Sánchez gana la prórroga, pero sus socios le advierten del riesgo para la legislatura

Pedro Sánchez puede respirar unos días. Saca adelante la quinta prórroga del estado de alarma, pero pierde apoyos y escucha a sus socios de investidura advertirle de que la legislatura podría estar en peligro. Los que le llevaron a la Moncloa se van descolgando del apoyo y advierten de lo que puede ocurrir en el futuro de la legislatura, una vez que el presidente del Gobierno ya no se apoya en ellos sino en Ciudadanos. Y los que se mantienen fieles (aunque exigentes) como el PNV se llevan el revés de enterarse justo después de la votación de un acuerdo del Gobierno con Bildu, dandole concesiones que exigen hace tiempo los nacionalistas vascos, y en vísperas de las elecciones de Euskadi el 12 de julio.

"Mantengo los compromisos de la investidura, que tiene cuatro años por delante", se ha visto obligado a precisar el presidente del Gobierno en el turno de réplica.

El presidente del Gobierno gana la votación gracias a los diputados del PSOE, los de Unidas Podemos, los del PNV, los de Más País, los de Ciudadanos, Coalición Canaria y Partido Regionalista de Cantabria, Coalición Canaria y Teruel Existe, frente al no de PP, Vox, ERC, JxCAT, CUP, Compromís y Foro Asturias y la abstención del BNG, Bildu y Nueva Canarias. Precisamente el diputado de NC, Pedro Quevedo, que apoyó la investidura y el resto de prórrogas, ha anunciado que pasa a la abstención. La prórroga ha sido aprobada por 177 votos a favor (uno menos que la anterior prórroga, pero uno más de la mayoría absoluta), 162 en contra y 11 abstenciones. La portavoz socialista, Adriana Lastra, se ha confundido y ha votado abstención, y dos diputados de Vox se han equivocado y han pulsado sí, mientras que el diputado de ERC ha roto la disciplina de voto y se ha decantado por la abstención, como hiciera en la cuarta ampliación.

Una de las novedades es que el Gobierno ha llegado a un acuerdo con Bildu que, según este partido, supone que "se derogará la reforma laboral del PP antes de la finalización de las medidas extraordinarias por el covid-19", "las entidades locales, forales y autonómicas dispondrán de mayor capacidad de gasto en políticas públicas destinadas a paliar los efectos sociales de la crisis", "los gastos en políticas sociales de las entidades locales sean exceptuados del cómputo de la regla de gasto" y "que la capacidad de endeudamiento de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra se establezca exclusivamente en función de sus situaciones financieras". Es decir, el Gobierno ha pactado a la vez con PNV, Ciudadanos y Bildu, aunque este últmo partido se haya abstenido y no haya votado a favor. Y los de Arrimadas están en contra de esa derogación total de la reforma laboral del PP. Ese pacto, además, deja en una situación difícil a ERC.

“Nadie tiene derecho a derrochar lo que hemos conseguido entre todos” y “hay que culminar el proceso de desescalada”, han sido los argumentos fundamentales del presidente del Gobierno, en un discurso de balance del estado de alarma y sin aclarar si pedirá otra prórroga. Sánchez incluyó multitud de referencias a la necesidad de unidad, justo en la votación más mermada de todas la prórrogas. El presidente ha utilizado como arma contra Casado un informe de la Abogacía del Estado, hasta hora ignoto y que solo conoce él, que explica que no hay alternativa legal al estado de alarma. Para Casado, es un "informe 'ad hoc", solo mantienen leyes de excepción Polonia, Hungría y España, y se enredaron en un debate sobre leyes. El Gobierno se comprometió a promover una reforma legal que sustituya el estado de alarma, pero esa reforma no ha arrancado aún.

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Sánchez se ha centrado en la réplica en una respuesta muy contundente al líder del PP, mezclada con la respuesta al de Vox, Santiago Abascal. "Entre la unidad y la ultraderecha, ha elegido la ultraderecha", ha respondido Sánchez a Casado, antes de acusarle de "dimitir de su deber, como líder de la oposición, con el Estado para salvar vidas de españoles". Y a Abascal le ha acusado de "querer derrocar un Gobierno democrático, y Casado le ayuda". "Se está utilizando el virus para derrocar un Gobierno", ha repetido.

A falta de anuncios, la novedad del debate es que la creciente debilidad parlamentaria del Gobierno sigue avanzando, hasta el punto de que varios de sus socios de investidura le han advertido de los riesgos para el futuro de la legislatura, hasta dibujar un panorama muy incierto. Esos partidos no discuten tanto el estado de alarma como la forma en que se aplica y su contenido concreto.

