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La víctima de Carlos, de 'La Isla de las Tentaciones', y de sus amigos: "Me han violado"
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En un chalet de Colmenarejo

La víctima de Carlos, de 'La Isla de las Tentaciones', y de sus amigos: "Me han violado"

El Confidencial accede en primicia a la declaración de la víctima, y también a la de la amiga que la acompañó a la fiesta en la que se produjo el supuesto abuso sexual

Foto: Carlos Algora, en 'La isla de las tentaciones'. (Mediaset)
Carlos Algora, en 'La isla de las tentaciones'. (Mediaset)

Popper, MDMA, cocaína, marihuana y alcohol, mucho alcohol. Un pinchadiscos pone música a todo volumen en un chalet aislado de Colmenarejo donde la gente baila descontrolada. Unas chicas escasamente vestidas pasean por la fiesta con bandejas color plata ofreciendo drogas para que los invitados se sirvan a su antojo. Todo gratis. Unos esnifan, otros fuman. En una habitación de la primera planta, iluminada por una tenue luz anaranjada, tres chicos y dos chicas mantienen relaciones sexuales en grupo. Una de las participantes, una joven francesa, a la que llamaremos Camile para proteger su identidad, denuncia horas después que se aprovecharon de ella mientras estaba bebida y drogada y que, aunque les dijo que no, ellos siguieron abusando de ella.

Este es el final de una historia que comienza un par de días antes cuando, en plena pandemia, un grupo de jóvenes sevillanos, algunos casados y con hijos, viaja a Madrid a montar el fiestón de su vida. “El 13 de febrero mi compañera de piso me invitó a acompañarla a una fiesta que habían organizado en un chalet, pero que antes había quedado con los organizadores en la discoteca Tiffanys”, cuenta Camile. “Al llegar a la discoteca, nos recibió Carlos Algora (participante en 'La Isla de las Tentaciones')”, continúa su amiga, “y nos llevó a un reservado donde estaban también Cristini, del programa 'La Casa Fuerte' (…) y Jesús y Manuel, de 'La Isla'”. “Cuando me había tomado tres copas”, añade la joven francesa, “los del reservado empezaron a decir que llegaba el toque de queda y que teníamos que irnos a un chalet donde habían organizado una fiesta privada. Yo les dije que no podía conducir porque estaba perjudicada por el alcohol.

Foto: Captura de pantalla de la edición actual de 'La isla de las tentaciones'. (Telecinco)

Entonces, un chico se ofreció a llevarnos. Llegamos allí sobre las diez de la noche”. Camile se sirvió varias copas. “Recuerdo que mi amiga me dio un vaso limpio y me serví yo misma. Solo perdí de vista mi copa cuando me puse a bailar. Volví a beber y ya después dejé de tener consciencia de las cosas que ocurrían en la fiesta”. Aunque no ha podido ser demostrado, la sospecha es que le pusieron burundanga en la copa o algún otro tipo de droga sin que se diera cuenta. La escopolamina provoca que, aunque Camile se esfuerce, es incapaz de agarrar ni retener ningún recuerdo. Aunque se exprima la mente, solo encuentra el vacío y algún flash breve: “De lo que ocurrió entonces solo recuerdo dos breves episodios. En el primero, estoy en la planta baja del chalet, junto con mi amiga y dos chicos, Alberto y Carlos, y me proponen mantener relaciones sexuales los cuatro.

El segundo, estoy en la cama casi desnuda, solo con la camiseta puesta, había cinco y dos me estaban tocando (…). Yo les dije que no, que no quería continuar. Nada más. No vuelvo a tener ningún recuerdo hasta que se presentó la Guardia Civil sobre las 2.45 (en realidad eran apenas las 00.00, lo que evidencia su desorientación). Estaba descalza, con los pantalones puestos del revés y las braguitas en el bolsillo. Al verme así, tan desconcertada, sin saber qué había pasado, solo deseaba marcharme. Mi amiga se quedó en el chalet, pero yo me fui. A la mañana siguiente, cuando me levanté, me encontré con mi amiga y le pregunté: «¿Qué ocurrió anoche?», porque tenía la sensación de que algo malo había sucedido. Ella me dijo que tuvimos sexo en grupo, que yo había tomado droga y que había consentido”. Camile, abrumada por la revelación, porque recuerda perfectamente cómo se negó a mantener relaciones sexuales, consultó con un centro de víctimas de violencia sexual y tras hablar con ellos decidió denunciar.

Aunque no ha podido ser demostrado, la sospecha es que le pusieron burundanga en la copa o algún otro tipo de droga

¿Pero qué pasó durante la fiesta? ¿Qué cuenta la amiga de Camile? “En la habitación estuvimos con dos chicos consintiendo todas las prácticas, menos una. Camile y yo nos intercambiamos a los chicos. De repente, Carlos Algora entró en la habitación y me preguntó qué hacia y después comenzó a desnudarse (…). Cuando Camile terminó, se quedó dormida en la cama. Estaba muy bebida (…). Cuando llegó la Guardia Civil, Camile dormía. La despertamos, se levantó y se fue al baño a vomitar. Después se metió en la cama para seguir durmiendo”. Tuvieron que ser los agentes de la Benemérita los que la despertaron y ayudaron a salir al exterior.

La amiga española de Camile se quedó durmiendo en el chalet con Carlos Algora, mientras que la joven francesa se fue a casa. “Hablamos al día siguiente”, explica la amiga de la joven francesa. “Camile se encontraba anímicamente mal y no se acordaba de nada. Yo le dije que no se preocupase, que lo mantendríamos en secreto, que se había pasado con las drogas”. Camile no estaba convencida y se fue de la casa. Cuando regresó le dijo a su compañera de piso: “Lo que ha ocurrido es una violación”. Al día siguiente la joven francesa hizo las maletas y se fue de casa de la española. Desde entonces, Camile no levanta cabeza. No quiere ver a nadie, ni casi salir a la calle.

Popper, MDMA, cocaína, marihuana y alcohol, mucho alcohol. Un pinchadiscos pone música a todo volumen en un chalet aislado de Colmenarejo donde la gente baila descontrolada. Unas chicas escasamente vestidas pasean por la fiesta con bandejas color plata ofreciendo drogas para que los invitados se sirvan a su antojo. Todo gratis. Unos esnifan, otros fuman. En una habitación de la primera planta, iluminada por una tenue luz anaranjada, tres chicos y dos chicas mantienen relaciones sexuales en grupo. Una de las participantes, una joven francesa, a la que llamaremos Camile para proteger su identidad, denuncia horas después que se aprovecharon de ella mientras estaba bebida y drogada y que, aunque les dijo que no, ellos siguieron abusando de ella.

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