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El pueblo de la España Vacía que impulsa la energía de kilómetro cero para bajar la luz
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AHORRO DE HASTA UN 50%

El pueblo de la España Vacía que impulsa la energía de kilómetro cero para bajar la luz

Las comunidades energéticas están aflorando en pequeños municipios. Luco de Jiloca, una pedanía de 80 habitantes de la localidad de Calamocha, en Teruel, ha impulsado su propia cooperativa

Foto: Los vecinos de Luco de Jiloca montando las placas. (Cooperativa Luco Energía)
Los vecinos de Luco de Jiloca montando las placas. (Cooperativa Luco Energía)

Hay quien dice que la España vaciada es el lugar de las oportunidades. Lejos de determinadas ataduras económicas y jurídicas de las ciudades, y debido también a las facilidades por la baja densidad de población, en los territorios alejados de las grandes urbes se multiplican los proyectos alumbrados a base de ingenio. El mejor ejemplo son las comunidades energéticas: cuando los vecinos de un pueblo generan su propia electricidad y consiguen abaratar el recibo de la luz en hasta un 50%.

Es el caso de Luco de Jiloca, una pequeña pedanía de 80 habitantes que pertenece al municipio de Calamocha (Teruel). Aquí varios vecinos han impulsado la autogestión energética con la instalación de un huerto solar con 92 placas fotovoltaicas para generar 60KW de potencia y cubrir así las necesidades del enclave. Gracias a este proyecto abaratarán sustancialmente el recibo de la luz, serán capaces de recuperar la inversión de 70.000 euros al ser receptores de los fondos Next Generation y podrán sacar beneficios económicos al generar más electricidad de la necesaria.

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Es la primera Comunidad Energética Rural de Aragón y su ejemplo está siendo replicado en otros lugares de España. De hecho, sus promotores confiesan que es también la única del país emprendida por particulares. Lo que empezó como una idea de cuatro vecinos en febrero del año 2021 está cerca de hacerse realidad. A través de la cooperativa Luco Energía, los 27 socios y las 80 viviendas de la pedanía están a un paso de producir su propia energía. Y así respirar tranquilos por el elevado precio de la luz.

Un proyecto de los vecinos

En pocos días, los habitantes de la pedanía turolense dejarán de depender de un productor para ser los dueños de su energía. Los 60KW no solo abastecerán a las 80 viviendas, sino que servirán para dar luz al centro médico, al bar, a las antiguas escuelas y a una ermita. Y aun así serán capaces de ahorrar un 50% de la factura eléctrica en plena escalada de precios, incluida la parte fija del recibo porque reducen la potencia contratada. Tan solo por la noche seguirán dependiendo de Endesa, al no contemplar el almacenamiento por la irregular eficiencia de las baterías solares.

“Esperamos que en pocas semanas esté todo listo”. Esta frase es de Carlos Ariñez, promotor de la comunidad energética de Luco de Jiloca y habitante de la pedanía. “Empezamos cuatro con una idea pionera que tuvimos que ir explicando vecino a vecino. Cuantos más, mejor para que saliera adelante. Tenía claro todos los pasos que debíamos dar y solo necesitábamos el apoyo de la mayoría”, relata a El Confidencial. Es ingeniero de profesión y por motivos laborales conoce a varias empresas del sector. “Fuimos puerta a puerta cuando nadie hablaba del coste de la luz ni de lo que eran las comunidades energéticas. El proyecto que surge de cuatro vecinos es pionero en España y en solo un año ha salido adelante”, remarca.

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En un inicio, se cuantificó el coste total de la iniciativa en 70.000 euros. A partir de ahí, se buscó la financiación de diversas fuentes. Se realizó un crowdfunding de algo más de 1.000 euros por vecino y se accedió a una subvención de los fondos FEDER para cubrir el 20% de la inversión. Sin embargo, al margen de esta, según relata Carlos Ariñez, “lo interesante es la amortización de la inversión, que llegará en menos de 4 años para la gran mayoría de las personas, en base a su potencia adquirida y las necesidades de cada uno”. Para detallas todas estas cifras se realizó un estudio de la factura de cada vecino.

