De expulsar a Stampa a la filtración del Rey: los incendios de Delgado en Anticorrupción

Martes 27 de octubre. El Consejo Fiscal pone nombre a ocho plazas fijas para la Fiscalía Anticorrupción. En el bombo se encuentran dos nombres que centran la atención de la reunión. Los fiscales del caso Villarejo, Ignacio Stampa y Miguel Serrano, concurren para ocupar una de ellas y oficializar, de este modo, su permanencia en la macrocausa que arrancó con la operación Tándem y ya alcanza una treintena de piezas. Al final de la mañana uno de ellos quedará fuera del departamento que dirige Alejandro Luzón.

Martes 3 de noviembre. Ha transcurrido una semana. La Fiscalía General del Estado reacciona a través de un comunicado de prensa a la información ofrecida por eldiario.es sobre unas nuevas diligencias de investigación que afectan a Juan Carlos I. De la redacción confusa de la nota se deduce un profundo malestar en el departamento que dirige Dolores Delgado. La jefa traslada a la Inspección Fiscal y pone en conocimiento del delegado de Protección de Datos una posible fuga de información, ordena que se comprueben las condiciones de custodia y acceso a los expedientes. En resumen, ordena una investigación por lo que considera una filtración de la más alta gravedad, ya que afecta, nada menos, a una investigación sobre el anterior jefe del estado.

Ambos acontecimientos actúan como chispas que prenden rápidamente en terreno seco. Ambos afectan a la Fiscalía Anticorrupción y van cebando un malestar que ya se arrastraba desde hace semanas. A un lado Delgado, al otro Luzón. El fuego venía ya presintiéndose desde que uno de los 'hombres' de Delgado, el teniente fiscal Luis Navajas, uniera en unas mismas declaraciones dos palabras mágicas: filtración y Anticorrupción. Venía presintiéndose desde mucho antes en realidad. Desde que la exministra de Justicia ocupara la cumbre de la pirámide de la pequeña aldea de 2.500 miembros que es el Ministerio Público.

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Las dos ramas de la Fiscalía se miraban ya desde el inicio con una desconfianza que explotó en esos días clave. Del lado de la fiscal general, el recelo por un movimiento de información de causas secretas que Delgado atribuye a elementos descontrolados de la Fiscalía que asume los asuntos más delicados del panorama judicial. El defenestrado Stampa se encuentra, de hecho, en el foco de unas diligencias tras una denuncia presentada a raíz de los mensajes que intercambiaron en un chat de Telegram los abogados de Podemos y en los que detallan cómo habían tenido acceso a información privilegiada a través del fiscal: desde decisiones del juez en piezas secretas hasta la investigación sobre los tratos de BBVA e Iberdrola con el excomisario cuando esta aún se encontraba en fase policial.

Del lado de no pocos miembros de Anticorrupción y de otros departamentos, la suspicacia por la cercanía de Delgado con el exjuez Baltasar Garzón, que defiende a tres acusados por la trama del excomisario exponente de las cloacas del Estado. Señalan estos que su nombre, el de la jefa, aparecía citado en clave en las agendas de Villarejo en lo que después se interpretó como una maniobra del policía jubilado para hinchar la factura alardeando de contactos y que fue grabada por el comisario en una comida junto a su ya pareja oficial Baltasar Garzón. Pese a que Stampa recibió cero apoyos en ese Consejo Fiscal que le negó la plaza fija, pese a que ninguno de los consejeros, ni conservadores ni progresista, le dio su confianza, sus defensores vieron en esta pérdida general de apoyo una estrategia de Delgado.

La firma de la paz

El incendio comenzó a controlarse a finales de esta semana. Se escenificó de forma cuidada. Delgado y Luzón, Luzón y Delgado comparecieron unidos en un encuentro con medios de comunicación y firmaron de forma pública la paz. La fiscal general dejó claro que ese recelo nunca ha alcanzado a la máxima cabeza de Anticorrupción y anunció que Luzón pasa desde ahora a formar parte del equipo que se ocupará de analizar si hay indicios de que el rey emérito ha cometido algún delito.

No solo eso, ambos anunciaron juntos el tercer problema judicial del rey, afectado por un nuevo aviso del Servicio de Blanqueo de Capitales que alerta de movimientos sospechosos de efectivo tan recientes que aún no ha dado tiempo a incoar las correspondientes diligencias. Delgado volvió a mencionar la palabra mágica —filtraciones— para decir que a la Fiscalía General le preocupan especialmente, que no puede permanecer "pasiva" cuando se producen, y que hay que hacer todo lo posible para evitarlas. "Estos comportamientos pueden ser objeto de sanción disciplinaria o, incluso, constituir ilícitos de naturaleza penal", dijo Delgado.

"Estos comportamientos pueden ser objeto de sanción disciplinaria o, incluso, constituir ilícitos de naturaleza penal"

También se refirió la fiscal general la cuestión de la posible incompatibilidad que supone su vinculación con Garzón. Dijo que no se siente "concernida" ni cree que personalmente deba apartarse por afectación directa o indirecta en el caso 'Tándem' que investiga las supuestas actividades irregulares del excomisario jubilado en prisión.

Por tener, la paz tuvo incluso un guiño para Stampa. "Para reforzar y amparar a todos los fiscales en este trabajo tan difícil y con tanta exposición, y también destacadamente a los miembros de la Fiscalía Anticorrupción, la Fiscal General ha afirmado su intención de maximizar las posibilidades de defensa de los fiscales objeto de querellas y denuncias, rechazadas sistemáticamente por los tribunales, o incluso ampararlos en el ejercicio de acciones en defensa de su honor", dijo.