El PSC se lanza a por Cs: propone reformar TV3, la Constitución y más castellano
El partido celebra su 14 congreso entre los días 13 y 15 de este mes de diciembre, donde también propondrá una Ley Electoral Catalana y reformar los chiringuitos políticos existentes
El PSC celebra su 14 congreso entre los días 13 y 15 de este mes de diciembre. Serán tres días en los que, por primera vez en muchos años, los socialistas catalanes se liberarán de complejos y detallarán las propuestas que ponen en la mesa a los ciudadanos de Cataluña. En esta explosión de audacia tiene mucho que ver la sensación que reina en las filas socialistas de que muchos votos que se les habían escapado y que se habían arrimado a Ciudadanos pueden volver ahora a su espectro natural.
Con un lenguaje donde abandona las medias tintas, el PSC, con su líder Miquel Iceta al frente, no esquiva en su documento programático temas por los que antes pasaba de puntillas, como la lengua o la reforma de los medios de comunicación públicos. Entre otras cosas, expone su intención de reformar de arriba abajo los medios públicos, de reforzar el castellano y el inglés en la escuela, e incluso no esconde que quiere modificar la Constitución para conformar una España federal.
Se acabó, pues, la etapa en la que el PSC abusaba de la indefinición. Y no tiene piedad con el nacionalismo, al que achaca haber exacerbado los sentimientos “dividiéndonos entre los que consideran quién es y quién no es catalán y la relación de animadversión hacia el resto de España a través del ‘procés’ independentista, se ha instalado una división importante en el seno de Cataluña y una crisis institucional sin precedentes. Un conflicto permanente agravado por el victimismo a través de la tergiversación de la historia y de la situación de Cataluña respecto a otros territorios españoles”.
Apuesta, para solventar la situación, por el federalismo. “Federalismo es reconocimiento, autogobierno y gobierno compartido, financiación justa y suficiente, respeto a la pluralidad desde la libertad individual y colectiva”, subraya. Por ello propone promover “un acuerdo político dentro del marco institucional, creando un clima de diálogo y entendimiento, respetando el pluralismo para garantizar la convivencia”. “Rechazamos la división en bloques que no se miran”, explica. Y luego enfatiza que “el ‘procés’ fracturó el pacto fundacional de la Cataluña democrática que llevaba implícitas emociones e intereses. La situación del país exige diálogo desde el respeto”. Y para ello, el PSC se compromete a rehacer “la unidad civil catalana a partir de la renovación de los consensos rotos estos últimos años”.
“Reconfigurar” los medios públicos
Así, en materia de lengua, el PSC señala que en las últimas décadas ha habido un pacto de convivencia en materia lingüística “que se ha fracturado por la instrumentalización que han hecho los nacionalismos de la lengua, por el proceso independentista, que asoció el catalán a su causa, y por una utilización partidista alrededor de su uso, especialmente en la escuela”. Así, ante el riesgo actual de que la lengua materna se convierta en un factor de división social, “los socialistas volveremos a hacer lo posible por una convivencia efectiva y afectiva del catalán y el castellano, haciendo desaparecer la confrontación entre lenguas”. Propone, pues, un modelo plurilingüe en la escuela, al tiempo que asegura que articulará “la defensa de todas las lenguas oficiales y el reconocimiento de la riqueza lingüística en toda España”.
También se quita complejos en cuanto a la crítica a los medios de comunicación. “Una sociedad plural y democrática necesita unos medios de comunicación libres y responsables que respondan a los principios de libertad de información y de opinión”. Aboga, de esta manera, por “reconfigurar los medios públicos de Cataluña para que se conviertan en unos medios al servicio de todos, recuperando la credibilidad por parte de toda la ciudadanía. La televisión, la radio y los medios digitales de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) han de convertirse en la escuela del periodismo ético, de la buena práctica profesional”.
Reconocen los socialistas que en este campo también se rompió el consenso que durante años imperó en la CCMA. “Con la polarización, el concepto de cohesión y defensa de la lengua se ha pervertido en la defensa de una determinada opción política”, afirma el documento. “Así —continúa—, TV3 y Catalunya Ràdio se han convertido en una parte de su programación, en instrumentos de agitación y propaganda al servicio de una determinada idea política de Cataluña”. Por ello, subraya más adelante, “la política de comunicación de los gobiernos, en relación con los medios públicos y privados, ha de ser aquella que permita recuperar los valores democráticos de un periodismo crítico y responsable”. Para ello, el PSC propondrá una nueva Ley de Comunicación y elegirá a los directores de TV3 y de Catalunya Ràdio “por medio de un concurso internacional”. Y aborda otra patata caliente: el clientelismo fomentado por el pujolismo (y acrecentado luego por el independentismo) a través de subvenciones a los medios privados, que serán racionalizadas.
Eliminar a la Iglesia de la Constitución
En materia social, los socialistas ofrecen trabajar por que la laicidad sea uno de los ejes de las políticas de convivencia y propone que “en el marco de una nueva Constitución para una España federal, democrática y social, se hace necesaria la supresión de la referencia a la Iglesia católica que contiene la actual Constitución, así como la denuncia de los acuerdos con el Vaticano, de 1979, y la derogación de los acuerdos con el resto de religiones y confesiones religiosas”. Pero que nadie se alarme: quiere garantizar que todo ciudadano pueda profesar la religión que quiera, “siempre desde el respeto a los derechos y libertades constitucionales y a la transparencia”.
