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Verano, ¿qué verano? El de 2021 se parecerá más al del 2020 que al del 2019
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UN HORIZONTE MUY LEJANO

Verano, ¿qué verano? El de 2021 se parecerá más al del 2020 que al del 2019

El optimismo se ha desvanecido, y ahora desde las agencias de viajes hasta los promotores de conciertos pasando por los guías no esperan un cambio sustancial hasta el otoño

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

En marzo de 2020, esperamos a abril. En abril, esperamos al verano. En verano, esperamos a 2021. Y, en 2021, es posible que tengamos que esperar otro año más. El pequeño brote de optimismo vivido a finales del pasado año con el inicio de la vacunación parece haberse enfriado en los primeros meses del año, ante terceras olas, el lento arranque de la campaña y la toma de conciencia de que aún falta mucho para que la plena normalidad pueda ser restablecida. A lo que hay que añadir otros elementos como la falta de acceso a la vacuna en los países menos desarrollados, lo que pone en duda que la movilidad pueda volver a ser global a corto plazo.

Febrero era el mes en el que muchas familias comenzaban a plantearse sus vacaciones de verano, especialmente si estas implicaban desplazamientos lejanos o estancias prolongadas. Sin embargo, todos los sectores ven cómo el verano de 2021, en lugar de ser el año en el que se retomará la normalidad de 2019, será una versión algo más amable del de 2020. El año que no hubo festivales, en el que el turismo cayó en picado y cientos de miles de empleos relacionados con el verano, desde la hostelería hasta las fiestas patronales, desaparecieron. Por ahora parece que tan solo bares y restaurantes pueden respirar, si es que han sobrevivido a lo peor.

"La gente está empezando a preguntar, pero nadie está reservando"

Un hipotético retorno a los años 50 que se prolongará este año. Como explica a El Confidencial Carlos Garrido, presidente de CEAV (Confederación Española de Agencias de Viajes), “el verano de 2021 no va a ser como el de 2019, nosotros nos conformamos con que haya intención y algo de movimiento, que la gente empiece a llamar y a hacer algunas reservas, no esperamos grandes ventas, pero sí queremos trabajar”. Por ahora, los únicos brotes verdes que se están viendo en el sector es el de la información, es decir, la llamada para tantear el terreno. “Parece que algunos clientes nos empiezan a hacer preguntas, pero no está habiendo reservas”, añade. “Confiamos que para este verano el número de vacunados haya aumentado y la gente poco a poco comience a retomar sus planes de viaje”.

El horizonte de la Semana Santa ya está descartado, por mucho que en las últimas semanas se pusiese sobre la mesa la idea de recuperar la movilidad. Garrido recuerda que “para que la Semana Santa funcionase, las agencias de viajes ya estaríamos al 200%, y no es así”. Los viajes son el canario en la mina del verano y, como tales, el presidente de la CEAV no ve signos de que vaya a ser un verano muy diferente. “Para que el verano funcione estaríamos ya a estas alturas con otro ritmo de trabajo”, añade. Eso sí, espera que, cuando el turismo vuelva, lo haga “de forma abrupta y muy pronunciada”.

Foto: El fantasma de pasados veranos. (EFE)

Es una cuestión de expectativas más que de ganas, añade, que están mucho más altas que en el verano pasado. “Un vacunado es un potencial viajero”, añade Garrido, que apunta al momento en el que haya “una masa crítica de vacunados” como aquel en el que se retomará la normalidad viajera. Eso sí, teniendo en cuenta la paradoja de que los primeros grupos vacunados son los más vulnerables y, por lo tanto, los que menos suelen viajar. Otra razón más para que el horizonte se encuentre más lejano de lo que podría parecer.

Si nos vamos, ¿dónde iremos?

