a La Moncloa. Los más críticos con el equipo de Casado advierten de que será muy difícil explicar que “se ha cambiado a Ciudadanos por Vox”. La guerra está servida salvo subidón de última hora.

Ayuso combate a Abascal

La recta final de la campaña ha agitado incluso la relación de Isabel Díaz Ayuso con su principal socio. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha dado un paso más en su implicación con Castilla y León y ha combatido directamente uno de los pilares argumentales de Vox: la inmigración. La dirigente popular, que ya confrontó con ellos sobre este tema en las elecciones del 4-M y su propaganda sobre los menores no acompañados (menas), ha reprochado a la formación ultraconservadora que implique continuamente a los menores inmigrantes con cualquier episodio violento. Santiago Abascal no se ha callado y le ha culpados por ser parte del problema y aceptar la "imposición del multiculturalismo", sin tomar medidas efectivas y con los dos asesinatos del pasado fin de semana en la capital como argumento.

Ayuso respondió nuevamente y criticó veladamente a Abascal por su nacionalismo, relacionándolo con los discursos en País Vasco y Cataluña. "Hispanoamérica no es “multiculturalismo”: somos nosotros. Eso fue argumento de nacionalistas catalanes y vascos para despreciar a los extremeños y andaluces que fueron a labrarse su futuro. Se trata de violencia, drogas y descomposición de la familia", publicó en redes sociales.