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El sitio donde nadie quiere ser funcionario: "Somos el último mono"
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casi la mitad de efectivos que hace unos años

El sitio donde nadie quiere ser funcionario: "Somos el último mono"

Ganan menos que otros compañeros, cada vez tienen más carga de trabajo y sus jefes son mandos policiales: por eso nadie quiere trabajar en Extranjería

Foto: Oficina de extranjería en Barcelona. (EFE/Xavier Bertral)
Oficina de extranjería en Barcelona. (EFE/Xavier Bertral)

Los momentos de incertidumbre económica aumentan el interés por conseguir empleo en la Administración pública. Un puesto indefinido, trienios, 14 pagas, horario fijo… puede sonar a caramelo ante la precariedad y la crisis económica y social acuciada por el covid. Sin embargo, hay un puesto donde ningún funcionario quiere acabar: extranjería.

"Estuve cuatro años y las condiciones se han degradado muchísimo. Casi todos mis compañeros se han ido a otros ministerios, y los que siguen es porque aún no han podido cambiarse. Hay una gran carga de trabajo y se cobra mucho menos que en otros sitios", explica un funcionario que hace unos meses hizo un traslado de la comisaría de Madrid, donde atendía los trámites de documentación, a otro organismo. "Con el covid, se han visto más las costuras, somos el último mono".

"Casi todos mis compañeros se han ido a otros ministerios, y los que siguen es porque aún no han podido cambiarse"

Los trámites sobre extranjería se dividen en España en dos ministerios: el de Interior, del que depende el personal administrativo que trabaja en las comisarías, y el de Política Territorial, del que dependen los que gestionan los expedientes en las oficinas de extranjería. Sin embargo, a efectos orgánicos, los primeros dependen de la Policía y los segundos de la Delegación de Gobierno y subdelegaciones en cada comunidad. Un guirigay de competencias que hace difícil la negociación de mejores condiciones.

"Cada oficina de extranjería es un cortijo, donde se decide quién monta a caballo con silla y quién no", resumen fuentes sindicales de CCOO. "Desde hace unos cuatro años, entre los que se han jubilado y los que se van, la reposición es bajísima".

De las 5.175 plazas que hay del personal funcionario de las comisarías, la mayoría para expedir o renovar DNI, pasaportes, NIE, tarjetas de residencia o peticiones de asilo, solo hay 3.050 plazas cubiertas. Es decir, el número de vacantes alcanza el 42%. Eso en las comisarías, pero el problema se extiende a las oficinas, donde han bajado de unos 2.300 funcionarios hace ocho años a 1.404 efectivos.

Foto: La presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs. (EFE/Quique García)

El principal problema en ambos casos es que son de los funcionarios que menos cobran por productividad de toda la Administración. Concretamente, 42 euros mensuales, mientras que en otras administraciones pueden llegar a los 200 o 300 euros con el mismo nivel en el organigrama funcionarial, como ocurre en la Seguridad Social. El personal funcionarial de las comisarías lleva desde 2006 sin que ese complemento se revise, y el de las oficinas, desde 2001. En este último caso, la dotación por productividad es discrecional: unos lo reciben y otros no, sin motivos aparentes, según denuncia CCOO.

Además, la paulatina falta de personal repercute en una mayor carga de trabajo por el mismo sueldo, y tampoco tienen incentivos por objetivos, como sí ocurre en otras administraciones.

Desde CSIF, sindicato de funcionarios, comparten estas deficiencias y añaden también el desgaste de este tipo de puestos, donde el día a día de cara al público genera más momentos de tensión y estrés que en otros puestos de la Administración. Ninguno de los dos ministerios con competencias sobre este tema ha respondido a la petición de información de este periódico en el momento del cierre de este artículo.

placeholder Concentración por el colapso de las oficinas de extranjería en 2019. (M. Z.)
Concentración por el colapso de las oficinas de extranjería en 2019. (M. Z.)

