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El Gobierno, enredado en la gestión de la crisis y con muestras de debilidad política
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CONSECUENCIAS POLÍTICAS DE LA PANDEMiA

El Gobierno, enredado en la gestión de la crisis y con muestras de debilidad política

La oposición denuncia los graves errores del Ejecutivo y aumenta la brecha entre Sánchez y Casado, que solo han hablado dos veces en las últimas semanas

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Pedro Sánchez pudo ver la madrugada del jueves en el Congreso que a un lado del vacío hemiciclo estaban sus socios de investidura cuestionando su gestión y al otro los partidos de la oposición apoyando en la votación sus decretos, pero también cuestionándole y lanzándole duras críticas y advertencias de exigencia de responsabilidad política.

El pleno, el más triste en años, sirvió para constatar la vulnerabilidad política del Ejecutivo, justo en el momento más dramático. Y para describir un clima político de enfrentamiento muy poco propicio para el acuerdo o la unidad de acción.

A eso se suma que el Gobierno en los últimos días se ha enredado en episodios que la oposición denuncia como graves errores, como, por ejemplo, el retraso en lograr material para enfermos y sanitarios, la compra de material defectuoso para pruebas y la ya conocida losa del fin de semana del 8 de marzo.

Se añaden artículos críticos de la prensa internacional como los de 'The Guardian' y 'The New York Times' que cuentan precisamente lo que la oposición (y algunos de sus apoyos parlamentarios) repite como un mantra contra el Gobierno: actuó tarde y mal.

Mientras el ministro de Sanidad, Salvador Illa, comparecía en la comisión del Congreso este jueves, la embajada China arrojaba más lastre al Gobierno al explicar en un comunicado que parte de los test rápidos comprados por España y que el propio Pedro Sánchez calificó el domingo de fiables proceden de una empresa no certificada. Horas antes, 'El País' desveló que son defectuosos.

“Sánchez debe explicar por qué el Gobierno no ha validado los test que ha comprado y que no funcionan, y si se han adquirido a una empresa sin licencia, como dice China. Si es cierto, estamos ante una auténtica irresponsabilidad que debe tener consecuencias”, escribió en Twitter Pablo Casado. Su número dos, Teodoro García Egea, habló de "error tras error".

Foto: Manifestación del 8-M en Madrid. (EFE)

El líder de la oposición explicó durante el debate que durante esta crisis solo ha hablado dos veces con el presidente del Gobierno y que este no le ha llamado más, aunque Sánchez sí ha tenido dos reuniones telemáticas con los presidentes autonómicos. Por eso, una diputada de un partido minoritario se pregunta: “¿Cómo es posible que en la mayor crisis en mucho tiempo no haya una relación permanente, casi diaria, entre el presidente y el líder de la oposición? Aunque solo sea para compartir propuestas y responsabilidades".

Curiosamente, la relación de Sánchez con Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, es mucho más estrecha en las últimas semanas. Fuentes de este partido explican que desde hace varias semanas es frecuente que Arrimadas intercambie mensajes con Sánchez con propuestas o peticiones.

No obstante, la líder de Ciudadanos aseguró que el error de las pruebas rápidas es "un paso en falso que no se puede repetir". Vox mantiene una posición aún más dura, según avanzó Santiago Abascal el miércoles en el Congreso.

El PP ha presentado en el registro del Congreso 300 iniciativas de control al Gobierno sobre el coronavirus, por entender que el estado de alarma no solo no anula el control al poder ejecutivo, sino que lo refuerza para evitar que sea utilizado con excesos. Se incluyen peticiones de comparecencia de ministros, como ayer mismo la del ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, para hablar de indultos durante el estado de alarma.

En la práctica, esas iniciativas quedarán en una especie de limbo, porque la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, no ha conseguido que la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, mantenga los plazos para la respuesta de estas preguntas.

Otra batalla es la de la comisión que ha de servir para controlar la gestión del Gobierno. El PP quiere que sea una comisión de seguimiento, cuya creación compete a la Mesa y la Junta de Portavoces, en la que comparezcan todos los ministros con competencias.

El Gobierno pretende que sea la comisión de Sanidad, con comparecencias semanales del ministro Illa. Y Ciudadanos propone una subcomisión, cuya creación solo compete a la mesa de esa comisión de Sanidad.

Sobre la gestión del Gobierno, un destacado diputado del PSOE explica que la situación es tan complicada, con varios miles de muertos, millones de personas confinadas y angustiadas y una crisis económica en ciernes, que resulta imposible de gestionarla.

“¿Qué demonios podemos hacer?”, remitiéndose a lo que se hace en otros países europeos, con cifras y dudas similares de sus gobiernos, como el de Reino Unido.
El presidente del Gobierno aseguró en el pleno del Congreso que solo cuando remita la crisis se dedicará a defenderse, porque ahora su objetivo es hacer frente a la crisis sanitaria y la económica. El problema, según el citado diputado, es que para entonces el relato crítico ya puede ser imposible de cambiar.

Illa completó en el Congreso esa defensa del Gobierno con la referencia a las comunidades autónomas que no compraron material antes de que se declarara el estado de alarma, y resignado añadió: “El mercado está desbocado y loco. La logística en China es imposible”.

Foto: Una enfermera muestra un kit para realizar el test de coronavirus. EFE
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Y sobre la manifestación del 8 de marzo, aportó una explicación nueva sobre la petición, esa misma noche, una vez concluidos los actos del Día de la Mujer, de los responsables de Sanidad de País Vasco y Madrid para que se tomaran más medidas de control. Una vez refugiado por enésima vez en la opinión de los expertos, el ministro de Sanidad concluyó: "Ni puedo decir que nada se ha hecho mal, ni que no se cometieron errores”.

A todo ese bucle del Gobierno hay que sumar la tensión interna entre el sector económico del Ejecutivo, partidario de pisar el freno del gasto, y otro que está a punto de torcer el pulso al presidente para lograr medidas como la renta mínima y moratorias para alquileres, entre otras. Queda pendiente el pulso sobre aplicar más restricciones al estado de alarma.

Pedro Sánchez pudo ver la madrugada del jueves en el Congreso que a un lado del vacío hemiciclo estaban sus socios de investidura cuestionando su gestión y al otro los partidos de la oposición apoyando en la votación sus decretos, pero también cuestionándole y lanzándole duras críticas y advertencias de exigencia de responsabilidad política.

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