Para ello, una de las herramientas sería un Pacto Nacional por la Laicidad fruto del diálogo y el acuerdo “entre las instituciones catalanas y las organizaciones de la sociedad civil”. En este segmento, propone intentar acercarse a la cota de destinar el 0,7% del PIB a la cooperación y la solidaridad, la creación de un Consejo de Emergencias de Cataluña (“orientado a coordinar la ayuda humanitaria”) y a preservar la memoria histórica.
En la ingente tarea del buen gobierno, el PSC se muestra partidario de promover, por fin, una Ley Electoral Catalana (es la única comunidad que no tiene una ley propia), reformar los chiringuitos políticos existentes hasta ahora para racionalizarlos (Síndic de Greuges, Sindicatura de Cuentas, Oficina Antifraude, Autoridad Catalana de Protección de Datos, etcétera), aprobar una Ley de Subvenciones, realizar una “revisión integral de todo el gasto público” (revisando los contratos de concesión y de servicios vigentes), desarrollar una nueva Ley de Seguridad Pública, así como una Ley del Sistema Policial de Cataluña, y revisar el despliegue de los Mossos d’Esquadra, incrementando sus efectivos.
Más horas de castellano e inglés
En materia de educación, su objetivo es llegar al 6% de gasto del PIB en esta materia, eliminando la segregación escolar y promocionando un modelo plurilingüe con más capacidades: “De manera progresiva, sustituiremos el doblaje por subtítulos, ampliaremos las horas de castellano e inglés de acuerdo con las necesidades de cada escuela y flexibilizaremos el acceso para el profesorado universitario”. En materia de trabajo, propone un nuevo contrato social “que permita acceder en igualdad al trabajo, combata las desigualdades, la exclusión y el estigma social y garantice tiempo para conciliar la vida laboral y familiar, con un salario mínimo garantizado y el compromiso de luchar contra la brecha salarial de género". En las enmiendas presentadas, muy posiblemente acabe aprobando que el catalán sea lengua vehicular, aunque también se vehicularán contenidos en castellano e inglés.
En lo relativo a la sanidad, propone aumentar la financiación pública y crear servicios de atención integral especialmente dirigidos a personas mayores (que serán el 25% de la población en unos años). Defiende el PSC también “una política racional de vivienda para combatir el fuerte crecimiento de la desigualdad en Cataluña y que proteja a las personas ante situaciones de exclusión residencial”. Pondrá, así, en marcha el Plan de Barrios 2.0 (el primero se llevó adelante en la época del Tripartito), que dispondrá de 200 millones anuales para rehabilitar 25.000 viviendas al año en barrios donde se necesiten, y creará el Servicio Catalán de Vivienda, en el que integrará diversos organismos ahora dispersos en la Generalitat. Paralelamente, propone combatir la okupación de viviendas (incluidas las de particulares) con un plan de alternativas habitacionales que elimine el problema social que supone.
Otras medidas estrella que quiere proponer en su nuevo programa es la creación de una Ley de Plásticos de Un Solo Uso para llegar a la tasa de residuos cero en 2050, la maximización del uso de energías renovables, la regulación del sector eléctrico, la modernización de las principales infraestructuras creando un consorcio entre Adif y la Generalitat para el transporte ferroviario. También propone formar a los diferentes cuerpos profesionales para evitar situaciones de discriminación, así como impulsar un plan de prevención integral de los extremismos, para lo que pondrá en marcha un Observatorio del Racismo y la Xenofobia. Y, como guinda, propondrá una Ley de Disposición de la Propia Vida en el Parlament, “en coherencia con la Ley de Regulación de la Eutanasia propuesta por el PSOE”.
En el contexto político europeo, apuesta por un “nuevo contrato social para Europa” que complete la UE con un marco fiscal financiero integrado, que aborde estrategias de crecimiento y cohesión socialmente justas y solidarias, que genere oportunidades económicas, que asegure un mejor reparto de la riqueza, que defienda los derechos sociales y laborales, que asegure la participación de las regiones en las instituciones europeas y que dedique mayores esfuerzos a la cooperación al desarrollo. En ese eje, reclamarán un salario mínimo europeo, una prestación de paro complementaria a la de los Estados miembros, el impulso del liderazgo en la lucha contra el cambio climático a través de un ‘european green new deal’, el control de fronteras exteriores y la apertura de accesos ordenados para los refugiados y el impulso de una estrategia europea para la diversidad cultural.
Se trata, en definitiva, como recoge en su documento estratégico, de convertirse “en el primer referente de la izquierda social, federalista y ecologista, el partido articulador de todo el espacio catalanista y progresista no independentista”. Y mira hacia adelante: “Desde esta posición de centralidad y este papel decisivo en Cataluña, y en plena coherencia con el programa expuesto, el PSC ha de construir en la primera línea del PSOE (en el partido, en el Govern y en las instituciones del Estado) la España moderna y progresista, ayudando a conseguir reafirmar el proyecto socialista a la vanguardia de la sociedad española al menos una década más”.
El PSC celebra su 14 congreso entre los días 13 y 15 de este mes de diciembre. Serán tres días en los que, por primera vez en muchos años, los socialistas catalanes se liberarán de complejos y detallarán las propuestas que ponen en la mesa a los ciudadanos de Cataluña. En esta explosión de audacia tiene mucho que ver la sensación que reina en las filas socialistas de que muchos votos que se les habían escapado y que se habían arrimado a Ciudadanos pueden volver ahora a su espectro natural.