“Turismo de proximidad” son las tres palabras que se citan cada vez que se hablaba del turismo de 2020…, pero también del de 2021. La movilidad internacional está fuera de las expectativas del sector. “No va a resurgir hasta que la gente no tenga certeza y seguridad”, valora Almudena Cencerrado, presidenta de la Confederación Española de Federaciones y Asociaciones Profesionales de Guías de Turismo (Cefapit). “Siendo optimista, apunto al último trimestre de este año para que la cosa empiece a remontar, pero vamos a tener que esperar otro año o más para que el turismo vuelva a estar como estaba. No va a haber los 80 millones de 2019 ni este año ni el que viene”.

El guion para los próximos meses (y años) parece claro: “Local, nacional e internacional”. El cierre de la movilidad entre comunidades autónomas ha favorecido el éxito de ciertas fórmulas que hasta hace poco parecían impensables, como salidas a conventos en Toledo para concer de primera mano la vida de las monjas, un ejemplo utilizado por Cencerrado. “Experiencias, salidas, museos, están teniendo éxito porque todos estamos deseando poder hacer cosas, con limitaciones como no poder tener grupos de más de cinco personas”, añade.

Para comenzar a reanimar el sector, el primer paso es la movilidad entre provincias, que afecta más a unas zonas que otras. “En regiones como Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana o Castilla y León el cierre se nota mucho, porque el viajero madrileño es el que más se mueve”, explica. En concreto, La Mancha, que la guía conoce bien —Toledo es su ciudad— nunca ha sido un destino habitual en verano, por lo que “si no lo ha sido nunca, menos ahora”. Ahí está la ganancia para otras regiones como Asturias, que conjugaron cercanía, costa, cultura y, sobre todo, una percepción de seguridad que será clave durante los días que se avecinan.

"Las giras internacionales y los grandes festivales, prácticamente imposible"

Para que sea un verano normal no solo hace falta que se vuelva a viajar, sino también que vuelvan los turistas. Y ahí se encuentra otra de las grandes dificultades en un momento en el que las fronteras están cerradas. Sin embargo, a las noticias de franceses que aprovechan las restricciones más leves en Madrid para hacer un poco de turismo (la posibilidad de acceder por carretera a un país y no por avión es clave) se le añaden algunos visitantes VIP que siguen visitando nuestro país en vuelos no comerciales, pero que no dejan de suponer un porcentaje muy pequeño del total de viajeros esperados.

No obstante, como recuerda Garrido, la cosa cambia por barrios o, mejor dicho, por países, y es posible que el turismo internacional comience a retomarse por cuestión de proximidad. “Se reducirá al nacional y países vecinos: Unión Europea, Marruecos, Túnez y Portugal”, valora. Hay otros a los que se ha podido viajar durante toda la pandemia, como Maldivas, pero también países “menos afectados” como Australia o Nueva Zelanda pueden convertirse en destinos turísticos pronto. El rol de las agencias de viajes y turoperadores, introducir “seguros de viaje para vacunados con los que podamos decir al destino que solo vamos a enviar clientes sanos”, además de facilitar PCR y aclarar protocolos e información antes del viaje. Seguridad y algo de certeza en una industria que sufre como ninguna otra la incertidumbre.

¿Qué pasa con conciertos y festivales?

Juan Santaner es músico, mánager, promotor a través de Industrias Balas y tal vez uno de los mejores nombres en este país para dar respuesta a la gran pregunta: ¿habrá conciertos y festivales este año, cuáles y en qué condiciones? “Las giras internacionales, prácticamente imposible, no creo que nadie se atreva”, responde al mismo tiempo que entran en la bandeja de entradas nuevas noticias de giras pospuestas al otoño. “Siempre habrá excepciones y casos particulares, pero nadie va a mover a 30 grupos a un festival sin saber cómo estarán para entonces las medidas de aislamiento y confinamiento y la situación de la pandemia de cada país”.

placeholder Concierto de Flaming Lips con el público protegido en burbujas. (Reuters)
Concierto de Flaming Lips con el público protegido en burbujas. (Reuters)