“Empieza a desvanecerse el bloque de la investidura”, le ha advertido Íñigo Errejón, de Más País, pese a que permanecerá entre los que apoyan al Ejecutivo, pero entre duras críticas por haber pactado con Ciudadanos.

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Porque de aquel bloque se han descolgado ERC, BNG y Compromís. “Estamos llevándonos por delante, quizás irremediablemente, el espíritu de la legislatura”, ha advertido visiblemente enfadado Gabriel Rufián (ERC) a Sánchez.

El Gobierno ha negociado hasta el final con ERC sin lograr finalmente que este partido abandonara el no de la anterior prórroga para pasar a la abstención. En parte porque el Ejecutivo no aceptaba sus condiciones, que incluyen retomar la mesa de diálogo con Cataluña, y en gran parte porque el Gobierno ha terminado pactando con Ciudadanos, como ya hizo en la anterior prórroga.

“Los decretos sociales los pactan con nosotros y la prórroga con Ciudadanos, porque es una medida reaccionaria. Han escogido a la derecha”, ha añadido Rufián.

Sánchez le ha emplazado a seguir hablando, a diferenciar que lo que se vota no es una investidura o una cuestión de confianza y a admitir que ERC también gobierna con la derecha (JxCAT) en Cataluña.

También el diputado de Compromís, Joan Baldoví, otro de los apoyos de la investidura, se ha pasado al no y ha asegurado que tiene “cara de decepción con este Gobierno”, porque Sánchez ha preferido “pactar con quien blanquea a la ultraderecha, y no nos meta en el vagón de esta derecha histriónica”. Y por eso Compromís, que gobierna con el PSOE en la Comunidad Valenciana, ha pasado del sí al no, con duros reproches a Sánchez.

Algo parecido ha dicho el portavoz del BNG, Néstor Rego, también otro de los partidos caídos del bloque de la investidura, quien ha lamentado que haya pactado con la derecha antes que con los que propiciaron su llegada a la Moncloa.

El PNV facilitó la investidura en enero, se mantiene en el sí a todas las prórrogas tras negociar y pactar con el Gobierno, pero su portavoz, Aitor Esteban, le ha pedido que busque otros mecanismos legales. Esteban se ha felicitado de los cambios que ha ido forzando en los sucesivos decretos de alarma, como la cesión de competencias a las comunidades o la asimetría en la desescalada, entre otros. El PNV ha mantenido un duro pulso con el Gobierno, porque pedía que el ingreso mínimo vital no se aplique en Euskadi hasta después de las elecciones vascas del 12 de julio, lo que irritaba a una parte del Ejecutivo.

Justo después de la votación, el Gobierno y Bildu anunciaron un acuerdo que incomoda al PNV, porque se le concede a su rival en las elecciones vascas reivindicaciones de los nacionalistas vascos.

Y hasta Ciudadanos, por boca de Edmundo Bal, ha arremetido contra la gestión del Gobierno, con un discurso que justificaría el no, pero que acaba en el sí, por lo que considera "política útil" y advirtiendo de que no es un cheque en blanco, ni garantía de un apoyo futuro. "No tiene un nuevo socio, sus socios son estos que le dejan tirado ahora", ha dicho. Y Sánchez le ha dado la razón luego: "No estamos eligiendo socios".

No son socios, pero Ciudadanos ha exigido que no se convoque la mesa de diálogo con Cataluña, que exige ERC y que fue una de las bases del acuerdo de investidura. Como el Gobierno no ha contestado positivamente a esa petición, ERC vota en contra y se da por descolgado del bloque de apoyo al Gobierno.

Ciudadanos ha logrado con 10 diputados limitar a 15 días la prórroga que iba a ser de un mes, ha desvinculado los ERTE del estado de alarma y ha conseguido que julio sea hábil en el Parlamento.

Mertxe Aizpurua, de Bildu, ha confirmado que sigue en la abstención y que el Gobierno ha negociado con ellos. Y ha advertido: “Si apuesta por la derecha, no nos encontrará, ni a nosotros ni a los que formaron la mayoría para hacerle presidente”. Desde la tribuna, ha pedido el compromiso del Gobierno para derogar la reforma laboral y Sánchez ha contestado de forma ambigua. Tras la votación se conoció su acuerdo con el Gobierno.

En el inicio del debate, el líder del PP, Pablo Casado, ha mantenido las duras críticas al Gobierno haciéndolo responsable de los muertos. El PP vota no por primera vez y casi el discurso de Casado ha sido menos duro que cuando precedía a la abstención o al sí. Pero sus votos ya son intrascendentes y queda en el bloque del no con Vox, cuyo portavoz, Santiago Abascal, superó con creces las críticas de Casado.