Superado el pico de la tercera ola, ¿cómo llegaremos a Semana Santa?

A principios de octubre, el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmaba que el objetivo era reducir la incidencia acumulada a menos de 50 casos por cada 100.000 habitantes. Entonces, la cifra a nivel nacional acababa de sobrepasar la barrera de los 250 y la consigna 'salvar la Navidad' se consolidaba como algo posible. Lejos de reducir la incidencia, la segunda ola en que ya se encontraba inmerso el país llevó a un incremento constante de los casos que, más allá de subidas y bajadas, todavía no ha dado tregua.

Los contagios alcanzaron el pico en noviembre y, aunque el objetivo planteado nunca estuvo cerca, diciembre llegó acompañado de una sensación de descenso. Pero duró poco. Después del puente del 8, la incidencia acumulada ya reflejaba de nuevo una tendencia al alza fruto del incremento de los contagios en los días previos. Se fraguaba en ese momento lo que ahora ya vemos como el comienzo de la tercera ola, que se aceleró con los contagios de fin de año y que ha traído en enero cifras récord en el número de contagios.

La sucesión de festivos alargó más de lo habitual que pudiera conocerse el alcance de los nuevos casos producidos durante diciembre y principios de enero, unas fechas en que lo normal es que crezcan la movilidad y los contactos con otras personas.

'Salvar la Semana Santa' es ahora el nuevo 'Salvar la Navidad' que tantas consecuencias ha tenido en vidas humanas. Enero es ya el tercer mes con mayor mortalidad desde que comenzó la pandemia, solo por detrás de marzo y abril. A falta de una mayor consolidación de los datos de los últimos días, la cifra de defunciones asciende a 8.088. Y este periodo ha sido además en el que más casos se han notificado (teniendo en cuenta que la capacidad diagnóstica durante los primeros meses era escasa), por lo que el saldo de defunciones en febrero podría ser incluso peor.

Tras haber alcanzado una incidencia de 899,93 casos por cada 100.000 habitantes, asistimos ahora a una caída en la mayor parte de las regiones. La cuestión ahora es si la incidencia podrá bajar más de lo que lo hizo tras la segunda ola y el ritmo al que podría hacerlo. De momento, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, ya van cuatro días de caída de la incidencia a nivel nacional.

Desde que comenzó febrero, cada día la incidencia se ha reducido, de media, cerca de un 3,5%. A ese ritmo, para el comienzo de Semana Santa el 28 de marzo, este valor rondaría los 200, lo cual lo situaría a un nivel similar al que se consiguió alcanzar a principios de diciembre, desde donde tomó impulso la tercera ola. Sin embargo, este ritmo no tiene por qué ser constante. En el anterior episodio, la incidencia cayó un 3,6% de media cada día y las variaciones entre un día y otro llegaron hasta un -11%.

Para llegar a una incidencia por debajo de 50 casos por cada 100.000 habitantes, el ritmo de bajada debería ser el doble del que se lleva ahora. No hay que olvidar, sin embargo, que España ya estuvo en esos niveles e incluso bastante por debajo (se llegó al 7,7 en junio). La medida superó los 50 el 28 de julio y, desde entonces, no se ha vuelto a vivir una situación cercana al objetivo planteado por Sanidad.

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