Funcionarios con jefes policías

En el caso de las comisarías, se da además otra circunstancia que acaba por desgastar a los trabajadores de la Administración: sus compañeros policías ganan cerca de 900 euros más al mes por hacer sus tareas, una brecha que se ha acentuado con la equiparación de 2020. "Ellos se forman para perseguir delitos, no para hacer tareas administrativas, pero como faltan funcionarios se están cubriendo las vacantes con ellos. Así que se da la circunstancia de que tenemos que formarles nosotros para hacer nuestro trabajo, pero ellos ganan 900 euros más. No tiene sentido: no es nada contra nuestros compañeros policías, con los que hay buena convivencia, pero al final te frustra hacer lo mismo por menos", añaden desde CCOO.

"Tenemos que formarles para hacer nuestro trabajo y ganan 900 euros más"

Además, los jefes de estos funcionarios son los comisarios de cada comisaría, una institución que se rige por condiciones laborales distintas a las de la Administración General del Estado. "Ellos conocen sus permisos, su legislación en materia de recursos humanos… pero no los nuestros, así que cada dos por tres tenemos problemas para pedir días o permisos. Solo en julio tuvimos que poner 40 denuncias a Inspección de Trabajo", apuntan fuentes sindicales. "Hay mucho 'ordeno y mando' porque las jerarquías policiales son así, pero es que nosotros no somos policías".

Las diferencias del ministerio con cada tipo de trabajador no solo pasan por el sueldo, también por los detalles más pequeños. Por ejemplo, las mascarillas que daba el ministerio a cada uno a inicios de la pandemia: los policías recibían FFP2, mientras que los de la Administración tenían que conformarse con las quirúrgicas.

Los sindicatos creen que la existencia de una convocatoria anual para policías hace que el Gobierno no refuerce con funcionarios otras áreas del Ministerio de Interior, pero la formación para desempeñar el puesto no es la misma. "Nosotros nos preparamos la oposición para este trabajo de administrativo. Cuando hay una actualización de la ley nos la leemos, que no decimos que un policía no lo pueda hacer, pero están formados para otra cosa", añaden desde CCOO.

"Es un puesto que requiere una formación y una paciencia que a veces los policías no tienen"

Esta situación a veces afecta a la atención que reciben los ciudadanos, como apunta Francisco Solans, secretario portavoz de Extranjeristas en Red: "Es un puesto que requiere una formación y una paciencia que a veces los policías no tienen. Muchas veces son extranjeros que no saben español y hay que tener cierto trato que a veces falta, tanto en las colas como en ventanilla".

El descenso en el personal es el motivo principal de los retrasos en las citas de extranjería que se arrastra desde hace varios años y que ha llevado a un mercado negro de citas por parte de algunos despachos de extranjeristas y locutorios. Además, al haber cada vez más población migrante, el número de permisos y renovaciones es cada vez mayor, por lo que la carga de trabajo no parece que vaya a bajar.

Por estas diferencias, hace casi un año el personal de comisarías no policial fue a una huelga convocada por CCOO en todo el territorio y a mediados de diciembre todos los sindicatos con representación han iniciado una negociación para mejorar sus condiciones. Reclaman al Ministerio de Interior, sobre todo, una mejor gestión del personal por parte de sus respectivos ministerios y una mayor dotación salarial que vuelva a hacer atractivo este destino.

Mientras, a los de las oficinas de extranjería les han informado esta semana de que para paliar el atasco de los expedientes de provincias como Madrid o Barcelona, las más saturadas, los funcionarios de otras regiones con menor intensidad migratoria van a empezar a gestionar también los trámites de estos territorios. "Pero lo que queremos es que se refuerce donde hace falta, no que se derive la carga a otros compañeros", apuntan desde el sindicato.

Los momentos de incertidumbre económica aumentan el interés por conseguir empleo en la Administración pública. Un puesto indefinido, trienios, 14 pagas, horario fijo… puede sonar a caramelo ante la precariedad y la crisis económica y social acuciada por el covid. Sin embargo, hay un puesto donde ningún funcionario quiere acabar: extranjería.

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