Los carteles de los festivales suelen anunciarse con al menos seis meses de anticipación, cuando no se adelantan ya durante la presente edición, como en el caso de Primavera Sound. Las giras internacionales llevan menos tiempo, pero la pandemia ha acortado los plazos. Como recuerda Santaner, “hasta abril y mayo nadie va a tomar decisiones, los grandes festivales están agazapados para ver cómo se mueve la situación”. El mallorquín ve difícil citas multitudinarias con 50.000 personas entre el público, pero tal vez sí sea viable reducir aforos a 5.000, ajustando cachés, aumentando precios y renegociando con patrocinadores, o festivales más limitados con abonos que den acceso a conciertos en salas o teatros con aforos reducidos.

La paradoja se encuentra en que este modelo ha perjudicado a los grandes artistas que, como Extremoduro, habían planteado su gira de despedida para el pasado 2020 y la han pospuesto cíclicamente, son presos de los grandes recintos. “Han sufrido menos los que se han adaptado a otros formatos como Loquillo o MClan, que han hecho conciertos en teatros o para ayuntamientos”, recuerda Santaner. Los más perjudicados han sido los DJ y los grandes conciertos de rock por las particularidades de su propuesta: en este contexto, que nadie se espere una gira de Bruce Springsteen o una macropinchada de David Guetta, pero tal vez sí eventos como el polémico concierto de Raphael en WiZink Center que, como recuerda el promotor, no provocó ningún rebrote.

El objetivo para el sector de la música en directo también es el otoño

“Funcionará quien pueda encontrar solución a las restricciones de aforo”, zanja Santaner. Por ejemplo, los “festivales de autor” como el Ribeira Sacra gallego o el Vértigo Estival andaluz. “El pequeño festival, en formato familiar, con ayuda de instituciones, ayuntamiento, diputaciones y esponsors sí es posible”. En cambio, festivales más tempraneros, como el Warmup de Murcia, que debía celebrarse entre finales de abril y principios de mayo, ya han anunciado su cancelación, un síntoma de lo que está por venir. Especialmente, teniendo en cuenta la dificultad de planear con cinco meses de antelación.

Si este verano nada, ¿para cuándo? La industria musical vive en una situación parecida a la del turismo o la de los eventos, ante una temporada alta que hace unos meses parecía posible y que ahora también se va a intentar salvar como se pueda. Santaner también pone el objetivo en el otoño, entre septiembre y octubre, después de la campaña de vacunación veraniega. “Es lo que toca, incertidumbre y desconcierto”, concluye. “En el primer confinamiento pensaba que en junio renaceríamos, cerré 21 conciertos para agosto y al final se hicieron cuatro. Luego pensábamos que en mayo y junio esto iba a arrancar, pero estamos a febrero y nos encontramos con el máximo nivel de restricciones que hemos tenido desde el confinamiento. Hasta abril ni se van a confirmar grupos y caché”.

Lo que esta claro es que nadie se arriesga ya a anunciar para cancelar, con los problemas de imagen que eso supone para la marca del festival y los patrocinadores. “Igual que el año pasado nos la jugamos y confirmamos, hoy nadie quiere jugársela”, concluye. 2021 es el año de la precaución, de los pasos tímidos, no del retorno a la normalidad.

En marzo de 2020, esperamos a abril. En abril, esperamos al verano. En verano, esperamos a 2021. Y, en 2021, es posible que tengamos que esperar otro año más. El pequeño brote de optimismo vivido a finales del pasado año con el inicio de la vacunación parece haberse enfriado en los primeros meses del año, ante terceras olas, el lento arranque de la campaña y la toma de conciencia de que aún falta mucho para que la plena normalidad pueda ser restablecida. A lo que hay que añadir otros elementos como la falta de acceso a la vacuna en los países menos desarrollados, lo que pone en duda que la movilidad pueda volver a ser global a corto plazo.

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