Uno los participantes de este pionero proyecto energético es el Ayuntamiento de Calamocha, municipio al que pertenece Luco de Jiloca. Su alcalde, y presidente de la Diputación de Teruel, Manuel Rando, atiende a El Confidencial para reconocer el éxito de una idea que quiere extender por la provincia. “Es un modelo de futuro que surge de los vecinos y el Ayuntamiento tenía que apoyarlo jurídicamente y políticamente. No es excluyente y es un modelo que puede servir para cientos de pueblos o de comunidades. Es poner una semilla de algo que tiene mucho futuro”.

placeholder Placas solares en Luco de Jiloca. (Cooperativa Luco Energía)
Placas solares en Luco de Jiloca. (Cooperativa Luco Energía)

El alcalde de Calamocha reconoce que, con los fondos Next Generation que financian estos proyectos y el abaratamiento de la instalación de renovables, es el momento para potenciar las comunidades energéticas. “Una placa fotovoltaica tiene un coste de un 96% menos que hace un año y es capaz de producir más electricidad. Es el modelo para los pequeños municipios porque estamos caminando hacia un tipo de energía más limpia e inagotable, y sobre todo rentable”, insiste.

Las dificultades

No ha sido un camino de rosas. Desde el inicio, los promotores de la comunidad energética de Luco de Jiloca han sorteado baches que desconocían. Es lo que tiene iniciar un proyecto pionero donde no hay una extensa documentación técnica ni jurídica para implantarlo. Así lo reconoce el promotor, Carlos Ariñez. “Hay un vacío legal porque no se ha legislado en esta materia. Hay alguna orden que dicta lo que se entiende por comunidad energética y algún documento jurídico que emana de las directivas europeas. Para sacar adelante el proyecto, la figura que más se asemeja es la cooperativa y por eso constituimos Luco Energía”, detalla.

Sin embargo, según cuenta el promotor, la dificultad que nunca previeron ha sido la relacionada con la tramitación urbanística. “Lo más costoso, y no termino de entenderlo, han sido las normas urbanísticas porque están obsoletas en estos municipios pequeños. Son proyectos de nueva implantación y el Plan General de Ordenación Urbana no lo recoge”, explica Ariñez. Por ejemplo, en el caso concreto de Luco Energía, se tuvo que hacer una modificación aislada del PGOU con el apoyo de la mayoría del pleno municipal. “Es una laguna que hemos salvado, pero nos ha costado tiempo y esfuerzo”, relata.

"Lo más costoso, y no termino de entenderlo, han sido las normas urbanísticas porque están obsoletas en estos municipios pequeños"

El final de lo que fue una idea está cerca de ser tangible. Una vez sorteados los baches jurídicos, haber solicitado a la compañía los puntos de conexión, conocer la capacidad de absorber la energía y realizar las obras, solo queda saber cómo vender los excedentes. Para ello, siguen negociando con varias comercializadoras para conocer la opción más ventajosa. Y no para sacar ganancias que repartir a los cooperativistas. Como entidad sin ánimo de lucro, una vez satisfecha la demanda energética de los vecinos y cubierto los costes del día a día por la producción, los beneficios irán destinados a actividades sociales y culturales para la localidad.

Carlos Ariñez considera que “el modelo es aplicable en comunidades rurales o de vecinos, y da igual en qué ciudad o pueblo pequeño. Es una oportunidad única para abaratar el coste de la luz y todo en un ambiente comunitario. No es otra cosa que volver a los orígenes”. Y efectivamente, es así. En Luco de Jiloca hace décadas había dos centrales eléctricas que abastecían a los municipios del entorno y que dejaron de ser útiles por la centralización del modelo. Es ahora cuando se vuelve al punto de inicio con un proyecto de autoconsumo que empodera de nuevo a los vecinos, como hicieron sus abuelos.

Hay quien dice que la España vaciada es el lugar de las oportunidades. Lejos de determinadas ataduras económicas y jurídicas de las ciudades, y debido también a las facilidades por la baja densidad de población, en los territorios alejados de las grandes urbes se multiplican los proyectos alumbrados a base de ingenio. El mejor ejemplo son las comunidades energéticas: cuando los vecinos de un pueblo generan su propia electricidad y consiguen abaratar el recibo de la luz en hasta un 50%.

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